Cuatro horas sin Starbucks por un taller antirracial
Cerca de 8.000 locales de la cadena de cafeter¨ªas cierran para impartir a sus 175.000 empleados un cursillo contra los prejuicios y la discriminaci¨®n racial
Miles de cafeter¨ªas de Starbucks cerrar¨¢n a lo largo del d¨ªa sus puertas durante cuatro horas por todo Estados Unidos para impartir un curso de igualdad racial a sus empleados. La cadena estuvo siempre a la vanguardia en el mundo corporativo al abordar cuestiones sociales que preocupan a sus clientes. Pero aunque los leales de sus caf¨¦s aplauden el gesto, se?alan que los prejuicios raciales no se resolver¨¢n tan f¨¢cil. ¡°Estas cosas deber¨ªan hacerse todos los d¨ªas¡±, comenta una clienta, "son de sentido com¨²n".
El taller contra la intolerancia tiene origen en el arresto de dos personas negras hace un mes en Filadelfia. El encargado del local llam¨® a la polic¨ªa porque uno de los hombres estaba dentro sin consumir y se negaba a abandonar la cafeter¨ªa. El incidente se hizo viral en las redes sociales y las protestas se desataron por todo el pa¨ªs. Los directivos de Starbucks se disculparon personalmente y dejaron claro que lo sucedido no representaba ni la misi¨®n ni los valores de la compa?¨ªa.
El entrenamiento antirracial, seg¨²n explic¨® el encargado de uno de los locales en el barrio neoyorquino del Upper West Side, arrancar¨¢ mostrando un v¨ªdeo a los empleados que incluyen comentarios de los ejecutivos de la cadena y del rapero Common. Despu¨¦s se dividir¨¢n en peque?os grupos para que puedan debatir sobre la experiencia del d¨ªa a d¨ªa con cuestiones raciales. ¡°Se trata de discutir sobre c¨®mo podemos lograr que la gente se sienta bien recibida¡±, a?ade.
Howard Schultz, presidente ejecutivo de la cadena, convirti¨® la experiencia de tomar caf¨¦ en un poderoso negocio. Su visi¨®n pasaba por crear un nuevo espacio entre la casa y el trabajo en el que la gente pudiera socializar. Starbucks opera actualmente m¨¢s de 8.000 locales por todo los Estados Unidos, que visitan 100 millones de personas cada semana. El cierre en Nueva York estaba programado entre las dos y las seis de la tarde, hora local en la costa Este.
¡°Es lo correcto¡±, comentaba un cliente al salir de la cafeter¨ªa rumbo hacia el metro al valorar la acci¨®n de la compa?¨ªa, ¡°?por qu¨¦ no se puede tener una pol¨ªtica de puertas abiertas?¡±. Otra leal de cadena insiste en que ¡°este tipo de situaciones al final nos ayudan a conocernos mejor los unos a los otros¡±. El cliente de Starbucks suele ser progresista e inclusivo, por lo que la respuesta tiene un claro beneficio para la cadena a la hora de preservar su reputaci¨®n y disipar la pol¨¦mica.
En la nota colgada en la puerta dirigida a los clientes del local, que firma el propio Schultz y que se puede encontrar tambi¨¦n en su portal electr¨®nico, se insiste por eso en que con esta jornada de formaci¨®n busca demostrar que puede hacer las cosas de otra manera. Sus caf¨¦s, asegura el ejecutivo, deben ser un lugar ¡°confortable y seguro¡± en el que cualquiera pueda ¡°sentarse, leer, reunirse con otras personas, quedar, debatir, discutir o simplemente relajarse¡±.
¡°El incidente¡±, insiste Schultz, ¡°no hizo reflexionar sobre todas las formas de discriminaci¨®n, sobre el papel que desempe?an nuestros locales en la comunidad y sobre nuestra responsabilidad a la hora de asegurar que nada como esto vuelva a suceder en un Starbucks¡±. Cerca de 175.000 empleados en todo el pa¨ªs impartir¨¢n el cursillo en esta jornada. La idea es que esta conversaci¨®n interna contin¨²e y forme parte de la formaci¨®n de sus asalariados.
Pero el debate racial en EE UU nunca es f¨¢cil y la visi¨®n de la que habla Schultz, sin embargo, tiene un riesgo para su negocio. Starbucks atraviesa por un momento complicado. Sus ventas no mejoran y lleg¨® a un tama?o que le puso al borde de la saturaci¨®n. Abrir los locales como quiere el ejecutivo requiere lograr un equilibrio complicado, porque al mismo tiempo puede alienar a sus propios clientes que temen que las cafeter¨ªas dejen de ser tan placenteras.
La pol¨ªtica de puertas abiertas que se anunci¨® tras el incidente en Filadelfia tuvo que ser modificada hace dos semanas, a ra¨ªz de las quejas. Ya no ser¨¢ necesario consumir para sentarse a ver el ordenador port¨¢til en un Starbucks, pero no se podr¨¢ dormir la siesta ni utilizar sus aseos para consumir drogas, fumar o beber alcohol. Tambi¨¦n se aclararon los puntos que instruyen a los empleados a lidiar con personas que pueden crear problemas en sus caf¨¦s.
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