El Supremo de Brasil impone el debate sobre la despenalizaci¨®n del aborto en pleno a?o electoral
La Corte convoc¨® a expertos, instituciones y organizaciones nacionales e internacionales para un debate p¨²blico e in¨¦dito sobre la interrupci¨®n del embarazo
La discusi¨®n sobre la despenalizaci¨®n del aborto hasta la 12? semana de gestaci¨®n avanz¨® en Brasil en la misma semana en que los senadores de la vecina Argentina se preparaban para deliberar sobre el tema (y rechazar la legalizaci¨®n). Mientras las argentinas se preparaban para ir a las calles a presionar al Senado, la Corte Suprema brasile?a convocaba a expertos, instituciones y organizaciones nacionales e internacionales para un debate p¨²blico e in¨¦dito, celebrado los pasados viernes y lunes, dos meses antes de las elecciones generales de octubre. La Corte analizar¨¢ una acci¨®n interpuesta en 2017 por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y la ONG Anis ¨C Instituto Bio¨¦tica a partir del caso de Rebeca Mendes, una brasile?a que se vio obligada a abortar legalmente en Colombia ante la imposibilidad de hacerlo en Brasil. Reclaman que los 11 jueces del tribunal consideren incompatibles con la Constituci¨®n de 1988 los art¨ªculos 124 y 126 del C¨®digo Penal que penalizan el aborto. La mujer que lo hace de forma ilegal puede ser condenada hasta tres a?os de c¨¢rcel; el m¨¦dico responsable del procedimiento, cuatro a?os. No se sabe todav¨ªa cu¨¢ndo decidir¨¢n sobre el tema, pero la discusi¨®n abierta de un asunto considerado tab¨² ya es un hecho por si importante.
Brasil permite el aborto bajo tres supuestos: cuando la mujer sufre una violaci¨®n, cuando el feto no tiene cerebro o cuando la gesti¨®n supone un riesgo para la vida de la madre. Se trata de una legislaci¨®n m¨¢s avanzada que la de pa¨ªses como Nicaragua, que proh¨ªbe el aborto en todos los casos. Aun as¨ª, el n¨²mero de procedimientos ilegales e inseguros sigue a niveles alarmantes. ¡°La criminalizaci¨®n no impide que las mujeres aborten y, desde un punto de vista jur¨ªdico-constitucional, viola el derecho a la autonom¨ªa, la libertad, la ciudadan¨ªa y la vida de las mujeres¡±, explic¨® Luciana Boiteux, abogada del PSOL responsable del caso. El Ministerio de Sanidad calcula que de 2008 a 2017 se realizaron entre 9,5 y 12 millones de abortos en Brasil. Al menos cuatro mujeres mueren todos los d¨ªas en hospitales p¨²blicos debido a procedimientos peligrosos en hospitales clandestinos o medicaciones abortivas, seg¨²n el organismo. La mayor¨ªa son pobres, negras y poco escolarizadas, ya que no pueden hacer frente a los altos costes de una cl¨ªnica abortiva en buenas condiciones. Las m¨¢s pobres son tambi¨¦n las que m¨¢s comparecen ante la Justicia, seg¨²n un estudio del Defensor del Pueblo de R¨ªo de Janeiro.
¡°Si el Supremo despenaliza el aborto, las mujeres y los m¨¦dicos ya no podr¨¢n ser encarcelados. Se trata del primer paso hacia la legalizaci¨®n, que se har¨¢ efectiva con pol¨ªticas p¨²blicas y que las mujeres puedan acceder a servicios p¨²blicos gratis¡±, a?adi¨® Boiteux. Sebasti¨¢n Rodr¨ªguez, abogado para Latinoam¨¦rica y el Caribe del Center for Reproductive Rights, una ONG estadounidense, explic¨® a su vez a EL PA?S que existen fundamentos legales para que los ministros del Supremo despenalicen los procedimientos hasta 12? semana de gestaci¨®n, una vez que el Derecho Internacional lo recomienda. ¡°Seg¨²n el Derecho Constitucional brasile?o, existe la obligaci¨®n de incorporar varios est¨¢ndares internacionales en su ordenamiento legal¡±, explic¨® Rodr¨ªguez, que estuvo el viernes en el STF. ¡°La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos [OEA] y de la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas pueden ser aplicadas¡±, complet¨®.
