El duro tr¨¢nsito de los migrantes por el purgatorio marroqu¨ª
Las llegadas a Europa de subsaharianos sin papeles por la ruta occidental aumentan pese a las penurias del paso por Marruecos
Frente a la estaci¨®n de autobuses de a Ouled Ziane, en Casablanca, hay un campamento de migrantes subsaharianos cuyas chabolas han sido incendiadas por los vecinos al menos dos veces en ocho meses. La ¨²ltima de ellas sucedi¨® el domingo 8 de julio a plena luz del d¨ªa. Al entrar en el lugar este martes a¨²n se apreciaban a la derecha los restos de las tiendas quemadas. A la izquierda se encuentra el chamizo donde varios migrantes ejercen de manera informal el control de acceso. Un joven que tiene la mano izquierda enyesada dice que se la fractur¨® un agente hace tres d¨ªas en los bosques que lindan con la frontera con Ceuta. Otro amigo suyo muestra la pierna derecha enyesada y una muleta. Dice que mientras hu¨ªa de los gendarmes, en la misma redada, salt¨® y cay¨® mal. Sed¨², un marfile?o, ense?a las cicatrices de las mordeduras de un perro achuchado, afirma, por la polic¨ªa hace tres meses cerca de la frontera.
Cada vez que los agentes marroqu¨ªes organizan redadas junto a la frontera espa?ola suelen trasladar a los migrantes detenidos a ciudades alejadas de Espa?a. Ese acto entra?a para la mayor¨ªa de ellos solo un contratiempo en sus planes de llegar a Europa, un retroceso de varias casillas, como en el parch¨ªs. La peor casilla, aseguran, es la ciudad de Uchda, en la frontera con Argelia. ¡°Porque ah¨ª te pueden expulsar hacia Argelia y los argelinos te pueden echar a Mal¨ª o a N¨ªger¡±, explica uno de ellos.
Todos los subsaharianos del campamento tienen alg¨²n conocido que consigui¨® cruzar la frontera. La llegada de inmigrantes a Espa?a ha alcanzado su m¨¢ximo desde 2008, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM), facilitados a finales de junio. En total, 18.016 personas arribaron a las costas espa?olas a trav¨¦s del Mediterr¨¢neo desde principios de este a?o, frente a las 17.827 que llegaron a Italia. En total, 50.872 migrantes desembarcaron en Europa en lo que va de 2018, la mitad de los que fueron registrados el a?o pasado hasta el d¨ªa 15 de julio.?
El barrio donde se sit¨²a el campamento es Derb El Kabir, considerado el de mayor ¨ªndice de delincuencia en la mayor y m¨¢s pujante ciudad del pa¨ªs, con m¨¢s de cuatro millones de habitantes. Ahora habitan unos 400 migrantes, casi todos menores de 30 a?os y todos hombres. En otros momentos, como en el invierno del a?o pasado, hab¨ªa unos 2.000. En una parte del terreno ?algunos improvisan una peluquer¨ªa, otros juegan a las cartas, uno se dedica a vender zapatillas que ha encontrado en la basura. Otro cocina arroz para vender. A veces los empleados de C¨¢ritas les regalan ropa, jab¨®n y calzado.
En Argelia son m¨¢s racistas que en Marruecos. Los negros tenemos que ir en la parte trasera de los autobuses. Pero al menos all¨ª puedes trabajar
Thierry, migrante camerun¨¦s de 23 a?os
Sanogo Bakary, un marfile?o de 22 a?os, ejerce de portavoz o alcalde del lugar. Bakary lleva un a?o y medio viviendo frente a la estaci¨®n. Los dem¨¢s, apenas unos meses. ¡°Aqu¨ª, simplemente tomamos fuerza¡±, explica, ¡°nos reponemos porque la vida en los bosques pr¨®ximos a la frontera es muy dura. En esos bosques debe haber ahora como unos 2.000 migrantes. Yo iba a subir all¨ª hace una semana, pero detuvieron a mis amigos. All¨ª comes de la basura que encuentras. Al menos aqu¨ª tenemos un s¨¢ndwich diario que nos dan las autoridades, una manzana y un poco de agua. Pero eso es lo ¨²nico que nos dan para todo el d¨ªa. Nos lavamos con una botella de agua y orinamos ah¨ª, en el centro del campamento, donde echamos la basura. Si necesitamos un retrete vamos a la estaci¨®n de autobuses. Pero solo podemos ir a partir de las nueve de la noche. Si la polic¨ªa nos ve por el d¨ªa pueden meternos en un autob¨²s o llevarnos hacia Agadir (a 500 kil¨®metros de Casablanca), o tal vez m¨¢s lejos, a Tiznit o a Dajla, en pleno S¨¢hara¡±.
La mayor¨ªa proviene de Costa de Marfil. Pero tambi¨¦n los hay de Guinea-Konakri, Guinea-Bissau, Senegal o Camer¨²n. Casi todos afirman haber viajado a trav¨¦s del S¨¢hara y Argelia. Otros, entre un 10% o un 20%, llegaron en avi¨®n a Casablanca. Si se les advierte de que tal vez en Europa no encuentren el para¨ªso aseguran que al menos all¨ª no les tratar¨¢n ¡°como animales¡±.
