¡°Abort¨¦ en Colombia porque el Gobierno brasile?o me fall¨®¡±
Rebeca Mendes, la primera mujer en iniciar una batalla judicial en Brasil para que se respete su elecci¨®n de interrumpir un embarazo no deseado, cuenta aqu¨ª sus razones
Mi nombre es Rebeca Mendes, soy estudiante de derecho brasile?a, tengo 30 a?os y dos hijos, uno de nueve y otro de seis a?os. Vivo en S?o Paulo, la mayor ciudad de Sudam¨¦rica. Ya deben haber escuchado hablar de m¨ª: soy la primera brasile?a, y tal vez la primera latinoamericana, que entabla una demanda en la superior instancia judicial del pa¨ªs para que se respete mi elecci¨®n de interrumpir un embarazo no deseado. Muchos cuestionaron mi decisi¨®n o me criticaron sin ni siquiera conocerme. Por esa raz¨®n, le pido su atenci¨®n para que me pueda presentar.
No soy tan diferente de las miles de brasile?as que tambi¨¦n son madres solteras responsables econ¨®micamente por sus familias. Vivo en el constante malabarismo de equilibrar mi rutina a las necesidades de mis hijos. Trabajo a la ma?ana, sirvo el almuerzo, llevo a los chicos al colegio, sigo trabajando a la tarde, preparo la cena y voy a la facultad, de donde llego reci¨¦n a las 23.30 horas. Curso el quinto semestre de la facultad de derecho con una beca de estudios del Gobierno conquistada con mucho esfuerzo. Por ahora trabajo de forma temporaria hasta febrero. No s¨¦ qu¨¦ voy a hacer despu¨¦s. Como si todo este torbellino de cosas no fuera suficiente, el 13 de noviembre de 2017 descubr¨ª que estaba embarazada. Me desesper¨¦.
Muchos podr¨ªan decir que no me cuid¨¦, pero no es verdad. No soy una mujer irresponsable. Si el sistema p¨²blico de salud me hubiera atendido a tiempo cuando quise cambiar de m¨¦todo anticonceptivo, no hubiera pasado por nada de esto. Esa fue la primera vez que el Estado me fall¨®.
El embarazo fue el resultado del ¨²nico encuentro amoroso que tuve con el padre de mis dos hijos despu¨¦s de tres a?os de separaci¨®n. Cuando se lo cont¨¦, fue el primero en plantear la posibilidad del aborto. Volv¨ª a casa llorando. Me di cuenta de que si decid¨ªa seguir adelante con el embarazo, no tendr¨ªa ning¨²n apoyo por su parte. Sin trabajo a partir de febrero, sab¨ªa que lo primero que tendr¨ªa que sacrificar ser¨ªan mis estudios. O sea, tendr¨ªa que desistir del sue?o de terminar la facultad y brindarles una vida mejor a mis dos hijos.
Si el sistema p¨²blico de salud me hubiera atendido a tiempo cuando quise cambiar de m¨¦todo anticonceptivo, no hubiera pasado por nada de esto
Todos conocemos a mujeres que estuvieron en la misma situaci¨®n y se sometieron a un aborto. Es procedimiento com¨²n. Busqu¨¦ informaci¨®n y me enter¨¦ de que se realizan m¨¢s de 500.000 abortos ilegales cada a?o en Brasil. Y que casi la mitad de las mujeres que se someten a este procedimiento terminan en las guardias de los hospitales por complicaciones relacionadas con el aborto inseguro. Yo no quer¨ªa ni pod¨ªa ser una de ellas. Tengo que criar a dos hijos. Por 700 reales (180 euros) podr¨ªa comprar seis comprimidos de misoprostol? [la OMS lo incluye en la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales para la interrupci¨®n temprana del embarazo]. Pero, ?qu¨¦ garant¨ªa tendr¨ªa de que no pondr¨ªa mi vida en peligro por no tener ning¨²n tipo de orientaci¨®n sobre su administraci¨®n? Tampoco ten¨ªa 5.000 reales para pagar una de las varias cl¨ªnicas privadas de los barrios ricos de las grandes ciudades brasile?as que realizan el procedimiento sin riesgos.
?Qu¨¦ hubieras hecho en mi lugar en estas circunstancias?
Contact¨¦ con la organizaci¨®n Anis ¨C Instituto de Bio¨¦tica y decid¨ª entablar una demanda ante la Corte Suprema de Brasil para realizar el procedimiento de forma segura, como sucede en varios pa¨ªses del mundo. Convers¨¦ con mis hijos, fui sincera en todos los temas. Les expliqu¨¦, de modo que ellos pudieran entender, que su mam¨¢ estaba embarazada y no era el momento ideal para tener un beb¨¦. Los d¨ªas de espera desde que tramit¨¦ la demanda fueron terribles. Solo una mujer sabe lo que es verse obligada a continuar un embarazo no deseado. ?Para la sociedad brasile?a, ser¨ªa el aborto un estigma si fueran los hombres los que quedaran embarazados?