Los pa¨ªses que han cambiado sus legislaciones recorrieron distintos caminos: hicieron referendos (Portugal e Irlanda), alcanzaron mayor¨ªas en el Legislativo (Espa?a y Alemania) o en los tribunales constitucionales (Estados Unidos y Canad¨¢). En Brasil, una nueva ola feminista que reclama una ley de plazos ha ocupado las calles y los espacios de discusi¨®n, impulsando el debate nacional. El 64% de los brasile?os se dec¨ªan contrarios a la despenalizaci¨®n del aborto en diciembre de 2016, seg¨²n una encuesta del Instituto Datafolha. Un a?o despu¨¦s la cifra descendi¨® a los 57%. Los que defienden la nueva legislaci¨®n argumentan que se trata de un tema de salud p¨²blica y del derecho de la mujer de decidir sobre su vida y su cuerpo.
Pero la mayor¨ªa conservadora en el Legislativo no se aventura a sacar adelante una nueva ley. Ni siquiera a debatir el tema. Sin embargo, una comisi¨®n de la C¨¢mara de los Diputados s¨ª aprob¨® en 2015 dificultar y criminalizar los casos que hoy son admitidos. La soluci¨®n fue llevar el tema al Supremo Tribunal Federal. ¡°El debate es imposible, una vez que menos del 11% de los parlamentarios son mujeres. El Congreso est¨¢ controlado por hombres ricos, blancos y que dicen ser religiosos¡±, explic¨® Boiteux, la abogada del PSOL. Los que condenan la interrupci¨®n del embarazo, como la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, que mand¨® a sus representantes a debatir el tema en el Supremo el lunes, apelan a cuestiones morales y religiosas. Argumentan que una vida empieza en la concepci¨®n del feto y creen que la legalizaci¨®n aumentar¨ªa el n¨²mero de abortos ¨C los datos internacionales muestran lo contrario.
No todos los religiosos que estuvieron en el Supremo as¨ª lo pensaban. El lunes, la pastora luterana Lusmarina Campos Garcia se refiri¨® a la Biblia para respaldar la despenalizaci¨®n del aborto. El Antiguo y el Nuevo Testamento lo admiten, pero el texto sagrado ha sufrido una ¡°apropiaci¨®n machista¡±, asegur¨®. ¡°Las inquisiciones contra las mujeres contin¨²an, aunque travestidas de otras formas¡±, argument¨®. ¡°El ¨²nico con poder de juzgar es Dios, y Dios es amor incondicional. La capacidad de generar una nueva vida es mucho m¨¢s que cumplir una ley de la naturaleza, de la sociedad o de la religi¨®n. Se necesita una decisi¨®n reflexionada de hombres y mujeres que poseen la capacidad de elegir tener hijos e hijas amadas y deseadas¡±, complet¨®.
¡°En EE UU, la Corte Suprema reconoce que no se va a llegar a un consenso precisamente debido a las diferencias pol¨ªticas sobre el derecho a la vida y cuando empieza una vida. El tribunal hace un an¨¢lisis estrictamente legal basado en el derecho a la privacidad y la ciudadan¨ªa, sobre si los derechos humanos de las mujeres son violados o no¡±, se?ala a su vez Rodr¨ªguez, el abogado del Center for Reproductive Rights. Explica tambi¨¦n que el Legislativo muchas veces no es el espacio adecuado para decidir sobre el tema y cree que el STF debe proteger los derechos de las minor¨ªas. ¡°La separaci¨®n de poderes permite que el Supremo pueda revisar la jurisprudencia y determinar si se trata de una cuesti¨®n pol¨ªtica o judicial¡±, explica. ¡°Cuando hablamos de una decisi¨®n sencillamente pol¨ªtica, no podemos decir que estamos en un ambiente democr¨¢tico. Si las personas favorables al aborto son una minor¨ªa, entonces esa minor¨ªa nunca se va a hacer escuchar en el Parlamento. As¨ª que legalizar el aborto es una cuesti¨®n de democracia, y el Supremo puede y debe representar los intereses de las minor¨ªas a partir de un an¨¢lisis estrictamente legal¡±, a?ade.
El Supremo Brasile?o se ha mostrado progresista en varias decisiones. El tribunal liber¨® los estudios con c¨¦lulas madre embrionarias en 2008, permiti¨® el matrimonio homosexual en 2011 y legaliz¨® el aborto de fetos sin cerebro en 2012. Rodr¨ªguez cree que la jurisprudencia del STF es reconocida en todo el mundo y que una decisi¨®n puede impulsar una corriente ¡°positiva o negativa¡± en la regi¨®n. La vecina Argentina acaba de rechazar una ley de plazos, incorporada por Irlanda tras un referendo en mayo. ¡°Esperamos que el STF asuma su liderazgo de manera responsable¡±, concluye.
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