B¨¦lgica regala pastillas de yodo para protegerse de un accidente nuclear
Las farmacias distribuyen el medicamento gratuitamente desde hoy en todo el pa¨ªs
El jarabe para la tos. El paracetamol para la gripe. Y las pastillas de yodo para el accidente nuclear. El botiqu¨ªn de los belgas tiene desde este martes un nuevo componente. El plan de seguridad nuclear puesto en marcha por el Gobierno incluye a partir de hoy la disponibilidad gratuita en farmacias de pastillas de yodo en un radio de 100 kil¨®metros en torno a cada central, lo que en el quinto estado m¨¢s peque?o de la UE significa que en la pr¨¢ctica, todas las farmacias del pa¨ªs regalan las p¨ªldoras al que las solicite. Hasta ahora, su posesi¨®n solo llegaba a ser habitual en municipios aleda?os a los reactores.
Seg¨²n las autoridades m¨¦dicas, sirven para prevenir el c¨¢ncer de tiroides en caso de fuga radiactiva, y son especialmente necesarias para menores y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. Pueden seguir siendo efectivas durante una d¨¦cada, y deben tomarse en las 12 horas posteriores a un escape. Con el estreno en la distribuci¨®n de yodo, las farmacias belgas han amanecido equipadas de millones de tabletas en todo el pa¨ªs para cubrir la demanda. Para obtenerlas, cada ciudadano debe entregar su documento de identidad, que ser¨¢ registrado para evitar que se haga un acopio excesivo e innecesario de tabletas.
"Han venido m¨¢s de diez personas durante la ma?ana. Preguntaban c¨®mo tomarlo, los grupos de riesgo y por qu¨¦ la distribuyen ahora", cuenta Dimitrova Jeni, que atiende al p¨²blico en una farmacia del barrio europeo. Este martes dispensa yodo por primera vez, y han recibido unas 250 cajas con opci¨®n a pedir m¨¢s cuando se acaben. Frente a ella, un funcionario comunitario que prefiere guardar el anonimato extiende su documentaci¨®n para hacerse con la medicaci¨®n. "Temo un accidente o que haya un atentado terrorista contra una central", afirma.
La decisi¨®n de distribuir las pastillas ha devuelto a la actualidad el debate sobre la seguridad at¨®mica. B¨¦lgica cuenta con una infraestructura nuclear envejecida que se ha visto sometida a continuos parones de seguridad. En sus instalaciones se han reparado numerosas fisuras que aunque no han provocado ning¨²n incidente de gravedad, han despertado inquietud en la agencia federal responsable de su control. El pa¨ªs contempla el cierre en 2025 de sus dos grandes centrales, Doel en Flandes y Tihange en Valonia, que juntas representan el 30% de la capacidad de producci¨®n el¨¦ctrica y llevan funcionando desde 1975, pero entretanto, los estados vecinos presionan para acelerar los plazos.
La cercan¨ªa de los reactores a Holanda, Alemania y Luxemburgo ha generado un importante movimiento de protesta en las ciudades fronterizas con B¨¦lgica. La localidad germana de Aquisgr¨¢n es el epicentro de una insistente corriente que lleva a?os pidiendo su desmantelamiento, cuyo acto principal tuvo lugar en junio con una cadena humana de m¨¢s 50.000 personas que se extendi¨® a lo largo de 80 kil¨®metros, la distancia que separa la central belga de Tihange de la ciudad. Como ahora hace B¨¦lgica, toda una serie de territorios cercanos a las instalaciones ha tomado medidas de protecci¨®n sanitaria. Aquisgr¨¢n inici¨® en septiembre el reparto gratuito de yodo ante el temor a un desastre nuclear. Luxemburgo, tambi¨¦n vecino de las obsoletas centrales belgas, anunci¨® el pasado a?o que 182.000 personas hab¨ªan retirado sus comprimidos desde 2014. Y Holanda llen¨® sus estanter¨ªas en 2016 con un pedido de 15 millones de p¨ªldoras.
Las autoridades de los pa¨ªses fronterizos han transmitido al Gobierno belga esa incertidumbre ciudadana. Alemania y Luxemburgo han llegado a plantear el cierre de las plantas, y Holanda y Francia han manifestado su preocupaci¨®n por la falta de garant¨ªas de seguridad. Pero la actividad de las nucleares no solo preocupa entre sus vecinos. Hace poco m¨¢s de una semana el Ayuntamiento de Lieja aprob¨® una moci¨®n para pedir el cierre inmediato de Tihange 2, el reactor m¨¢s cercano a la ciudad y uno de los m¨¢s antiguos.
La tragedia de Fukushima reabri¨® el debate tambi¨¦n en la Uni¨®n Europea, cuyos miembros no mantienen una posici¨®n ¨²nica sobre el futuro de esta tecnolog¨ªa. Alemania, la mayor econom¨ªa de la UE, se ha comprometido a suprimirla en 2022. Francia, la gran potencia at¨®mica europea, planea cerrar 17 de sus 58 centrales antes de 2025. El horizonte belga de apag¨®n nuclear se prev¨¦ para ese mismo a?o, aunque algunos partidos y organismos ponen en duda que la fecha sea realmente viable por dos razones: su coste y el impacto sobre los objetivos de emisiones no contaminantes. Mientras llega el momento de echar el candado, el Gobierno belga extrema la prevenci¨®n. Si en un principio estableci¨® limitar la distribuci¨®n gratuita de yodo a un radio de 20 kil¨®metros de cada reactor, desde este martes ha universalizado el acceso al medicamento antinuclear.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.