Un pa¨ªs con licencia para odiar
Una parte importante de la poblaci¨®n votar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 28 en la creencia de que est¨¢ evitando que Brasil se transforme en Venezuela
![Manifestantes en favor de Jair Bolsonaro, el 29 de septiembre en R¨ªo de Janeiro.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SOCU3IT5D7G6TV4VE3E637N5NY.jpg?auth=bba1e60e1832e3b10e30a3aeeec6b486af6e9c1e2538f4d4f7e029d6fca093f3&width=414)
Hay un f¨¦rtil campo de estudio en Brasil para los psic¨®logos cognitivos. Una parte importante de la poblaci¨®n votar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 28 en la creencia de que est¨¢ evitando que su pa¨ªs se transforme en Venezuela. Para impedirlo, se propone entregar el poder a un exmilitar que en casi 30 a?os de carrera pol¨ªtica ha proferido cientos de frases de desprecio por las normas, los usos y los valores de la democracia. Ese es el hombre, Jair Bolsonaro, llamado a poner a Brasil a salvo de las garras bolivarianas del Partido de los Trabajadores (PT), que gobern¨® entre 2003 y 2016 sin que nadie percibiese que el pa¨ªs se estaba convirtiendo en Venezuela.
Como tantas veces en la historia, el autoritarismo avanza empujado por una corriente popular en la que confluyen tres grupos: los convencidos, los oportunistas y los indiferentes. El n¨²cleo original de convencidos lo engrosaban nost¨¢lgicos de la dictadura militar y fieles del culto a la violencia incrustado en la m¨¦dula del pa¨ªs. Con el descontento social en el ¨²ltimo mandato del PT, surgieron movimientos que alimentaron, sobre todo en las redes sociales, un derechismo cada vez m¨¢s radical. Luego se aliaron los fan¨¢ticos religiosos, en guerra contra Sodoma y Gomorra. En solo unos meses, el alcance se ha multiplicado hasta millones de personas furiosas por la corrupci¨®n generalizada, el declive econ¨®mico y el crimen cotidiano, que han comprado la promesa de mano dura.
Los oportunistas siguen afluyendo en sucesivas olas. Tras el mundo del gran dinero, ahora son pol¨ªticos de centroderecha ¡ªy alguno de centroizquierda¡ª que, desde el triunfo del ultra en la primera vuelta, corren en socorro del vencedor. El bando de los indiferentes ha surtido una base de apoyo m¨¢s sutil, pero decisiva. Pocas cosas han favorecido m¨¢s al antiguo capit¨¢n de paracaidistas que el relato tan extendido ¡ªmayoritario, por ejemplo, en los medios de comunicaci¨®n¡ª de que en las elecciones se miden dos extremismos: derecha e izquierda. Oportunistas e indiferentes comparten su sordera ante los discursos y actitudes de Bolsonaro. Como en campa?a ha reprimido sus exabruptos, se tranquilizan pensando que estamos ante un fanfarr¨®n que se amansar¨¢ cuando alcance el poder.
El candidato tambi¨¦n ha hecho un llamamiento a sus seguidores para que cesen con los actos violentos. Y parece que le han hecho caso. En los d¨ªas siguientes a su triunfo en la primera vuelta, se hab¨ªan propagado las noticias sobre decenas de ataques de envalentonados simpatizantes del ultra: un votante del PT asesinado, insultos y palizas a gais y lesbianas o una esv¨¢stica tatuada en el cuerpo de una chica. Pase lo que pase el pr¨®ximo d¨ªa 28, el ¨¦xito de Bolsonaro ya ha otorgado una licencia para odiar entre los brasile?os. No hay m¨¢s que subirse al tren del horror que sus fans pasean en las redes sociales y leer lo que se dice de negros, feministas y homosexuales.
Si Bolsonaro conquista la presidencia, hay razones para temer que algunos lleven esa licencia muy lejos. En el pa¨ªs donde 57 activistas por el medio ambiente fueron asesinados el a?o pasado, el l¨ªder ultraderechista anunci¨® tras la primera vuelta que uno de sus grandes objetivos es ¡°acabar con cualquier tipo de activismo¡±. En un pa¨ªs donde 5.000 civiles mueren al a?o por disparos de las fuerzas de seguridad, Bolsonaro proclama que ¡°el polic¨ªa que no mata no es polic¨ªa¡±. Ese pa¨ªs de casi 210 millones de habitantes, donde el a?o anterior se registraron 445 fallecidos por ataques a homosexuales, puede tener en unos d¨ªas un presidente de acreditada homofobia. Y tras ¨¦l, una multitud de legionarios del odio.
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