La contestaci¨®n poco clara de que mi demanda no hab¨ªa sido negada, sino que no se la hab¨ªa considerado, fue la segunda vez que el Estado Brasile?o me fall¨®. Perd¨ª toda esperanza y me desesper¨¦. Justo en ese momento surge la invitaci¨®n para dar una conferencia en Colombia.
Dos d¨ªas antes del viaje, viv¨ª la peor experiencia relacionada con esta situaci¨®n hasta ese momento. Desde el principio supe enfrentar muy bien la avalancha de cr¨ªticas en las redes sociales. Pero ese domingo a la noche, una persona sinti¨® que ten¨ªa el derecho de ir a mi casa para pedirme que no me sometiera al aborto y me dijo que, si no lo hac¨ªa, me regalar¨ªa el ajuar del beb¨¦. Era una persona m¨¢s que no entend¨ªa mis motivos, como ocurre con la mayor¨ªa de las dem¨¢s mujeres en la misma situaci¨®n.
?Para la sociedad brasile?a, ser¨ªa el aborto un estigma si fueran los hombres los que quedaran embarazados?
El 5 de diciembre viaj¨¦ a Colombia. Fue mi primer viaje en avi¨®n, mi primera vez en el exterior, lejos de mis hijos. Lo que m¨¢s me llam¨® la atenci¨®n en Colombia fueron las similitudes y diferencias con Brasil. Tan religioso como mi pa¨ªs, pero con una visi¨®n m¨¢s humana de las mujeres. Conoc¨ª a muchas personas que trabajaban duro para que las mujeres, principalmente las m¨¢s pobres, tuvieran derecho a ser tratadas con dignidad. Trat¨¦ de absorber toda la informaci¨®n sobre c¨®mo lograron llegar a ese punto, desde la modificaci¨®n de la Constituci¨®n colombiana hasta la lucha diaria contra el prejuicio y la falta de informaci¨®n. A diferencia de Brasil, Colombia ya no finge que esas mujeres no existen y les garantiza la dignidad humana y autonom¨ªa sobre sus cuerpos.
Ya al final del d¨ªa, me enter¨¦ de que en Colombia podr¨ªa realizar el procedimiento de forma legal. Me recibieron bien en la cl¨ªnica Profamilia, y me dieron todas las explicaciones sobre el procedimiento. Opt¨¦ por la aspiraci¨®n. Tambi¨¦n eleg¨ª el m¨¦todo anticonceptivo que usar¨ªa despu¨¦s. En la sala de procedimientos, lo primero que hizo el m¨¦dico fue colocar el implante anticonceptivo en mi brazo. Anestesia local, un peque?o orificio en la piel y en cuesti¨®n de minutos ya se hab¨ªa terminado algo que hab¨ªa esperado durante casi un a?o del SUS, el sistema de salud gratuito de Brasil.
?Qu¨¦ sent¨ª en ese momento? Alivio. Nada m¨¢s. Volv¨ª al hotel, descans¨¦ toda la tarde. Esa misma noche, sal¨ª y camin¨¦ bastante, sin llorar, sin dramas ni remordimientos
La ecograf¨ªa confirm¨® que estaba en la novena semana de gestaci¨®n. Antes de la aspiraci¨®n, me pusieron anestesia local. Cuando termin¨®, fui a una sala de reposo y 20 minutos despu¨¦s, el m¨¦dico me vino a ver y me dijo que, apenas me sintiera bien como para caminar, me podr¨ªa ir. Me vest¨ª, me dieron las recomendaciones m¨¦dicas y me fui. ?Qu¨¦ sent¨ª en ese momento? Alivio. Nada m¨¢s. Volv¨ª al hotel, descans¨¦ toda la tarde. Esa misma noche, sal¨ª y camin¨¦ bastante, sin llorar, sin dramas ni remordimientos.
Volv¨ª a Brasil con la convicci¨®n de que soy la excepci¨®n. Hay muchas brasile?as y latinas en la misma situaci¨®n que yo, sin la perspectiva de una alternativa como la m¨ªa, que van a tener que arriesgar sus vidas, libertad y el futuro de sus familias por una sociedad machista e hip¨®crita. Su lucha es mi lucha tambi¨¦n. Ya no est¨¢n solas.
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