El precio de revelar secretos
Dos veteranos filtradores de la NSA explican qu¨¦ les motiv¨® a destapar informaci¨®n reservada y reflexionan sobre los peligros de revelar secretos
Kirk Wiebe tiene muy claro qu¨¦ motiva a un informante: un ¡°compromiso moral¡±. ¡°El Gobierno no estaba cumpliendo la Constituci¨®n. Ese era el objetivo¡±, esgrime William Binney. Ambos fueron de los primeros filtradores en exponer los largos tent¨¢culos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA en sus siglas en ingl¨¦s). Wiebe, de 73 a?os, y Binney, de 75, fueron m¨¢s de una d¨¦cada atr¨¢s los precursores de las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje telef¨®nico de la NSA. ¡°Nunca nos arrepentimos de las filtraciones, pero fuimos un poco lentos¡±, se?alan en una entrevista conjunta por videoconferencia desde ?msterdam, donde pasan la mitad del a?o y han impulsado un proyecto tecnol¨®gico.
Su historia ilustra las interioridades del mundo de los informantes. Tambi¨¦n sus l¨ªmites y riesgos. A diferencia de Snowden, Wiebe y Binney, que trabajaron m¨¢s de 30 a?os en la NSA, decidieron denunciar primero internamente. Durante siete a?os hablaron con investigadores del Gobierno y del Congreso. No solo no sirvi¨® de nada, sino que fueron castigados. A finales de 2001 decidieron retirarse de la NSA y destapar desde fuera lo que consideraban pr¨¢cticas inconstitucionales de espionaje. El Gobierno trat¨® de llevarlos a los tribunales, pero luego dio marcha atr¨¢s.
La ley estadounidense concede una amplia protecci¨®n a la libertad de expresi¨®n y existen numerosos programas que buscan incentivar a denunciantes, pero eso no los blinda por completo. ¡°Tienes cero protecci¨®n¡±, sostiene Binney. Varios estudios apuntan a que la inmensa mayor¨ªa de filtradores act¨²an guiados por un sentido de justicia y que sufren enormes represalias tras sus revelaciones.
Snowden no filtr¨® nada hasta que abandon¨® la NSA en 2013, y lo hizo cuando ya estaba fuera de EE UU. Orquest¨® una sofisticada destilaci¨®n de secretos a trav¨¦s de periodistas. Destap¨® un sistema de recolecci¨®n masiva de llamadas, espionaje a pa¨ªses aliados y forz¨® reformas de calado tras exponer los peligros de un Gran Hermano global. ¡°Es un h¨¦roe¡±, clama Wiebe.
Pero, a diferencia de Wiebe y Binney, tiene cuentas pendientes con la justicia estadounidense. Vive bajo asilo en Rusia porque, si vuelve a su pa¨ªs, corre el riesgo de ser juzgado por traici¨®n. Su vida personal se ha cobrado un peaje que ¨¦l parece aceptar. ¡°Si hubiera querido estar a salvo, no me hubiera ido de Haw¨¢i¡±, dijo en junio al diario The Guardian el inform¨¢tico de 35 a?os.
Tampoco parece arrepentirse Chelsea Manning, de 30 a?os, de haber filtrado en 2010 documentos secretos del Ej¨¦rcito a la organizaci¨®n WikiLeaks. Fue condenada a 35 a?os de prisi¨®n, pero en 2017 el expresidente Barack Obama la indult¨®. ¡°Mi objetivo era atraer atenci¨®n y hacer lo correcto¡±, explic¨® recientemente Manning, que ahora es una activista transg¨¦nero con aspiraciones pol¨ªticas.
Wiebe sostiene que, si tuviera que aconsejar a un futuro denunciante, le dir¨ªa que lo primero es ¡°estar seguro de los hechos¡±. Y una vez tiene uno eso claro, conviene, dice, contratar a un abogado y buscar a un ¡°buen periodista que no tenga miedo de contar historias¡± y que est¨¦ dispuesto a resistir las presiones: ¡°No es f¨¢cil ser un filtrador¡±, a?ade Binney, ¡°pero al final todo se basa en tu compromiso con hacer cumplir tu juramento y la promesa que hiciste de respeto a la Constituci¨®n¡±.
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