Los siete d¨ªas de infierno de May
La primera ministra se juega su futuro pol¨ªtico esta semana. Los euroesc¨¦pticos se conjuran para apartarla del liderazgo conservador
El d¨ªa en que Theresa May encuentre la paz interior que le permita reflexionar sin rencor cu¨¢l fue el detonante de su fracaso, quiz¨¢ se asombre al descubrir que todo se derrumb¨® cuando el m¨¢s noble de sus adversarios, aquel de quien menos lo esperaba, le asest¨® la pu?alada definitiva. El capit¨¢n Johnny Mercer, un h¨¦roe militar que acab¨® siendo diputado conservador, ha sido finalmente quien descubra que el emperador est¨¢ desnudo y que la pol¨ªtica brit¨¢nica es hoy un ¡°espect¨¢culo de mierda¡±. ¡°Necesitamos tecn¨®cratas y gestores, no podemos hacer nada sin ellos, pero en este momento crucial de nuestra historia, no pueden ser ellos quienes nos lideren¡±, escrib¨ªa Mercer este domingo en las p¨¢ginas del The Sunday Times.
?La primera ministra de Reino Unido se enfrenta a su semana m¨¢s negra. El mi¨¦rcoles, si finalmente tiene el valor de hacerlo, se someter¨¢ al juicio de su grupo parlamentario, el llamado Comit¨¦ 1922, para intentar defender su propuesta de extender el periodo de transici¨®n del Brexit m¨¢s all¨¢ de diciembre de 2020. El drama en el que se ha convertido la pol¨ªtica brit¨¢nica hace que esta reuni¨®n, en otras circunstancias casi protocolaria, adquiera un tono de juicio sumar¨ªsimo.
Mercer no era hasta ahora protagonista en esta obra. Su intervenci¨®n, sin embargo, ha sido el detonante que ha dado v¨ªa libre a todas las conjuras larvadas contra May en los ¨²ltimos meses. El exministro para el Brexit, David Davis, que cada vez cobra m¨¢s fuerza como relevo de May, prescinde ya de toda prudencia y asegura que la primera ministra ha entrado en ¡°la zona de muerte¡±. 46 diputados conservadores han enviado a la presidencia del Parlamento una ¡°carta de confianza¡±. Solo faltan dos m¨¢s para que, reglamentariamente, May deba someterse a un voto de confianza. Los l¨ªderes parlamentarios conservadores admiten que, si finalmente se activa un voto secreto, no ser¨¢n capaces de garantizar la supervivencia del Gobierno. Europa es, de nuevo, la causa de que se rompan las costuras del Partido Conservador brit¨¢nico. La m¨¢quina electoral m¨¢s perfecta de la historia, seg¨²n ellos mismos presumen, hasta que decide darse un tiro en el pie. Ya ocurri¨® a?os antes con John Major, que fue incapaz de controlar las maniobras de un grupo de ¡°bastardos¡± que se confabularon para impedir que el primer ministro negociara los t¨¦rminos del Tratado de Maastricht.
El actual ministro para el Brexit, Dominic Raab, mostraba este domingo el grado de desuni¨®n que existe en el seno del Gobierno. Invitado al programa de Andrew Marr, en la BBC, Raab dejaba claro que Reino Unido no aceptar¨¢ una extensi¨®n del periodo de transici¨®n del Brexit que no tenga una fecha l¨ªmite clara o que no preserve la capacidad de su pa¨ªs de decidir cu¨¢ndo se sale definitivamente de la Uni¨®n Aduanera. Justo lo contrario de la ambig¨¹edad con que su jefa confiaba en salvar las negociaciones con Bruselas.
Theresa May ha logrado irritar, con su inacci¨®n, al sector moderado de su partido. La desesperaci¨®n por encontrar una soluci¨®n que le permita salir del laberinto del Brexit le ha llevado a aislarse incluso de los miembros de su propio Gobierno. El viaje rel¨¢mpago de su negociador principal a Bruselas el pasado domingo, seg¨²n han publicado varios medios brit¨¢nicos, no fue para dar un impulso final a las negociaciones, sino para deshacer el compromiso alcanzado con la UE por Oliver Robbins, el alto funcionario al que May ha dado toda la confianza, poder y autoridad para ayudarla a salir de este entuerto. Robbins, seg¨²n cuenta el periodista Tim Shipman ©¤uno de los analistas mejor informados en Reino Unido©¤ hab¨ªa comprometido por su cuenta y riesgo a Reino Unido a permanecer durante un tiempo indefinido en la uni¨®n aduanera y consentido para que este pacto tuviera fuerza de ley.
Varios de los ministros del Gobierno, en una muestra de deslealtad y rebeli¨®n que cualquier primer ministro con autoridad habr¨ªa desautorizado de inmediato, se reunieron sin el conocimiento de May para analizar la situaci¨®n. Ayudados de pizza y de champ¨¢n, ocho de ellos se congregaron en el despacho de Andrea Leadsom, la jefa parlamentaria de la C¨¢mara de los Comunes, para escuchar al hombre del momento: Geoffrey Cox. El fiscal general de Reino Unido, un veterano abogado que tiene el conocimiento legal del que carecen muchos de los protagonistas de este drama pol¨ªtico, que han demostrado un nivel de aficionado en esta batalla, les explic¨® claramente que cualquier acuerdo de salida de la UE que May alcance con los negociadores de Bruselas tendr¨¢ rango de tratado internacional, con lo que resultar¨¢ muy complicado enmendarlo en una votaci¨®n posterior en el Parlamento.
El equipo de May luchar¨¢ esta semana por evitar, sea como sea, una rebeli¨®n entre los diputados. La primera ministra maniobra desesperadamente por ganar tiempo y lograr un acuerdo con Bruselas. El Brexit ha puesto en cuesti¨®n todos los fundamentos constitucionales de Reino Unido. Irlanda del Norte se revuelve. Escocia habla de otro refer¨¦ndum de independencia. Theresa May ya solo piensa a corto plazo: su objetivo no va m¨¢s all¨¢ de sobrevivir otra semana.
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