Gotas de agua en el oc¨¦ano
2.100 millones de personas carecen de acceso al suministro h¨ªdrico. Los programas de cooperaci¨®n tratan de paliar m¨ªnimamente el problema
La falta de acceso al agua potable y a un saneamiento digno lastra el desarrollo de las comunidades m¨¢s desfavorecidas del planeta. Sin poder llegar a este suministro b¨¢sico, los programas contra la pobreza o en favor de una alimentaci¨®n segura carecen de efectividad. En pleno siglo XXI la ONU calcula que 2.100 millones de personas no tienen agua apta para el consumo y que 4.500 millones carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura. Algunas empresas han creado programas especiales para intentar aportar soluciones y extender la concienciaci¨®n ante el problema. El grupo Ferrovial, por ejemplo, tiene en marcha el proyecto Infraestructuras Sociales para acercar el agua potable a comunidades de ?frica y Am¨¦rica. Dentro de este marco, ayer la compa?¨ªa firm¨® el acuerdo de colaboraci¨®n con varias ONG internacionales seg¨²n el cual este a?o destinar¨¢ 500.000 euros a proyectos en Colombia, Per¨² y Tanzania.
Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, e ??igo Meir¨¢s, consejero delegado, se reunieron con Jos¨¦ Luis Leal, presidente de Acci¨®n contra el Hambre; Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas; Robert Good, presidente del patronato de Save the Children y Manuel G¨®mez Gal¨¢n, director general de CIDEAL, para hacer efectivo el acuerdo. Tambi¨¦n particip¨® Javier Senent, presidente de Cruz Roja, entidad con la que Ferrovial colaborar¨¢, dentro del territorio nacional, en la rehabilitaci¨®n de comedores sociales y almacenes de alimentos.
Los proyectos de 2018
San Juan de Urab¨¢ es una peque?a localidad en la costa caribe?a de Colombia. En el barrio de Siete Vueltas 2.000 personas no disponen de agua potable de forma continuada. Ferrovial, en colaboraci¨®n con CIDEAL, acondicionar¨¢ este a?o fuentes p¨²blicas y construir¨¢ un dep¨®sito de agua, adem¨¢s de una planta potabilizadora. Tambi¨¦n en Colombia, en el departamento de Santander, 400 personas esperan la instalaci¨®n de una planta de tratamiento de agua. Llegar¨¢ gracias a la colaboraci¨®n con Acci¨®n contra el Hambre.
La asociaci¨®n de Save the Children y el grupo de infraestructuras renovar¨¢ la canalizaci¨®n de agua en San Juan de Lurigancho, una poblaci¨®n de Lima de 9.500 personas, en su mayor¨ªa ni?os y j¨®venes. A la mejora de las cinco cisternas con las que ya cuentan, se suma un tanque e inodoros. Aqu¨ª la urgencia es terminar con las muertes asociadas al consumo de agua contaminada. Para eso tambi¨¦n se promover¨¢ la higiene.
En la comunidad rural de Lwangu, en Tanzania viven 3.000 habitantes. Las mujeres y ni?os caminan todos los d¨ªas tres kil¨®metros para llegar a la fuente de agua m¨¢s cercana. Esta ni siquiera es apta para el consumo humano, con lo que abundan las enfermedades derivadas de su contaminaci¨®n. Con la ayuda de Manos Unidas, se va a acercar el agua a trav¨¦s de un sistema de gravedad y se impartir¨¢n talleres para su potabilizaci¨®n
En total se beneficiar¨¢n 15.000 personas. La empresa no se limita a entregar el dinero a las entidades, sino que trabaja con ellas sobre el terreno. Lo hace a trav¨¦s del voluntariado de sus propios empleados, que aportan su conocimiento desde Espa?a y en las zonas de trabajo. Elena Mart¨ªnez acaba de volver de Colombia, donde ha hecho una visita de diagn¨®stico para instalar una planta potabilizadora que suministrar¨¢ agua a 300 personas. Ella es gestora de talento en la compa?¨ªa y su labor ha sido la de recopilar datos sobre el contexto previo a la puesta en marcha de la planta. All¨ª los animales se ba?an en la misma alberca de la que la poblaci¨®n coge agua para cocinar, beber y lavarse. ¡°Hay que asegurarse de que las acciones que se desarrollan son las adecuadas para ellos; el proyecto no tendr¨ªa ¨¦xito si no nos aseguramos de que esa comunidad va a hacer buen uso del agua¡±.
Los voluntarios inciden primero en la sensibilizaci¨®n de la poblaci¨®n sobre el problema, con la promoci¨®n de la higiene, ya que, como explica Mart¨ªnez, en muchos casos no son conscientes de las enfermedades asociadas al agua contaminada. ¡°No acuden a la enfermera cuando tienen diarreas porque est¨¢n acostumbrados y muchos se medican solos¡±. Pero adem¨¢s, es imprescindible la capacitaci¨®n, que la propia comunidad sea la que gestiona el agua. ¡°Es un sistema que ellos mismo van a tener que establecer: qu¨¦ consumo hace cada uno, qu¨¦ cuota se va a cobrar, organizarse, saber qui¨¦n va a llevar al d¨ªa el sistema de filtros y mantenimiento de la planta¡¡±
La ¡°apropiaci¨®n¡± del proyecto por parte de los locales es la clave del ¨¦xito, seg¨²n indica Gonzalo Sales, responsable del programa Infraestructuras Sociales. Sales desecha la idea de una ¡°antigua cooperaci¨®n¡± en la que los donantes dan dinero y se despreocupan, decidiendo adem¨¢s cu¨¢les son las necesidades de los beneficiarios: ¡°Hay que dejar que ellos expresen sus prioridades; lo importante es que la comunidad aprecie el proyecto, que la ONG tenga una buena relaci¨®n con ellos y que lo que nosotros aportemos sea valorado y aprendido para hacer un buen uso del mantenimiento de los sistemas¡±.
Cada proyecto tiene 12 meses para hacerse efectivo, pero la labor no termina ah¨ª. Durante los siguientes tres a?os los empleados de la compa?¨ªa realizan un viaje anual para certificar que las instalaciones siguen funcionando y llevar a cabo los ajustes necesarios. ¡°Somos supercautelosos porque normalmente ni en la cooperaci¨®n tradicional hay un seguimiento tan riguroso y cercano de los proyectos¡±, considera Sales, que a?ade que est¨¢n desarrollando una metodolog¨ªa de medici¨®n de impacto social de los proyectos.
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