?C¨®mo se imagina un festival feminista en el mundo ¨¢rabe?
Chouftouhonna se consolida despu¨¦s de cuatro ediciones intentando ganar terreno al patriarcado
Hace unos d¨ªas se celebr¨® en T¨²nez la cuarta edici¨®n de Chouftouhonna [en dialecto ¨¢rabe tunecino ¡°las hab¨¦is visto¡±], el ¨²nico festival art¨ªstico pluridisciplinar del mundo ¨¢rabe que se define como ¡°feminista¡±. Durante cuatro d¨ªas, m¨¢s de 150 artistas, casi la mitad venidas del extranjero, expusieron sus obras en el festival e intercambiaron sus experiencias. Hubo actividades para todos los gustos: conciertos, pel¨ªculas y cortos, exposiciones de fotos y pinturas, talleres de m¨²sica, obras de teatro e incluso sesudas conferencias relacionadas con la cuesti¨®n de la mujer y el arte. Todas ellas ten¨ªan un punto en com¨²n: eran trabajos hechos por mujeres.
¡°El festival se define como feminista porque el objetivo es reclamar un espacio para las creadoras que a menudo no encuentran. Ahora bien, las obras no tienen porque serlo de forma expl¨ªcita. Eso s¨ª, no aceptamos obras que refuercen el patriarcado¡±, explica Bouchra Triki, la presidenta de la asociaci¨®n Chouf, la organizadora del festival. ¡°No queremos imponer a las artistas una definici¨®n de qu¨¦ es el feminismo, que ser¨ªa la nuestra. Cada contexto determina qu¨¦ significa ser feminista. No es igual la mirada de alguien que viene de EEUU o de Egipto, por ejemplo. Y lo bueno es ofrecerles un espacio para que dialoguen¡±, a?ade.
Revivez le dernier jour de Chouftouhonna? <3 <3Revivez le dernier jour de Chouftouhonna <3 <3 Cadrage : Safa Attiaoui + Roua Bida Montage: Safa Attiaoui
Gepostet von Chouftouhonna am Freitag, 15. September 2017
En el acto de clausura del d¨ªa 9, la sala estaba llena a rebosar, muestra de que el festival no solo ha crecido, sino que se ha consolidado. En su primera edici¨®n, dur¨® un d¨ªa, y solo estuvieron presentes artistas tunecinas. La sede de esta edici¨®n tambi¨¦n es especial: uno de los complejos del teatro nacional que era antes un palacio cargado de historia. La elecci¨®n no es casual. ¡°Las primeras ediciones se hicieron en Cartago [un exclusivo suburbio de la capital]. Pero quer¨ªamos estar en la medina, sobre todo para integrar a la poblaci¨®n del barrio¡±, argumenta Triki. En base a esa filosof¨ªa de abrirse a la sociedad, la entrada es gratuita, en el programa se ha incluido un taller para los ni?os del barrio, y el concierto de clausura se realiz¨® en la calle. Con sus decenas de mezquitas y talleres artesanales, la medina de T¨²nez es un barrio popular y de esp¨ªritu tradicionalista, un ambiente alejado del vivero del feminismo cl¨¢sico. Gracias a la reforma del C¨®digo del Estatuto Personal aprobada por el presidente Bourguiba en 1956, inspirado en la ley francesa y que prohib¨ªa la poligamia, T¨²nez es conocido por ser el pa¨ªs ¨¢rabe donde la mujer goza de m¨¢s derechos. Se trataba de un ¡°feminismo de Estado¡±, impuesto desde arriba, que m¨¢s tarde el dictador Ben Al¨ª explotar¨ªa para ganarse el apoyo occidental. Por eso, los cambios no calaron completamente en la sociedad tunecina, que contin¨²a siendo mayoritariamente de mentalidad conservadora y patriarcal, como demuestra la oposici¨®n que ha suscitado la propuesta del presidente Essebsi para establecer la paridad de g¨¦nero en materia de herencia.
¡°Creo que este a?o ha habido un p¨²blico m¨¢s diverso que en ediciones anteriores. Hab¨ªa m¨¢s hombres, m¨¢s j¨®venes. Poco a poco, vamos llegando a un p¨²blico m¨¢s amplio¡±, opina Triki. Ahora bien, eso no significa que no se pueda ir m¨¢s lejos en ese camino. ¡°El perfil social de los asistentes es bastante parecido, sobre todo mujeres de clase media-alta, franc¨®fonas. Ha sido una buena experiencia, pero hay que conseguir m¨¢s presencia de las clases populares¡±, tercia Aziza Satki, una artista francesa de origen tunecino encargada de un taller de percusi¨®n¡±. Eleonora Gatto, una fot¨®grafa italiana residente en Beirut ha tenido la misma impresi¨®n: ¡°Chouftouhonna no deja de ser un poco una isla algo elitista¡±.
Precisamente, el concierto final, ¨²nico acto del festival en el espacio p¨²blico, ten¨ªa la voluntad de hacer caer barreras. Fue frente al teatro, en una bonita plaza presidida por una imponente mezquita otomana, ocupada siempre por la clientela de un par de ¡°caf¨¦s masculinos¡±. Como la mayor¨ªa del pa¨ªs, estos establecimientos no est¨¢n prohibidos a las mujeres, ni nadie impedir¨¢ su entrada o consumici¨®n. Pero su presencia atraer¨¢ miradas de curiosidad, quiz¨¢s alguna de reprobaci¨®n. Y eso genera incomodidad.
No obstante, durante los d¨ªas del festival, ha sido normal ver sentadas en el caf¨¦ a algunas de las artistas y asistentes al evento mezcl¨¢ndose con los clientes habituales sin tensi¨®n alguna. Tampoco la suscit¨® el concierto de clausura. Algunos aplaudieron, otros incluso se levantaron para bailar con el corrillo que sali¨® del palacio siguiendo a la comitiva de m¨²sicas que tocaban panderetas y tambores. La filosof¨ªa de Chouftouhonna es ir ocupando espacios antes vedados a la mujer. Con confianza, pero sin estridencias. Y solo por ese ep¨ªlogo en la plaza de Halfaouine, el festival ya fue un ¨¦xito. El a?o que viene, m¨¢s.
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