La pelea por el mapa de Irlanda
Para alcanzar un pacto con la UE, Londres debe presentar ¡ªo aceptar¡ª otra v¨ªa que preserve el mercado interior en toda la isla
Apenas queda una semana... Y el mapa de Irlanda sigue siendo el pozo sin fondo en las discusiones sobre el Brexit, la salida de Reino Unido de la UE. Antes de la cumbre europea del 18 y 19 de octubre, Londres debe presentar una nueva propuesta. O asentir al ¨²ltimo plan que ayer lanz¨® Bruselas, de extrema flexibilidad: una espita de esperanza.
La cuesti¨®n irlandesa es la cuadratura del c¨ªrculo: c¨®mo evitar el retorno a una ¡°frontera dura¡± entre la Rep¨²blica del sur y el Ulster ¡ªparte de Reino Unido¡ª, cuando este se separe. Desde la entrada de ambas islas en 1973, aument¨® su relaci¨®n. Y el Acuerdo de Viernes Santo impuso en 1998 la paz en la guerra civil entre cat¨®licos y protestantes del Norte. El patrocinio europeo fue clave, con sus costosos programas de reconciliaci¨®n.
Restablecer la frontera del Ulster da?ar¨ªa a la actual paz y tambi¨¦n a la econom¨ªa
Desde entonces, desapareci¨® la frontera f¨ªsica entre la Rep¨²blica y el Ulster, como se ve en el primer gr¨¢fico. El comercio intrairland¨¦s y el brit¨¢nico-irland¨¦s qued¨® abierto, gracias a la pertenencia de todas las partes al Mercado Interior (MI) europeo y a su Uni¨®n Aduanera (UA). Los puestos aduaneros quedaron esquinados a puertos y aeropuertos. Ah¨ª se cobra la tarifa exterior com¨²n europea a mercanc¨ªas de terceros pa¨ªses no europeos.
La secesi¨®n brit¨¢nica tanto del MI como de la UA supone, en principio, que en el mismo espacio ¡ªla isla peque?a¡ª donde hab¨ªa un solo mercado, habr¨¢ dos. Y cada uno con sus normas, est¨¢ndares y tribunales. Es lo que retrata el gr¨¢fico 2. La frontera hoy virtual que rodea al Ulster deber¨ªa convertirse tambi¨¦n en aduana al tr¨¢fico norte-sur. Y los puertos y aeropuertos, en barrera al comercio este-oeste (entre las dos islas).
Es lo que todos pretenden evitar: Dubl¨ªn, Belfast, Londres y Bruselas. Porque la paz del Norte respira con una econom¨ªa abierta. Porque las cadenas de valor agroindustriales han atravesado las antiguas l¨ªneas demarcatorias. Porque romperlas entorpecer¨ªa no solo el comercio, sino tambi¨¦n la producci¨®n, empobreciendo a todos. Porque reinstaurar las garitas de aduanas y los puestos de control podr¨ªa resucitar en la memoria colectiva la pesadilla de los a?os de plomo.
As¨ª que en este asunto capital se juega casi todo. Pues es simb¨®lico para el soberanismo brit¨¢nico. Y trascendental para que el Mercado Interior europeo siga si¨¦ndolo integralmente, sin agujeros negros ni zonas grises incentivadoras del contrabando.
El 8 de diciembre se estableci¨® el objetivo en un preacuerdo sobre el plan de retirada. Obligaba a Londres a proponer ¡°soluciones espec¨ªficas¡± para el caso ¡°¨²nico¡± de Irlanda (informe conjunto de los negociadores, punto 49) y su tr¨¢fico interno de mercanc¨ªas. Es lo que en otros documentos se conoce como ¡°soluciones imaginativas¡±; ir¨®nicamente, como ¡°m¨¢gicas¡± y en la pr¨¢ctica, como ¡°tecnol¨®gicas¡±: una aduana virtual, mediante c¨®digos de barra y sin colas f¨ªsicas.
Y en caso de que eso se revelara imposible, o no pactable, Londres ¡°mantendr¨¢ el pleno alineamiento¡± con las reglas del MI y la UA en que se basa la cooperaci¨®n norte-sur. O sea, que Reino Unido no estar¨ªa incluido en el mercado europeo, pero el suyo propio ser¨ªa una fotocopia id¨¦ntica, con lo que se evitar¨ªa cualquier roce legal y disrupci¨®n comercial.
Londres no logr¨® convencer a sus (a¨²n) socios de que la soluci¨®n m¨¢gica era viable. Aparte de su alto costo: 20.000 millones de libras anuales, seg¨²n sus aduanas: casi el doble de la actual contribuci¨®n neta del Reino al presupuesto de la UE. Es decir, que quedar¨ªa el ¡°pleno alineamiento¡±. Pero eso le molesta. As¨ª que en el plan Chequers (Libro Blanco del 12 de julio), lanz¨® otra alternativa: conectar a todo Reino Unido en el Mercado Interior; semiincorporarlo a la UA, recolectando ¨¦l la tarifa exterior com¨²n; y redactar conjuntamente un ¡°manual de normas¡± (common rulebook) que remplazar¨ªa a las del MI en su relaci¨®n con Gran Breta?a.
Los europeos no se f¨ªan de las aduanas brit¨¢nicas: son un coladero de fraudes
La reciente cumbre de Salzburgo rechaz¨® esas pretensiones: porque los 27 no quieren deslocalizar su soberan¨ªa en la colecta de impuestos exteriores (las aduanas brit¨¢nicas son un coladero para los fraudes desde China, multados por Bruselas); porque no se aplicar¨ªa plenamente el derecho europeo, sino otro; y porque no queda claro el papel de ¨¢rbitro del Tribunal de Justicia de la UE.
Por eso, el equipo negociador europeo de Michel Barnier se mantuvo en su esquema original: el tercer mapa, con su cortafuegos (11/6/18). A saber, frontera abierta, como hoy, entre el Norte y el Sur de Irlanda: el Ulster ¡°ser¨¢ considerado parte del territorio aduanero de la Uni¨®n¡± (Borrador del acuerdo de salida, 19/3/2018, p¨¢gina 110). La tarifa exterior se aplicar¨ªa a todos los dem¨¢s productos brit¨¢nicos.
Es el mismo sistema aplicado en Canarias hasta su incorporaci¨®n a la UA en 1991. M¨¢s duro: hasta 1952 hubo control de pasaportes entre ambas islas (Irlanda y Gran Breta?a) (The origins of the Irish border, Katy Hayward).
En aras del pacto, Barnier extrem¨® ayer la flexibilidad de su tercer mapa. Las empresas brit¨¢nicas rellenar¨ªan sus facturas digitalmente y previo embarque hacia el Ulster o Eire; se escanear¨ªan las mercanc¨ªas de los camiones; los ¨²nicos controles f¨ªsicos ser¨ªan fitosanitarios (plantas) y de sanidad animal; los inevitables de mercanc¨ªas se har¨ªan en los propios barcos u otros puestos de tr¨¢nsito. Frontera blanda. Y cit¨®, en p¨²blico, el ejemplo canario. Ahora, la pelota est¨¢ en Londres. Y en los muy, muy, muy recelosos unionistas de Belfast.
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