La odisea de ense?ar a los m¨¢s pobres en M¨¦xico
Cerca de 37.000 j¨®venes mexicanos imparten clases en las comunidades m¨¢s marginadas del pa¨ªs
Sara L¨®pez es maestra de preescolar de?Talonhuitz, una comunidad de ind¨ªgenas?tzotziles con menos de 500 habitantes, localizada a cuatro kil¨®metros de la cabecera municipal de?Larr¨¢inzar, un sitio donde m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n vive en pobreza extrema y una tercera parte registran alg¨²n rezago educativo seg¨²n el?Consejo Nacional de Evaluaci¨®n de la Pol¨ªtica de Desarrollo Social (Coneval).?
A pesar de estar en un sitio sin aulas, pizarrones, ni servicio de drenaje, L¨®pez se las ingenia para ense?ar a una veintena de ni?os de la comunidad. Ella sabe en primera persona el valor de su trabajo.?Talonhuitz es su hogar. Un profesor comunitario la anim¨® a seguir sus pasos. ¡°Yo estaba en sexto grado cuando un asistente educativo lleg¨® a mi comunidad y nos dijo ¡®si le echan ganas van a llegar a ser maestros¡¯ y esa chispa que me dio nunca se me olvid¨®¡±, relata sobre su vocaci¨®n docente.
Lejos de las promesas electorales que dibujan un M¨¦xico donde los alumnos de educaci¨®n b¨¢sica tendr¨¢n clases de ingl¨¦s, computaci¨®n y aulas interactivas con servicio de WiFi, en estas comunidades los profesores luchan por obtener lo m¨¢s b¨¢sico: libros y pupitres.
Rosalinda Jim¨¦nez, oriunda del municipio chiapaneco de Oxchuc, da cuenta de la odisea diaria que significa ense?ar a una poblaci¨®n donde el 97% vive tambi¨¦n un grado de pobreza. ¡°Hay que explicarle todo a los ni?os en tzeltal, ah¨ª no hay nada, no hay internet, no hay se?al. A los alumnos all¨¢ no les puedes pedir ¡®trae tal material¡¯ porque no tienen d¨®nde comprar. A veces nosotros sacamos de nuestro bolsillo y eso que no nos pagan mucho, pero somos capaces de sacar el dinero de nuestra bolsa para que ellos puedan entender m¨¢s¡±, asegura esta joven maestra de 20 a?os.
Chiapas es uno de los Estados de M¨¦xico donde m¨¢s profesores comunitarios operan a trav¨¦s del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), pero no es la ¨²nica entidad atendida. Un ej¨¦rcito de cerca de 37.000 j¨®venes de entre 17 y 29 a?os imparte las ense?anzas de preescolar, primaria y secundaria en zonas con menos de 500 habitantes, lugares donde no llega la Secretar¨ªa de Educaci¨®n P¨²blica (SEP). A la fecha cuentan con 800.000 alumnos. Enrique Torres director general de este organismo p¨²blico descentralizado explica que su misi¨®n apunta a los ni?os de cero a cuatro a?os porque a esta edad dif¨ªcilmente los padres los llevar¨¢n a la escuela m¨¢s cercana, a kil¨®metros de su comunidad.
A cambio de los recorridos de m¨¢s de dos horas por caminos sinuosos para llegar a las comunidades, de las clases diarias en ambientes adversos como casas, plazas e incluso en el campo, los maestros reciben una contraprestaci¨®n mensual que va de los 1.900 pesos a los 4.400 pesos [93 a 215 d¨®lares]. La cantidad var¨ªa de acuerdo con el nivel de estudios, experiencia y estudios de cada profesor. Una beca mensual que se puede extender hasta por cinco a?os si los j¨®venes contin¨²an con sus estudios de bachillerato o licenciatura.
La posibilidad de contar con este apoyo econ¨®mico fue lo que atrajo a Eliazar Mu?oz a convertirse en profesor en Jalisco (oriente de M¨¦xico). Los comienzos de este joven wix¨¢rika (huichol) de 19 a?os no estuvieron exentos de dificultades. ¡°No me relacionaba bien con los ni?os la primera vez, no tengo hermanitos chiquitos y pues no sab¨ªa c¨®mo tratarlos, pero me fui adaptando¡± relata con voz queda, casi en un susurro. Sus memorias como profesor coinciden con los relatos de otros compa?eros: la falta de recursos para ense?ar, los marat¨®nicos recorridos para llegar a las comunidades y al final, la satisfacci¨®n de poder aportar algo a los ni?os menores de 15 a?os.
Durante una semana, m¨¢s de 120 j¨®venes de todo el pa¨ªs se han reunido en Aguascalientes para recibir capacitaci¨®n en el Encuentro Nacional de Formaci¨®n de Caravanas por el Desarrollo Comunitario. Han vuelto a las aulas en el papel de alumnos. Juegan, resuelven acertijos matem¨¢ticos, aprenden a plantar lechugas y a construir instrumentos con tubos de papel, actividades que luego replicaran en sus comunidades.
Cantar y hacer teatro en las serran¨ªas
El abanico de servicios educativos del Conafe tambi¨¦n abarca a la ciencia, la cultura y las artes. A trav¨¦s de 335 caravanas repartidas en todo el pa¨ªs, los j¨®venes ofrecen obras de teatro y conciertos en sitios remotos donde no hay posibilidades de WiFi, redes sociales o videojuegos. ¡°A¨²n necesitamos ampliar la meta de caravaneros, si bien estamos en las 31 entidades apenas cubrimos un 20% de las comunidades que atiende el Conafe. Si tuvi¨¦ramos unas 1.000 caravanas en todo el pa¨ªs podr¨ªamos cubrir al 100% las comunidades¡±, admite Daniel Ledesma, coordinador nacional de Cultura y Desarrollo Comunitario de este organismo desconcentrado.
Ense?ar en las comunidades mexicanas m¨¢s apartadas del pa¨ªs es m¨¢s complejo que resolver una ecuaci¨®n algebraica de segundo grado. Ezequiel Jarillo tiene cerca de una d¨¦cada como profesor comunitario?identifica las limitantes para trabajar. ¡°El modelo tiene muchas bondades, sin embargo, falta inversi¨®n en cuesti¨®n tecnol¨®gica y bibliogr¨¢fica. No estoy hablando de tabletas, de Internet, de WiFi sino de libros, necesitamos enciclopedias. Esto permitir¨ªa crear redes de aprendizaje¡±, zanja.
Al volver la mirada atr¨¢s este maestro de una comunidad de Hidalgo (centro de M¨¦xico) recuerda los nervios a sus 18 a?os, la austeridad en la alimentaci¨®n, las dudas que tuvo para continuar frente a las adversidades. El tiempo le ha dado la raz¨®n. A sus 28 a?os ha concluido su licenciatura y aspira a convertirse en un profesor especializado en el ¨¢mbito rural, en las zonas m¨¢s marginadas del pa¨ªs.
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