La anulaci¨®n de su candidatura deja a Lula sin opciones
El exmandatario se enfrenta a unos plazos estrictos para nombrar un sustituto, mientras su agrupaci¨®n insiste que recurrir¨¢ la sentencia
Las elecciones m¨¢s inciertas en la reciente democracia de Brasil sufrieron la madrugada del s¨¢bado, a 36 d¨ªas de las urnas, una nueva sacudida. El Tribunal Electoral decidi¨®, con 6 votos a favor y 1 en contra, que el expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva, favorito en las encuestas, no puede presentarse como candidato por estar condenado desde abril a 12 a?os de prisi¨®n por corrupci¨®n. Lula, que se hab¨ªa inscrito desde la c¨¢rcel, en claro desaf¨ªo a las leyes que proh¨ªben concurrir a los condenados en la segunda instancia como ¨¦l, tampoco podr¨¢ tardar mucho en nombrar un sustituto y hasta que lo haga, no se le dejar¨¢ pedir el voto en la campa?a televisiva que comienza hoy
La cuesti¨®n ya no era si Lula da Silva iba a volver a presidir Brasil tras las elecciones de octubre como podr¨ªa parecer leyendo las encuestas. Con las leyes tan firmemente en contra de que un preso como ¨¦l llegue al poder a pesar de su popularidad, y con tantos tribunales dispuestos a aplicarlas al pie de la letra, el quid era m¨¢s bien hasta d¨®nde pod¨ªa llegar esta candidatura. Y esa respuesta lleg¨® el viernes.
No por ser una noticia esperada deja de ser trascendental en los complicados comicios del primer pa¨ªs latinoamericano. Por un lado, a tan solo cinco semanas para las urnas, se ha vetado al candidato m¨¢s popular. A¨²n desde la c¨¢rcel, Lula tiene un 39% de la intenci¨®n del voto: el siguiente en la lista, el ultraderechista Jair Bolsonaro, tiene un 19% y el resto apenas pasa del 6%. Los no pocos simpatizantes de Lula podr¨ªan pasar el resto de los comicios cuestionando la legitimidad de estos y argumentando que sin el expresidente, la votaci¨®n no es v¨¢lida (lo que tambi¨¦n podr¨ªan decir sus oponentes en caso contrario). El potencial que tiene esta sentencia de desestabilizar el discurso p¨²blico es considerable.
Pero ir¨®nicamente tambi¨¦n ayuda a estabilizar el tono porque disipa buena parte que las inc¨®gnitas que estaban estancando los comicios. Ya no existe m¨¢s la pregunta principal: ?se podr¨¢ presentar Lula? Porque la respuesta es no. La siguiente pregunta en la lista es la complicada: ?es esta sentencia el fin de la candidatura de Lula? S¨ª y no.
Primero el no. Lula es candidato hasta que desista o hasta que el Tribunal Supremo diga que no lo es. El PT insiste que mientras tenga recursos que presentar contra una sentencia desfavorable al expresidente, lo har¨¢. Juicio a juicio, estirando cada plazo todo lo que puedan, en una imposible carrera hacia adelante que les lleve lo m¨¢s cerca posible de la cita con las urnas. Y tras la sentencia del viernes a¨²n les quedan tres recursos que presentar, uno ante el Tribunal de Justicia y dos ante el Supremo. A largo plazo, esta estrategia podr¨ªa resultar en que los votos que logre se declaren nulos (no deja de haber en la agrupaci¨®n una minor¨ªa radical que insiste en que este es el camino a seguir).
Y ah¨ª es donde entra la idea de que s¨ª es el fin de la candidatura de Lula. Poco queda para que o Lula o Supremo digan que el exmandatario no lo es. Toda esta carrera tiene, al fin y al cabo, vocaci¨®n de circo. En Brasilia se da ya por sentada la teor¨ªa que el objetivo de Lula nunca fue llegar a la presidencia. Que en cuanto entr¨® en la c¨¢rcel y qued¨® virtualmente inhabilitado para cualquier cargo pol¨ªtico, el PT cambi¨® de estrategia y escogi¨® al ¨²nico nombre medianamente conocido que les quedaba: Fernando Haddad, exalcalde de S?o Paulo. Solo que quien tiene el 39% de la intenci¨®n de voto no es ¨¦l sino el exmandatario. As¨ª, se cre¨® un sainete con la candidatura de Lula desde la c¨¢rcel cuyo ¨²nico prop¨®sito es retener los m¨¢ximos votantes posibles hasta que el expresidente, a ¨²ltima hora, delegue todo en manos de Haddad.
Esa ¨²ltima hora ten¨ªa una fecha grabada en fuego: el 17 de septiembre, 20 d¨ªas antes de las urnas, ¨²ltimo momento legal para modificar las candidaturas legalmente. Ese d¨ªa iba a que ser el Rubic¨®n de la estrategia del PT. Y ni un d¨ªa antes porque, como ha demostrado una de las ¨²ltimas encuestas, Haddad ha resultado no despegar entre los votantes. Solo un 4% de los seguidores de Lula est¨¢ dispuesto a darle su voto.
Sabiendo esto, el juez instructor de la causa en el Tribunal Electoral, Luis Roberto Barroso, reparti¨® en su sentencia de ayer una serie de obst¨¢culos. Primero, Lula tiene 10 d¨ªas para presentar un sustituto, bien antes del d¨ªa 17. Y segundo: hasta que no lo haga, Lula no podr¨¢ protagonizar publicidad electoral pidiendo el voto para s¨ª mismo.
El PT insiste que va a recurrir la sentencia.? Pero lo cierto es que Haddad ya est¨¢ haciendo campa?a informalmente: el s¨¢bado fue a Caet¨¦s, tierra natal de Lula. En sus propias filas ya hay quien apunta que el expresidente, sin opciones reales, delegar¨¢ todo en Haddad lo antes posible. Por primera vez en la vida del hist¨®rico exmandatario, cada d¨ªa que tarde en tirar la toalla es un d¨ªa perdido.
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