La lucha por el petr¨®leo en Libia corroe los intentos de pacificar el pa¨ªs

Siete a?os despu¨¦s de la muerte de Muamar el Gadafi, Libia sigue dividida entre el este y el oeste, gangrenada por la existencia de decenas de milicias que operan como reinos de taifas y plagada de mafias que se lucran con el tr¨¢fico de migrantes. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, dio un gran paso el 29 de mayo para frenar esa inercia autodestructiva, cuando reuni¨® en Par¨ªs a las partes enfrentadas y consigui¨® que se comprometieran a celebrar elecciones presidenciales antes de 2019. El acuerdo, sin embargo, peligra a medida que aumentan los intentos del mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del este del pa¨ªs, por controlar las exportaciones de petr¨®leo, al margen del Gobierno de Tr¨ªpoli, ¨²nico reconocido por la comunidad internacional.

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Hasta ahora, en medio del caos, los libios han logrado preservar a la empresa m¨¢s importante del pa¨ªs, la Corporaci¨®n Nacional del Petr¨®leo (NOC), gestionada desde Tr¨ªpoli. La NOC sigue administrando los ingresos de las exportaciones de crudo y reparti¨¦ndolos entre todas las partes. Pero Hafter quiere m¨¢s porci¨®n de la tarta. Ha impulsado una NOC paralela en el este y advirti¨® este martes de que los ingresos recaudados ir¨ªan hacia esa compa?¨ªa. Enseguida, las autoridades de Tr¨ªpoli acudieron al auxilio de la ONU. Y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha recordado que los beneficios de la exportaci¨®n del crudo deben estar en manos de las autoridades reconocidas por la comunidad internacional. O sea, de Tr¨ªpoli. Falta por saber ahora qu¨¦ caso est¨¢ dispuesto a hacer Hafter a la ONU.

El jueves 21 de junio las fuerzas de Hafter, la Armada Nacional Libia (ANL), afirmaron haber tomado el control de los puertos de Al Sedra y Ras Lanuf, situado en el golfo de Sirte, zona por donde pasa la mitad de las exportaciones de crudo. Estos puertos hab¨ªan sido arrebatados por Hafter al Gobierno de Tr¨ªpoli en septiembre de 2016, pero una milicia rival se hizo con ellos hace tres semanas. Tras 10 d¨ªas de lucha y 300 muertos, Hafter retom¨® el control.

Adem¨¢s de la lucha por el petr¨®leo, Hafter mantiene enfrentamientos con los islamistas del este. El mariscal, que cuenta con Egipto como principal aliado y mantiene buenas relaciones con Rusia, anunci¨® este viernes la ¡°liberaci¨®n¡± de Derna, ciudad costera de 150.000 habitantes situada a casi 1.000 kil¨®metros de Tr¨ªpoli en direcci¨®n al este, que se encontraba bajo el mando de una coalici¨®n de milicias islamistas. Hafter hab¨ªa iniciado su asedio hace un mes. Ahora, su dominio sobre el este es pleno. En esa zona del pa¨ªs muchos habitantes le consideran un h¨¦roe mientras en Tr¨ªpoli y en Misrata lo toman como un criminal de guerra. No es f¨¢cil conciliar las dos visiones. Pero el presidente Macron dio un paso importante el 29 de mayo.

Macron consigui¨® que se sentaran ese d¨ªa en la misma mesa los dos principales representantes de Tr¨ªpoli, como son el primer ministro de la Uni¨®n Nacional, Fayez el Serraj, y el presidente del Consejo de Estado, Jaled Mechri; y los dos hombres clave en el este: Hafter y el presidente de la C¨¢mara de representantes, Aguila Sal¨¢. Todos ellos se comprometieron a celebrar elecciones presidenciales y legislativas antes del fin de 2018. El Consejo de Seguridad de la ONU aprob¨® el 6 de junio ese acuerdo. Pero el camino hacia las elecciones est¨¢ plagado de piedras.

No ser¨¢ f¨¢cil convencer a las partes enfrentadas. El propio Hafter declaraba en febrero a la revista Jeune Afrique. ¡°Libia no est¨¢ madura para la democracia. La democracia es una cultura que se construye, no es una taza de caf¨¦ instant¨¢neo. Es nuestro objetivo, pero es prematuro esperarla. Puede que las generaciones futuras lo logren¡±.

Hafter era un militar gadafista hasta que en 1987 cay¨® prisionero en Chad durante la guerra que enfrento a los dos pa¨ªses entre 1978 y 1987. Gadafi no prest¨® su apoyo a Hafter. Y en 1990 fue liberado por fuerzas especiales de Estados Unidos. Vivi¨® 20 a?os exiliado en una casa pr¨®xima a la sede de la CIA en Langley (Virginia), y regres¨® a Libia en 2011, cuando comenz¨® la revuelta contra Gadafi. Desde entonces ha ido incrementado su poder en el este, con el indispensable apoyo de los militares egipcios. El pasado abril fue ingresado en un hospital de Par¨ªs tras una hemorragia cerebral. Varias fuentes en Libia lo dieron por muerto. Pero la noticia demostr¨® ser bastante prematura.