La promoci¨®n del exjefe de esp¨ªas abre nuevas grietas en el Gobierno alem¨¢n
El jefe de las juventudes socialdem¨®cratas considera el pacto de Maassen ¡°una bofetada en la cara¡±
Cierre en falso. El compromiso salom¨®nico auspiciado el martes por la canciller Angela Merkel para destituir al jefe del espionaje interno alem¨¢n ha logrado mantener la paz pol¨ªtica en Berl¨ªn apenas unas horas. El acuerdo respond¨ªa a las exigencias socialdem¨®cratas de destituir al hombre que relativiz¨® la violencia xen¨®foba de Chemnitz (este del pa¨ªs) y se aline¨® con teor¨ªas conspirativas de la extrema derecha. El problema es que Hans-Georg Maassen fue cesado y al mismo tiempo premiado por su incompetencia con una secretar¨ªa de Estado y una subida de sueldo. Las cr¨ªticas no tardaron en llover a mares.
La indignaci¨®n se propag¨® este mi¨¦rcoles sobre todo entre las filas socialdem¨®cratas (SPD) ante una decisi¨®n a la que, sin embargo, su l¨ªder, Andrea Nahles, hab¨ªa dado el visto bueno. ¡°La paciencia del SPD con esta gran coalici¨®n es extremadamente fina¡±, afirm¨® Ralf Stegner, vicepresidente del partido. Kevin K¨¹hnert, al frente de las poderosas juventudes socialdem¨®cratas, los Jusos, contrario a una gran coalici¨®n con los conservadores como la actual, consider¨® el pacto de Maassen ¡°una bofetada en la cara¡± y declar¨® al Rheinische Post: ¡°Si la base de esta coalici¨®n es lograr el bienestar de la CSU [el aliado b¨¢varo de la CDU de Merkel], entonces los socialdem¨®cratas debemos preguntarnos por qu¨¦ debemos formar parte de esta coalici¨®n¡±.
Nahles trat¨® de calmar los ¨¢nimos y defendi¨® en una carta dirigida a los miembros de su partido la permanencia como socio en el Gobierno. ¡°Europa est¨¢ siendo puesta a prueba, hay una amenaza de guerra comercial con Estados Unidos, la situaci¨®n en Siria requiere nuestra habilidad diplom¨¢tica. Para el SPD es importante preservar un Gobierno eficiente¡±, afirm¨®. ¡°El SPD ha entrado en este Ejecutivo para mejorar la vida de la gente¡±, record¨® la dirigente, cuya decisi¨®n cuestiona ahora su propio partido.
Esta pen¨²ltima sacudida de la fr¨¢gil coalici¨®n de Gobierno alemana evidencia una vez m¨¢s que se trata de un matrimonio de extrema conveniencia entre partidos muy dispares, pero en el que los consortes sienten que saldr¨ªan perdiendo con un divorcio. La necesidad es el pegamento que les une, pero el desgarro es inmenso.
El precio de la paz
Los ataques abarcaron, no obstante, casi todo el arco parlamentario. El jefe de filas de los Liberales, Christian Lindner, pidi¨® que el caso Maassen se discuta en el Bundestag y consider¨® en un tuit que la soluci¨®n pactada ¡°llevar¨¢ el caos al Ministerio de Interior¡± y que la promoci¨®n del exjefe del espionaje ¡°es un precio demasiado alto para alcanzar la paz en la coalici¨®n¡±. Desde Los Verdes, una de sus dirigentes, Katrin Goring-Eckardt, consider¨®: ¡°Si la seguridad del pa¨ªs est¨¢ ahora en manos de Maassen, eso me genera una enorme inseguridad¡±. La pol¨ªtica ecologista tild¨® el compromiso de ¡°chanchullo¡±.
Las cr¨ªticas, sin embargo, no parecieron haber hecho mella en Horst Seehofer, el titular de Interior, quien este mi¨¦rcoles asegur¨® que si por ¨¦l hubiera sido, no habr¨ªa destituido a su colaborador. Seehofer, gran valedor de Maassen, en cuyo ministerio le ha encontrado acomodo, defendi¨® ¡°la competencia e integridad¡± del promocionado. Y explic¨® que Maassen permanecer¨¢ a¨²n algunas semanas en su puesto hasta que se designe un sucesor. Despu¨¦s, se har¨¢ cargo de la polic¨ªa federal, la seguridad p¨²blica y la ciberseguridad, seg¨²n precis¨® Seehofer. El exjefe de los esp¨ªas compartir¨¢ la c¨²pula de Interior junto con otros ocho secretarios de Estado ¡ªtodos hombres¡ª y desplazar¨¢ con su llegada al ¨²nico socialdem¨®crata. Maassen y el ministro del Interior comparten sus discrepancias con la pol¨ªtica de refugiados de Merkel, a la que acusan de haber puesto en peligro la seguridad de los alemanes con la entrada de cerca de un mill¨®n y medio de refugiados desde 2015.
La soluci¨®n anunciada el martes para tratar de solucionar la crisis de Gobierno fue un cl¨¢sico compromiso merkeliano ¡ªcontentar a todos un poco y sacrificar a la vez en parte las ambiciones de todos¡ª, que esta vez no ha logrado los efectos deseados. En parte, porque las componendas pol¨ªticas entre los partidos resultan cada vez m¨¢s dif¨ªciles de asumir por un electorado que muestra una creciente desafecci¨®n y por formaciones como el SPD, inmerso en una crisis de identidad y en ca¨ªda libre en las encuestas.
El pacto es un reflejo, adem¨¢s, de la obstinaci¨®n de Seehofer, que se ha revelado en este cuarto mandato de Merkel como la madre de todos los problemas de la canciller. Antes del verano, el conservador b¨¢varo amenaz¨® con derribar el Gobierno si Berl¨ªn no endurec¨ªa su pol¨ªtica migratoria. Merkel forz¨® a sus socios europeos a realizar inveros¨ªmiles piruetas diplom¨¢ticas para contentar las aspiraciones de Seehofer y las aguas volvieron a su cauce. Por poco tiempo. La protecci¨®n de Seehofer al pol¨¦mico Maassen ha vuelto a situar a la coalici¨®n de Gobierno alemana al borde de la quiebra.
Esperando a Baviera
Pocos en Berl¨ªn se atreven a pronosticar cu¨¢nto durar¨¢ esta crisis ni cu¨¢ndo llegar¨¢ la definitiva. En parte, porque mucho depende de las elecciones b¨¢varas, una cita electoral clave, cuyos resultados reverberar¨¢n en Berl¨ªn. El 14 de octubre, Baviera celebra elecciones y la CSU, el partido de Horst Seehofer, se juega por primera vez en d¨¦cadas (salvo un brev¨ªsimo intervalo) la mayor¨ªa absoluta, sobre todo por el auge de la extrema derecha. Una debacle de la CSU, calculan en los pasillos en Berl¨ªn, debilitar¨ªa a¨²n m¨¢s al ministro Seehofer, quien cuenta cada vez con menos apoyos en su propio partido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.