Europa se prepara para el peor escenario de guerra comercial con Estados Unidos
Bruselas no descarta que Trump ampl¨ªe las exenciones, pero tampoco que suba las tarifas
Europa est¨¢ lista para el peor de los escenarios: una guerra comercial con Estados Unidos. La UE se impacientaba este lunes a la espera de la decisi¨®n final de Donald Trump, que ha hecho bandera de la imprevisibilidad y podr¨ªa anunciar una subida arancelaria para el acero y el aluminio europeo. Bruselas no descarta que ampl¨ªe las exenciones, pero tampoco que suba las tarifas, incluso solo a algunos pa¨ªses ¡ªcon Alemania muy preocupada al respecto¡ª para provocar fracturas en la UE. ¡°Somos pacientes pero estamos preparados para reaccionar¡±, explic¨® el lunes un portavoz del Ejecutivo comunitario.
La extra?a querencia del capitalismo financiero por provocar una crisis tras otra se bautiz¨® en EE UU como ¡°exuberancia irracional¡±, pero esa es a d¨ªa de hoy la mejor definici¨®n de las pol¨ªticas de Trump. Europa est¨¢ a la espera. Trump decidir¨¢ en las pr¨®ximas horas. Y ante la irracional exuberancia que le caracteriza no se puede descartar que ampl¨ªe las exenciones a las subidas arancelarias del acero y el aluminio europeo, aunque Bruselas baraja todos los escenarios con cautela y tiene el dedo en el gatillo por si hay malas noticias. Las fuentes consultadas explicaban el lunes que Trump podr¨ªa ampliar las exenciones hasta el verano, pero no descartaban una subida de tarifas para algunos productos, incluso para solo algunos pa¨ªses, que activar¨ªa la reacci¨®n europea y supondr¨ªa un paso decisivo hacia una incierta guerra comercial.
Europa es extremadamente fr¨¢gil ante las amenazas de Trump. Alemania lleva a?os de pol¨ªticas mercantilistas que han elevado su super¨¢vit comercial al 9% del PIB, pese a los continuos avisos de Washington. Y Berl¨ªn recet¨® a todo el continente una salida de la crisis basada en las exportaciones: el super¨¢vit comercial de la UE es ya muy abultado, y hace que la recuperaci¨®n europea sea extremadamente sensible a las medidas proteccionistas.
La obsesi¨®n de Bruselas es conservar a toda costa la siempre inestable unidad europea, que depende en buena medida de las buenas relaciones entre la canciller alemana Angela Merkel y el presidente franc¨¦s Emmanuel Macron. Trump ha elegido el momento adecuado: Macron puede empezar a estar molesto por las reticencias de Merkel a aprobar reformas para el euro, y si eso no cambia podr¨ªa bloquear las iniciativas alemanas para evitar la guerra comercial con Estados Unidos. Berl¨ªn ha puesto sobre la mesa un TTIP light: un acuerdo comercial UE-Estados Unidos que suavice la tensi¨®n con rebajas arancelarias. Pero Trump no ha mostrado, de momento, el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s, y en cambio ha amagado con exigir a los socios europeos medidas dif¨ªciles de aceptar para no hacer efectiva su amenaza de subir aranceles.
Opciones diplom¨¢ticas
Consciente de que cualquier cosa es posible, Europa est¨¢ lista para reaccionar. Anoche apuraba las opciones diplom¨¢ticas posibles, con una conversaci¨®n de ¨²ltima hora entre la comisaria Cecilia Malmstr?m y el secretario de comercio de EE UU, Wilbur Ross. El mundo entero examinar¨¢ con lupa la respuesta europea: Corea del Sur acept¨® hace semanas las exigencias de EE UU, que ha fijado l¨ªmites a las exportaciones coreanas. Washington puede reclamar lo mismo a la UE. Es poco probable que Bruselas entre en ese juego: la Comisi¨®n, consciente de que supondr¨ªa un extraordinario signo de debilidad, argumenta que las cuotas van contra las reglas de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC).
¡°Nosotros tambi¨¦n podemos ser est¨²pidos¡±, dijo hace poco el jefe de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, ante la posibilidad de que la UE se embarque en una guerra comercial que va contra su naturaleza. Bruselas ha dise?ado una estrategia para golpear donde m¨¢s duele, con medidas de represalia que supondr¨ªan subidas arancelarias sobre las exportaciones de zumo de naranja de Florida, las ventas de motos Harley-Davidson ¡ªproducidas en Wisconsin¡ª o el bourbon de Kentucky, tres de los feudos republicanos. El siguiente movimiento es absolutamente impredecible trat¨¢ndose de Trump, pero la Casa Blanca ha amenazado con subir los aranceles de los coches de lujo para desesperaci¨®n de Alemania.
El show est¨¢ a punto de empezar: China y la UE amenazan con medidas de represalia y tan solo la entrada en ese territorio ya ser¨ªa una suerte de victoria pol¨ªtica de Trump, que desde la campa?a electoral estadounidense ha lanzado mensajes antiglobalizaci¨®n. Si EE UU opta finalmente por aplicar aranceles del 25% a las importaciones europeas de acero y del 10% a las de aluminio, la respuesta europea ser¨¢ triple. Uno: aplicar las citadas subidas a una serie de productos estadounidenses, como los vaqueros, el bourbon o el tabaco. Dos: imponer medidas de salvaguardia para evitar la entrada de acero y aluminio a la UE procedentes de terceros pa¨ªses. Y tres: llevar el caso a la OMC.
Con el estilo fanfarr¨®n que le llev¨® a la Casa Blanca, Trump ni siquiera pesta?ea ante esa posibilidad y se limita a acusar a los europeos de ¡°querer aprovecharse de EE UU¡±. Pero no ser¨ªa el primer presidente norteamericano en jugar a la guerra comercial: todos los inquilinos del Despacho Oval desde Jimmy Carter han impuesto medidas proteccionistas, a menudo sobre el acero. Esta vez, sin embargo, Washington apunta m¨¢s alto: amenaza con torpedear el libre comercio.
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