Republicanos y dem¨®cratas cierran un acuerdo presupuestario sin decidir el futuro de los ¡®dreamers¡¯
El pacto ofrece dos a?os de estabilidad al Gobierno federal y aumenta el techo de gasto en 300.000 millones, pero deja a los j¨®venes inmigrantes bajo la amenaza de deportaci¨®n
La paz se hizo entre republicanos y dem¨®cratas. Y tuvo un coste. En un gesto al borde del abismo, ambos partidos cerraron hoy un acuerdo presupuestario en el Senado que aumenta el techo de gasto en 300.000 millones de d¨®lares durante dos a?os. El pacto, que debe ser refrendado en la C¨¢mara de Representantes, permite evitar otro cierre de la Administraci¨®n federal, pero deja a los dreamers, cuyo futuro los dem¨®cratas hab¨ªan prometido salvar, bajo la amenaza de deportaci¨®n.
El reloj corr¨ªa otra vez en contra. El jueves a medianoche terminaba el plazo para prorrogar los fondos federales. El ¨²ltimo desacuerdo, en enero, acarre¨® la licencia de 800.000 funcionarios durante 60 horas. Entonces, el principal punto de fricci¨®n fue el destino de los dreamers, los inmigrantes sin papeles que llegaron a Estados Unidos siendo menores y cuya cobertura legal, por orden del presidente Donald Trump, acaba el 5 de marzo.
Para salvar el escollo, los dos partidos forjaron una propuesta de m¨ªnimos. Prorrogaban la financiaci¨®n hasta el 8 de febrero y se compromet¨ªan a cerrar un acuerdo migratorio. Era una forma provisional¨ªsima de conciliar los intereses de la Casa Blanca con los de los dem¨®cratas, y conseguir as¨ª la mayor¨ªa cualificada (60 votos sobre 100) que se requer¨ªa en el Senado, donde los conservadores disponen de 51 esca?os. La oferta fue presentada por la oposici¨®n no como una capitulaci¨®n, sino como el inicio del gran debate.
Ahora, a punto de cumplirse el plazo, ambas partes han encontrado la soluci¨®n dejando fuera justo aquello que iba a centrar la discusi¨®n: los dreamers. Su futuro, a menos de un mes de que venza el programa que les da permiso para trabajar, vuelve a ser oscuro. Trump, quien lleg¨® a decir el martes que le ¡°encantar¨ªa¡± un cierre de la Administraci¨®n si no se cumpl¨ªan sus exigencias, pide 25.000 millones para construir el muro con M¨¦xico a cambio de darles protecci¨®n. Una demanda inasumible para los dem¨®cratas y que, para sorpresa de muchos correligionarios, les ha llevado a sortearla en el Senado.
Eliminada esta espinosa cuesti¨®n, ambas fuerzas han logrado un acuerdo fluido, que pone fin a una larga tradici¨®n de renovaciones temporales y que, a juzgar por sus primeras declaraciones, sit¨²a como vencedores a ambos contendientes. ¡°Esto es un ¨¦xito del bipartidismo¡±, afirm¨® el l¨ªder dem¨®crata en el Senado, Chuck Schumer. ¡°Hemos trabajado duramente para lograr un pacto que beneficie al pueblo americano¡±, remach¨® su hom¨®logo republicano, Mitch McConnell.
El compromiso tiene dos atractivos. El primero es que acaba con la provisionalidad presupuestaria. V¨ªctimas de los vaivenes negociadores, las pr¨®rrogas hab¨ªan abierto un ciclo de inestabilidad que condujeron al cerrojazo administrativo del pasado 20 de enero. Una experiencia de la que salieron escaldadas ambas formaciones. La segunda ventaja del pacto es que aumenta el techo de gasto en casi 300.000 millones en dos a?os. 165.000 millones ir¨¢n a gasto militar, y otros 131.000 millones, a otros apartados, entre ellos infraestructuras (20.000 millones), crisis de los opioides (6.000 millones), salud infantil (5.800 millones) y veteranos (4.000 millones). Unas partidas largamente reclamadas por ambas fuerzas y que en un a?o de confrontaci¨®n electoral les permiten quitarse un peso de encima.
Pero todas estas bondades quedan eclipsadas por un fracaso evidente: no se ha dado soluci¨®n a dreamers. Y esta falla puede acabar siendo letal para el pacto. La l¨ªder de los dem¨®cratas en la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi, horas antes de que se conociera el acuerdo, anunci¨® que no apoyar¨ªa ning¨²n texto que no salvara a este colectivo de migrantes de la deportaci¨®n. Un bloqueo de la minor¨ªa dem¨®crata en la C¨¢mara Baja no implica el fin del acuerdo. Ah¨ª solo se requiere mayor¨ªa absoluta para hacer prosperar una iniciativa de este tipo, pero dada la eventual deserci¨®n de republicanos contrarios a un aumento del gasto p¨²blico, las posibilidades de naufragio no han desaparecido del todo.
Para conjurar este peligro, la Casa Blanca respald¨® p¨²blicamente el compromiso, y el l¨ªder conservador en el Congreso, Paul Ryan, prometi¨® una ley espec¨ªfica sobre la cuesti¨®n migratoria. Esa norma que 1,8 millones de dreamers esperan desde hace a?os.
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