Las entrevistas en el campamento se producen al d¨ªa siguiente de que el Gobierno de Espa?a anuncie su intenci¨®n de conceder la atenci¨®n sanitaria gratuita a?los migrantes que entren en Espa?a, sin necesidad de empadronamiento ni contrato de trabajo. Ninguno de ellos conoce a¨²n la noticia. Pero les da igual, su fijaci¨®n por llegar a Europa sigue siendo la misma. ¡°Queremos hacer una vida normal, sin que nos llamen negro ni nadie esconda el tel¨¦fono cuando te acercas¡±, dice uno de ellos.
Al preguntar cu¨¢ntos han sido ya conducidos a Agadir, el corrillo formado por una veintena de migrantes se echa a re¨ªr por lo obvio de la pregunta. Todos afirman haber sido trasladados all¨ª como m¨ªnimo una vez. Hay uno que asegura haber estado hasta nueve veces. ¡°La polic¨ªa viene aqu¨ª a diario y siempre se lleva a gente. Solo nos dejan tranquilos desde el viernes por la tarde hasta el domingo¡±, comenta el marfile?o Dumbia Suleim¨¢n. Una vez en Agadir, explica Suleim¨¢n, empiezan a mendigar hasta llegar de nuevo a Casablanca. ¡°?Por qu¨¦ nos tratan as¨ª?¡±, pregunta. ¡°En Costa de Marfil hay muchos marroqu¨ªes que van a estudiar y a hacer negocios. Y los tratamos bien. Aunque no lo crean, ellos son africanos, como nosotros¡±.
En Fez, a dos horas en coche de Rabat, tambi¨¦n hab¨ªa otro campo de migrantes. Pero fue desmantelado la semana pasada, curiosamente, el mismo d¨ªa en que fue incendiado parte de este campamento. Y tambi¨¦n el de Fez fue incendiado de forma parcial. Quienes estuvieron en ese campamento aseguran que estaba m¨¢s organizado que el de Casablanca.
Un periodista marroqu¨ª que prefiere no revelar su nombre, indica: ¡°M¨¢s all¨¢ del posible cinismo con que Marruecos maneje la situaci¨®n de los migrantes respecto a Europa, este campo de Casablanca demuestra que para Marruecos la migraci¨®n es un asunto dif¨ªcil de gestionar. Aqu¨ª no hay una gran crisis migratoria, eso es cierto, pero las autoridades se ven obligadas a retener contra su voluntad a gente que est¨¢ dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de ir a Europa. Y esa tarea no es f¨¢cil¡±.
En 2014 Marruecos se convirti¨® en el primer pa¨ªs del norte de ?frica en emprender una regularizaci¨®n masiva de migrantes. Y en 2017, emprendi¨® otra fase de regularizaci¨®n. Al menos unos 25.000 migrantes han obtenido su tarjeta de residencia. Ni la ONU, ni las principales ONG humanitarias han denunciado en Marruecos deportaciones masivas de subsaharianos hacia el desierto, cosa que s¨ª han hecho varias organizaciones en Argelia durante el ¨²ltimo a?o.
¡°En Argelia son m¨¢s racistas que aqu¨ª¡±, dice Thierry, un camerun¨¦s de 23 a?os. ¡°Los negros tenemos que ir en la parte trasera de los autobuses. Y si te echan te pueden dejar en pleno desierto, a varios kil¨®metros de la frontera con N¨ªger o Mal¨ª. Pero al menos all¨ª puedes trabajar, sobre todo en la construcci¨®n. Yo consegu¨ª enviarle dinero a mi familia desde all¨ª. Aqu¨ª, si pides limosna te dicen que por qu¨¦ no trabajas. Y cuando consigues un trabajo la polic¨ªa le dice al patr¨®n que por qu¨¦ no contrata marroqu¨ªes en vez de negros¡±.
La noche del incendio
La noche del viernes 24 noviembre de 2017, el campamento de Ouled Ziane fue atacado por los vecinos. La mayor¨ªa de los medios marroqu¨ªes describi¨® una situaci¨®n de "graves enfrentamientos" entre los vecinos y cientos de subsaharianos. Los testigos consultados en el campamento aseguran sencillamente que fueron atacados. De hecho, decenas de chabolas de pl¨¢stico y madera fueron incendiadas. Un mes m¨¢s tarde, el diario marroqu¨ª L'Economiste publicaba un reportaje sobre el terreno en el que un subsahariano de Costa de Marfil afirmaba: "No pedimos limosnas. Sabemos que el Estado marroqu¨ª recibe subvenciones de Europa por cada migrante que entra en Marruecos, clandestino o no. Solo pedimos una redistribuci¨®n de esas ayudas".
Es probable que aquel migrante que hablaba haya abandonado hace mucho tiempo el campamento. El flujo de idas y venidas no cesa.
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