La trama rusa llega a los tribunales con el inicio del juicio al exjefe de campa?a de Trump

Paul Manafort, el exjefe de campa?a de Donald Trump, se sent¨® este martes en el banquillo de los acusados en un tribunal de Alexandria (Virginia), a las afueras de Washington. Es el primer juicio de la investigaci¨®n del fiscal especial de la trama rusa, Robert Mueller, pero no aborda la injerencia electoral de Mosc¨². Manafort est¨¢ acusado de fraude bancario y fiscal por sus negocios como consultor pol¨ªtico en Ucrania. La sombra de Rusia, sin embargo, planea sobre el juicio, que es una prueba para Mueller y Trump.

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La primera sesi¨®n se dedic¨® a la elecci¨®n del jurado popular, integrado por seis mujeres y seis hombres, que durante al menos las pr¨®ximas tres semanas escuchar¨¢ los argumentos de las partes y dictar¨¢ la suerte de Manafort, de 69 a?os. Otrora poderoso y millonario lobista de Washington ahora est¨¢ encarcelado preventivamente y se arriesga a una pena m¨¢xima de 270 a?os de c¨¢rcel. La amenaza de una vida entre rejas vertebra la estrategia de Mueller. A diferencia de otros exasesores de Trump, Manafort no se ha declarado culpable y, por tanto, ha rechazado cooperar con el fiscal especial. Mueller conf¨ªa en que acabe dando su brazo a torcer ya sea en este juicio o en el que empezar¨¢ en septiembre en Washington y en el que est¨¢ acusado de actuar como agente no registrado de Ucrania.

Manafort lleg¨® a la corte federal en Alexandria en una furgoneta gris con vidrios polarizados, que esquiv¨® al peque?o grupo que lo esperaba con pancartas que rezaban traidor. La sala judicial, con espacio aproximadamente para 150 personas, estaba abarrotada por los 65 potenciales miembros del jurado, curiosos y una masa de periodistas. El clima era distendido. Vestido con un elegante traje gris, Manafort susurr¨® continuamente a su abogado, a quien tambi¨¦n hizo re¨ªr en un par de ocasiones. Aunque el responsable de las mayores risas fue el juez Thomas Selby Ellis, que soltaba una broma en cada intervenci¨®n. Les dijo a los candidatos al jurado que pod¨ªa entender si estaban preocupados por dejar a sus mascotas en casa porque ¨¦l tambi¨¦n tiene animales.

El ramillete de candidatos al jurado era bastante diverso en estilos, incluido un hombre con un bigote rojo largo que recordaba el de Dal¨ª y otro vestido de punta en blanco. Ten¨ªan entre 30 y 70 a?os. La mayor¨ªa eran blancos. Parec¨ªa la audici¨®n para una serie de televisi¨®n donde cada personaje estaba muy marcado por su vestimenta. "Recuerden que el acusado es inocente hasta que ustedes digan lo contrario, o no", les record¨® el juez tras escoger a los 12 miembros y cuatro reemplazos.

Una vez elegido al jurado, el inicio del juicio fue toda una declaraci¨®n de intenciones de la estrategia de ambas partes. ¡°Un hombre en este tribunal cre¨ªa que la ley no se aplicaba a ¨¦l: ni la ley tributaria, ni la ley de la banca¡±, dijo sobre Manafort el fiscal Uzo Asonye. El abogado del acusado, Thomas Zenhle, sostuvo que el exjefe de campa?a de Trump nunca tuvo la intenci¨®n de enga?ar a las autoridades sobre sus ingresos y sus cuentas en el extranjero. Y aleg¨® que Manafort confiaba en otros, sobre todo en su mano derecha Rick Gates, para supervisar los ingresos por las tareas de consultor¨ªa pol¨ªtica en Ucrania a favor del expresidente prorruso Viktor Yanuk¨®vich.

Una de las claves del juicio es la declaraci¨®n qu¨¦ har¨¢ Gates, que trabaj¨® con Manafort en Ucrania y se le acusa de ayudarle a falsificar documentos relacionados con un cr¨¦dito bancario. Pero Gates pact¨® con Mueller un acuerdo de culpabilidad y est¨¢ cooperando con ¨¦l, por lo que se espera que testifique en contra de Manafort.

Conexi¨®n rusa

De los 32 imputados por Mueller, Manafort es el que tienes los lazos m¨¢s estrechos entre el entorno de Trump y Rusia que tanto interesa al fiscal especial. Su mayor meta es determinar si hubo alg¨²n tipo de coordinaci¨®n entre la campa?a del republicano y la sofisticada estrategia de hackers y esp¨ªas rusos de ayudar a Trump a ser presidente. El mandatario asegura sufrir una ¡°caza de brujas¡± y trata de desacreditar a Mueller. Las reacciones del jurado ser¨¢n un buen experimento sociol¨®gico sobre la opini¨®n de una parte segmentada de la poblaci¨®n sobre la injerencia de Mosc¨² y las pesquisas del fiscal.

Manafort ha insistido en que no tiene ning¨²n secreto a compartir con Mueller. Pero sus extensas conexiones con Mosc¨² ser¨ªan una mina de oro a explotar por los investigadores si decide contar todo lo que sabe. Empez¨® a trabajar en la campa?a de Trump en marzo de 2016. En mayo fue nombrado presidente, gestion¨® la convenci¨®n de julio que nombr¨® al magnate candidato republicano a la Casa Blanca y en agosto fue despedido despu¨¦s de que afloraran informaciones sobre sus oscuros negocios en Ucrania, donde gan¨® 60 millones de d¨®lares y se le acusa de ocultar parte de ellos al fisco. Desde entonces, Trump se ha esforzado por distanciarse de Manafort aunque le ha llamado ¡°buena persona¡± y se ha especulado con si podr¨ªa tratar de indultarle en caso de condena.

Como jefe de campa?a, el exasesor de los presidentes Gerald Ford y Ronald Reagan estuvo en contacto con varios oligarcas cercanos al Kremlin, como el millonario Oleg Deripaska. Tambi¨¦n particip¨® en la reuni¨®n en junio de 2016, a cinco meses de los comicios presidenciales, que mantuvieron miembros de la campa?a de Trump con una letrada rusa que les hab¨ªa ofrecido material comprometedor sobre su rival electoral, Hillary Clinton.