Los derechos humanos, relegados en la cumbre de Kim y Trump
300 ONG han enviado una carta al l¨ªder norcoreano para pedirle reformas y el fin de los abusos
¡°Ning¨²n pa¨ªs ha oprimido a sus propios ciudadanos m¨¢s completa o brutalmente que la cruel dictadura de Corea del Norte¡±. As¨ª se expresaba Donald Trump en su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n en enero de este a?o. Cinco meses m¨¢s tarde, el presidente estadounidense se dispone a reunirse en Singapur con el l¨ªder supremo norcoreano, Kim Jong-un, en un lujoso hotel para tratar sobre desarme nuclear. Ya no llama a su contraparte ¡°hombre cohete¡±, sino ¡°Su excelencia¡±. Y la situaci¨®n de los derechos humanos en el Norte parece que, en el mejor de los casos, solo se tratar¨¢ de refil¨®n.
¡°Vamos a abordarlo¡±, asegur¨® Trump a su marcha de Washington para participar en la cumbre del G7. Pero no precis¨® hasta qu¨¦ punto, y las organizaciones de derechos humanos est¨¢n preocupadas por que el logro de un acuerdo para el desarme norcoreano se anteponga a toda costa al bienestar de las personas.
Un informe de 2014 de la Comisi¨®n de la ONU para los Derechos Humanos sobre la situaci¨®n en Corea del Norte denuncia incluso ¡°cr¨ªmenes contra la humanidad¡± en los campos de trabajo, las prisiones ordinarias y contra los creyentes religiosos y otros grupos considerados subversivos.
¡°Estos cr¨ªmenes contra la humanidad incluyen la exterminaci¨®n, asesinato, esclavitud, tortura, prisi¨®n, violaciones, abortos forzados y otra violencia sexual, persecuci¨®n por motivos pol¨ªticos, religiosos, raciales o de g¨¦nero, el desplazamiento forzados de poblaci¨®n, la desaparici¨®n forzosa de personas y el acto inhumano de causar hambruna prolongada a sabiendas¡±, apunta el documento.
Entre 80.000 y 120.000 personas, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional, se encuentran detenidas en los campos de trabajo para prisioneros pol¨ªticos, donde ¡°se encuentran en riesgo de tortura, trabajos forzados y otros maltratos, as¨ª como de ser ejecutados¡±. Persisten las dificultades para comunicarse con el exterior entre una censura de hierro y la prohibici¨®n de abandonar el pa¨ªs sin permiso de las autoridades. Quienes intentan entrar en contacto con sus familiares fuera puede verse vigilado, hostigado o incluso detenido.
¡°El aumento del di¨¢logo de Corea del Norte con otros pa¨ªses es un paso positivo, pero antes de que el mundo se emocione demasiado hay que recordar que Kim Jong-un sigue al frente del sistema m¨¢s represivo del mundo¡±, ha indicado Brad Adams, director para Asia de Human Rights Watch. ¡°Como el Consejo de Seguridad de la ONU ha reconocido, los abusos de los derechos humanos en Corea del Norte y las amanezcas contra la paz y la seguridad est¨¢n conectados intr¨ªnsecamente, por lo que toda conversaci¨®n sobre seguridad debe incluir los derechos humanos¡±.
Algunos analistas y pol¨ªticos han defendido el silencio como una maniobra t¨¢ctica. En el pasado, Kim Jong-un ha reaccionado con ira a las denuncias sobre los abusos en su pa¨ªs. Sacarlos a relucir ahora, seg¨²n este razonamiento, podr¨ªa poner en peligro todo el proceso de negociaci¨®n.
¡°Estamos a favor de los derechos humanos, siempre lo hemos estado y seguiremos as¨ª, es como somos. Pero si cargamos demasiado y se intenta resolver todo al mismo tiempo, creo que entonces encaminamos esto al fracaso¡±, ha dicho esta semana en el Congreso de EE UU el senador republicano James Risch.
Es una opini¨®n que el relator de la ONU para derechos humanos en Corea del Norte, Tom¨¢s Ojea Quintana, rechaza. Si los derechos humanos se ponen sobre la mesa y Corea del Norte acepta ese di¨¢logo, ¡°ser¨ªa una se?al hacia los distintos Estados interesados, la comunidad internacional, de que el compromiso de Corea del Norte es serio, completo y responsable¡±. Para Pyongyang, podr¨ªa incluso convertirse en una herramienta clave en las negociaciones, agrega: ¡°podr¨ªa demostrar que es cre¨ªble en cuanto a sus intenciones¡±.
¡°Corea del Norte tiene una oportunidad en este momento de mostrarle al mundo que tambi¨¦n, en forma paralela a la desnuclearizaci¨®n, tiene intenci¨®n de cooperar y tener relaciones normales, serias, de cooperaci¨®n con el mundo¡±, apunta el relator de la ONU.
Cerca de 300 ONG de todo el mundo han enviado una carta a Kim Jong-un esta semana para reclamarle que acometa reformas y ponga fin a los abusos.
A lo largo de su primer a?o de mandato, a medida que la ret¨®rica fue cada vez m¨¢s incendiaria, Trump no se recat¨® en sacar a relucir los problemas de derechos humanos en el Norte. En noviembre en Se¨²l, en un discurso ante la Asamblea Nacional, describi¨® la vida all¨ª como ¡°un infierno que no merece nadie¡±. En su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n invit¨® a un disidente norcoreano, Ji Seong-ho, y a los padres de Otto Warmbier, el estudiante detenido en Pyongyang en 2016 por robar un cartel y que fue devuelto un a?o m¨¢s tarde en coma, para morir a los pocos d¨ªas sin que hasta ahora est¨¦ claro qu¨¦ le sucedi¨®.
Pero desde que el inquilino de la Casa Blanca acept¨®, para sorpresa de propios y extra?os, reunirse con su hasta entonces n¨¦mesis, esa ret¨®rica dura ha desaparecido como por ensalmo. En su reuni¨®n del 1 de junio con el hombre de confianza de Kim Jong-un, Kim Yong-chol, en Washington, los derechos humanos no salieron a relucir en absoluto, seg¨²n ha admitido el propio Trump.
¡°Desafortunadamente, las indicaciones por ahora son que el presidente Trump ve los derechos humanos como una herramienta para conseguir que Kim venga a la cumbre, pero no como un objetivo clave de la reuni¨®n y de nuestra pol¨ªtica hacia el Norte¡±, ha escrito Robert King, antiguo enviado para Derechos Humanos del presidente de EE UU Barack Obama (2009-2017), en la p¨¢gina web del think tank estadounidense CSIS.
Aunque Trump ha mantenido abiertas las opciones. Tras su reuni¨®n con Kim Yong-chol, y preguntado si abordar¨ªa el asunto con el l¨ªder supremo norcoreano, replic¨® que ¡°podr¨ªa ser. Creo que probablemente lo haremos, y puede que en gran detalle¡±.
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