Breve historia electoral de M¨¦xico
Acerca de la necesidad de la segunda vuelta
Breve por ser una historia de solo tres d¨¦cadas y contada en menos de 800 palabras. Comienza con la elecci¨®n de 1988, cuando un grupo disidente del PRI le desafi¨® y compiti¨® de igual a igual. Las cr¨®nicas de la ¨¦poca dijeron que Corriente Democr¨¢tica, luego PRD, hab¨ªa ganado. Se habl¨® de fraude, lo cual era la costumbre del PRI a efectos de vencer por una abrumadora mayor¨ªa, pero ahora fue necesario para llegar a Los Pinos.
Salinas de Gortari asumi¨® la presidencia aquel diciembre con media C¨¢mara de Diputados vac¨ªa. Jam¨¢s hab¨ªa sucedido algo semejante. El poder presidencial diluido, desde el mismo comienzo del sexenio, deb¨ªa leerse como el s¨ªntoma de algo m¨¢s profundo: la erosi¨®n del r¨¦gimen de partido hegem¨®nico, aquel autoritarismo benigno del PRI. Ya no alcanzaba con la legitimidad originaria de la revoluci¨®n. Dicha legitimidad ahora deb¨ªa nacer del voto, de una elecci¨®n libre y justa.
T¨¦cnicamente, all¨ª comenz¨® la transici¨®n democr¨¢tica mexicana. En 1990 fue aprobada la legislaci¨®n que cre¨® el Instituto Federal Electoral. El IFE, hoy INE, fue dise?ado como un ente pol¨ªticamente aut¨®nomo y neutral, provisto de las recursos t¨¦cnicos necesarios para administrar el proceso electoral en toda su extensi¨®n, desde empadronar ciudadanos hasta contar los votos.
Debe reconocerse que la elite priista tuvo un importante grado de lucidez. Ante lo inevitable, fue capaz de sacrificar una parte del poder para no perderlo todo; comparti¨¦ndolo, esto es, principio fundante de la democracia. La democracia tambi¨¦n necesita de los conversos.
El PRI gan¨® en 1994 pero perdi¨® la elecci¨®n de 2000, 36 a 42%, reconociendo la derrota y transfiriendo el poder pac¨ªficamente a Vicente Fox del PAN. Concluyeron de este modo setenta a?os de hegemon¨ªa. Fue un hecho hist¨®rico, el surgimiento de una democracia sin mayor¨ªas permanentes y verdaderamente competitiva.
Es decir, sin mayor¨ªas y punto. Ello se vio en la elecci¨®n de 2006. Calder¨®n, del PAN, derrot¨® a L¨®pez Obrador, entonces del PRD, por medio punto, 35.89 a 35.31%. El PRI, tercero, obtuvo 22%. Ese fue el resultado oficial. Los seguidores de L¨®pez Obrador dicen hasta el d¨ªa de hoy que hubo fraude, una crisis que puso en jaque a todo el sistema electoral.
En 2012 el PRI regres¨® con la victoria de Pe?a Nieto sobre L¨®pez Obrador por 38 a 31%, con el PAN detr¨¢s con 25% y con un cuarto candidato, Gabriel Quadri de Nueva Alianza, con apenas 2,30% pero que en alg¨²n momento hab¨ªa cruzado la barrera de 10% en las encuestas.
En la elecci¨®n de este a?o habr¨¢ m¨¢s partidos compitiendo. El partido de L¨®pez Obrador, Morena, es una escisi¨®n del PRD, m¨¢s el partido Verde, en coalici¨®n con el PRI, y el surgimiento de varias candidaturas independientes. Las encuestas muestran a L¨®pez Obrador liderando con 30%, seguido de Meade del PRI y Anaya de la alianza formada por el PAN y el PRD con 23% cada uno.
Se consolida as¨ª un sistema de tres tercios con tendencia natural al empate y en proceso de mayor fragmentaci¨®n. Lo cual quiere decir que se consolida una democracia inestable, ergo, con escasa capacidad de gobernar y riesgo de baja legitimidad. Desde la elecci¨®n de 2006, ning¨²n presidente lleg¨® al poder con m¨¢s del 38% de los votos, y probablemente as¨ª sea la elecci¨®n del 1ro. de julio pr¨®ximo.
La gran pregunta es porqu¨¦ M¨¦xico no tiene un sistema electoral franc¨¦s de doble vuelta, el ballotage. En un presidencialismo con partidos m¨²ltiples y fragmentaci¨®n, la doble vuelta es la herramienta m¨¢s efectiva para construir consensos. Es un mecanismo cuasi-parlamentario por el cual, en el per¨ªodo entre la primera vuelta y la segunda, se construyen coaliciones, se discuten programas, e inclusive se negocian puestos en el gabinete para pol¨ªticos extra-partidarios.
Es decir, se obliga a todos los partidos a invertir en la estabilidad del futuro gobierno. En un presidencialismo de coalici¨®n, caracter¨ªstico de Am¨¦rica Latina, la doble vuelta es esencial para fortalecer una f¨®rmula pol¨ªtica que, de otro modo, ser¨ªa intr¨ªnsecamente fr¨¢gil. El ganador del ballotage obtiene m¨¢s de la mitad de los votos.
Volviendo a la pregunta de porqu¨¦ M¨¦xico no posee dicha regla electoral, el saber popular dice que el PRI nunca la habr¨ªa impulsado, ya que ser¨ªa un mecanismo por el cual siempre ser¨ªa derrotado en la segunda vuelta. Pues hoy, parad¨®jicamente, el ballotage servir¨ªa para evitar lo que el PRI y el PAN tanto temen: la victoria de L¨®pez Obrador.
Pero quien gane es lo de menos. Quien sea, asumir¨¢ en minor¨ªa. La moraleja de esta breve historia es que con miradas de corto plazo y ego¨ªsmo jam¨¢s se construye instituciones. Y sin instituciones efectivas se perpet¨²a la inestabilidad.
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