D¨ªaz-Canel, el ortodoxo que no hace ruido
El sustituto de Ra¨²l Castro no es un m¨¢rtir por la libertad de Cuba ni el pluripartidismo
Los gobierno y sociedades que reclaman una transici¨®n democr¨¢tica en Cuba, desear¨ªan que el nuevo presidente, Miguel D¨ªaz-Canel, fuera un ap¨®stata, que jurara en falso. Toda la Uni¨®n Europea y la mayor¨ªa de la Asamblea General de la ONU aplaudir¨ªan que el ingeniero de 57 a?os que sustituye a Ra¨²l Castro al frente de las Fuerzas Armadas y los consejos de Estado y de Ministros, prometiera respetar los principios fundamentales de la revoluci¨®n de 1959, y progresivamente abjurase de ellos: que fuera el Adolfo Suarez antillano pilotando una transici¨®n hacia el pluralismo. Observando el gesto adusto del discreto apparatchik, su car¨¢cter, incompatible con los atrevimientos pol¨ªticos, y una trayectoria ortodoxa en el Partido Comunista (PCC), no es previsible la apostas¨ªa.
Nacido el 20 de abril de 1960 en Placetas, provincia de Villa Clara, bisnieto de un asturiano de Castropol, casado dos veces y con dos hijos de su primer matrimonio, Miguel Mario D¨ªaz-Canel templ¨® ideolog¨ªa en las juventudes comunistas. Entre 1994 y 2003 fue secretario del partido en la provincia de Villa Clara, pero los comandantes de la Sierra Maestra observaron que ten¨ªa madera de dirigente, que cuadraba con el perfil adecuado para liderar, en su d¨ªa, un relevo generacional confiable. Le gustaban los Beatles y la revoluci¨®n. Se convirti¨® en un cuadro bendecido por el sanedr¨ªn del r¨¦gimen, apadrinado por su mandam¨¢s, por Ra¨²l Castro.
Su ascensi¨®n a los cielos del r¨¦gimen fue r¨¢pida, casi mete¨®rica. El general lo incorpor¨® en 2003 al bur¨® pol¨ªtico del PCC, donde se toman, cuecen, las decisiones importantes, y sigui¨® su formaci¨®n como secretario del partido en la provincia de Holgu¨ªn. Seis a?os despu¨¦s, es convocado al palacio para comunicarle su nombramiento como ministro de Educaci¨®n. En 2012, nuevo salto hacia arriba: vicepresidente del Consejo de Ministros. Un a?os despu¨¦s, el m¨¢ster en gobernanza revolucionaria y el siglo XXI se completa con el cargo de vicepresidente del Consejo de Estado.
No es un pipiolo en asuntos org¨¢nicos, sabe de intrigas, y hay quien le tiene por intrigante, ni parece hombre quebradizo porque de haberse sospechado que lo era otro ser¨ªa su destino. Dirigentes que parecieron haberse dejado tentar por los cantos de sirena de quienes les animaban acelerar la democracia en Cuba, contin¨²an en el ostracismo, viviendo de la caridad revolucionaria. Carlos Aldana, Carlos Lage, Felipe P¨¦rez Roque, y otros ministros y vicepresidentes, que fueron contertulios de los hermanos Castro durante muchos a?os, cayeron en desgracia cuando se les sorprendi¨® coqueteando con las democracias occidentales, con "las mieles del poder", seg¨²n explic¨® en su d¨ªa Fidel Castro. El castigo de Lage, de 65 a?os, otrora vicepresidente del Consejo de Estado, fue relativamente digno: consisti¨® en encargarle la campa?a contra el mosquito Aedes aegypti en un policl¨ªnico en un municipio habanero. Otros no tuvieron esa suerte.
D¨ªaz-Canel es de otra pasta. No es un advenedizo, ni un improvisado, ni un m¨¢rtir por la libertad de Cuba y el pluripartidismo. Su hoja de ruta hacia el futuro est¨¢ por ver, pero la recorrida en los circuitos del partido y las instituciones no permite aventurar en sus planes ni traiciones a la causa, ni propuestas por libre. Ha prosperado sin correr, sin iniciativas heterodoxas porque no hac¨ªa falta, su destino estaba marcado. Se movi¨® con un perfil bajo, como le recomendaron sus padrinos, y el recuerdo de compatriotas que llegaron muy alto, pero fueron defenestrados de un d¨ªa para otro.
Nunca se desvi¨® de los dogmas ideol¨®gicos, ni se le conocen propuestas reformistas temerarias. El pasado 11 de marzo, durante las elecciones para diputados de la Asamblea Nacional (Parlamento) rindi¨® homenaje a la ¡°generaci¨®n hist¨®rica que nos ha conducido y que forj¨® la revoluci¨®n¡±. Deber¨¢ convivir con varios octogenarios fundacionales, comandantes de la Sierra Maestra y de los viejos preceptos.
El discurso de D¨ªaz-Canel ha sido ortodoxo, previsible, adscrito al imperativo de siempre: ¡°Con la revoluci¨®n todo, contra la revoluci¨®n, nada¡±. Quienes incumplieron el mandamiento o lo interpretaron a su manera acabaron en el exilio, la c¨¢rcel o en tierra de nadie. Apenas implicado en el activismo pol¨ªtico, no ha dudado en salir al paso de los digitales que considera hostiles, calificados de herramientas contrarrevolucionarias, socialdem¨®cratas, que en la nomenclatura del partido es parecido. Lo subray¨® en un v¨ªdeo difundido en Internet en 2017 que recog¨ªa un reuni¨®n del PCC. Se le vio arremetiendo contra los ¡°proyectos subversivos¡± supuestamente promovidos por portales de prensa independientes, y contra las fuerzas ocultas que pretenden aupar al medio mill¨®n de emprendedores cubanos hasta convertirlos en quintacolumnistas.
El nuevo jefe de gobierno, con el acompa?amiento de Ra¨²l Castro en la secretaria general del PCC, mantendr¨¢n bloqueada la apertura pol¨ªtica, y sofocar¨¢n cualquier intentona para forzarla. El objetivo com¨²n es el bienestar social sin apertura pol¨ªtica, con el PCC al mando sin competencia, y las reformas econ¨®micas para captar inversi¨°n extranjera, y desmantelar poco a poco las paquid¨¦rmicas y ruinosas empresas estatales. Su primer reto ser¨¢ la unificaci¨®n monetaria, una sola moneda convertible, equiparable al d¨®lar.
D¨ªaz-Canel envidia el desarrollo vietnamita y parece dispuesto a seguir su senda. Podr¨¢ intentarlo durante un m¨¢ximo de dos mandatos, diez a?os. Hasta 2021, Ra¨²l Castro le observar¨¢ desde la c¨²spide del partido, atento a su desempe?o, concediendo tiempo y confianza.
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