La rebeli¨®n de las mafias de la electricidad en L¨ªbano
El Gobierno liban¨¦s se enfrenta a la mafia de los generadores privados mientras los ciudadanos reciben dos facturas de electricidad mensuales
De la crisis de las basuras a la crisis de los generadores, el Ejecutivo liban¨¦s se enfrenta al progresivo colapso de las infraestructuras y los servicios del pa¨ªs. Este mes ha lanzado una cruzada para regular el imperio de los generadores el¨¦ctricos privados. Se estima que este sector, tan opaco como ilegal, genera 1.000 millones de euros anuales y de ¨¦l depende el 85% de los seis millones de habitantes (incluidos?1,5 millones de refugiados sirios) para que la electricidad fluya en sus hogares las 24 horas del d¨ªa. Han transcurrido casi tres d¨¦cadas desde que finaliz¨® la guerra civil (1975-1990) que merm¨® las instalaciones el¨¦ctricas de L¨ªbano y, sin embargo, los ciudadanos siguen sufriendo cortes diarios y programados por el Gobierno que oscilan entre tres y 12 horas seg¨²n la ciudad. La ¡®mafia de los generadores¡¯, que suple el vac¨ªo estatal, se ha rebelado esta semana contra el Gobierno en una batalla en la que los expertos vaticinan que tienen todas las de ganar.
¡°Se trata de una situaci¨®n surrealista¡±, dice Rami Rajeh, de la plataforma pol¨ªtica ¡®Beirut Medinati¡¯. ¡°El Gobierno tiene el monopolio de la producci¨®n de electricidad, pero admite su incapacidad para satisfacer las necesidades de la ciudadan¨ªa y en paralelo amenaza con multas a un colectivo ilegal [el de los generadores privados] que decide hacer huelga¡±, acota. El ministro liban¨¦s de Comercio, Raed Khoury, anunci¨® a primeros de octubre la entrada en vigor de una nueva medida por la que los propietarios de los generadores privados han de instalar contadores para sus clientes y cobrar un precio fijo de 439 libras libanesas (0,25 c¨¦ntimos de euro) por kilovatio-hora.
La nueva ley afecta a la actividad ilegal de miles de empresarios que desde la guerra civil han proliferado en el pa¨ªs reparti¨¦ndose los barrios como si de un ministerio paralelo se tratara. ¡°Cobro entre 29 y 58 euros de tarifa plana mensual seg¨²n el n¨²mero de amperios. Si nos doblegamos al precio que ha estipulado el Estado perdemos mucho dinero¡±. Quien hace cuentas es Amer Shager, uno de los seis propietarios de generadores privados cuyo oligopolio abastece durante las tres horas de corte diarias a los 15.000 vecinos del barrio de Raas el Nabaa, en Beirut. ¡°Este Gobierno tiene un problema de disfunci¨®n cr¨®nica , de ah¨ª que convivan dos sistemas: el oficial y el informal. Lo que se traduce para el consumidor en dos facturas mensuales de electricidad, de Internet, de agua...¡±, resopla Rajeh de Beirut Medinati.
¡°Usaremos la fuerza¡±, ha amenazado el ministro de Comercio despu¨¦s de que el 60% de los propietarios se negara a instalar contadores. ¡°Haremos huelga¡±, respondi¨® el Comit¨¦ Central de Propietarios de Generadores ¡ªuna suerte de sindicato ilegal que re¨²ne a m¨¢s de 3.500 propietarios en todo L¨ªbano¡ª. Y as¨ª hicieron a principios de noviembre al paralizar durante dos horas decenas de generadores obligando a los vecinos a bajar y subir las escaleras de sus inmuebles con una linterna para evitar trastabillar.
Otros como Haifa Saidi, ama de casa y tambi¨¦n vecina de Raas el Nabaa, no pueden hacer frente a dos facturas mensuales. ¡°Vivo en un sexto piso con una madre enferma y cuatro hijos, as¨ª que tengo que programar diariamente las compras, visitas familiares y recogidas de colegio o m¨¦dicos acorde a las horas de los cortes de electricidad¡±, se lamenta antes de gritar un ¡°?Kus ujta al balad!" (?Que le jodan a este pa¨ªs!, en ¨¢rabe),?estribillo callejero habitual para referirse con sorna al Gobierno.
Ahmed Khaled, electricista del barrio, se lo toma con mejor humor: ¡°En las barriadas pobres, o bien enganchamos los cables a las casas de los vecinos m¨¢s ricos, o compramos bater¨ªas el¨¦ctricas, o manipulamos los fusibles para consumir m¨¢s amperios que los que se paga¡±. Pr¨¢cticas tan generalizadas que explican que la compa?¨ªa Electricidad De L¨ªbano (estatal y a cargo del monopolio) arrastre una deuda de 3.500 millones de euros.
Conforme parece decaer la intensidad de la guerra en la vecina Siria (en cuya capital hay barrios que reciben 24 horas de electricidad), Beirut intenta centrarse en los asuntos nacionales. Sin embargo, las sempiternas presiones regionales sobre el pa¨ªs hacen que ¨¦ste acumule retrasos en la formaci¨®n del nuevo Gobierno desde que el pasado mes de mayo se celebraran los primeros comicios parlamentarios en casi una d¨¦cada. ¡°El presidente [el general Michel Aoun] intenta sacar pecho y demostrar que el Estado funciona y se respeta¡±, valora Jad Chaaban, economista de la Universidad Americana de Beirut. ¡°Pero no puede ganar porque no cuenta con el apoyo del resto de partidos, y la mafia de los generadores est¨¢ respaldada por los l¨ªderes locales que est¨¢n protegidos por las milicias en el terreno, que a su vez est¨¢n bajo las ¨®rdenes de los parlamentarios que se sientan en el Congreso¡±, apostilla.
En 2015,?la mala gesti¨®n en la recogida de los residuos?convirti¨® L¨ªbano en un vertedero gigante provocando la ira de sus ciudadanos que acabaron por tomar las calles al grito de ¡°?corruptos, apest¨¢is!¡±. Tras m¨¢s de dos a?os sin presidente, se logr¨® formar Gobierno en 2016. Entonces estren¨® un ministerio dedicado a la lucha contra la corrupci¨®n. Al descontento ciudadano y la estampida de inversores se suman hoy las presiones del Fondo Monetario Internacional, cuya receta es la misma que prescribe al resto de la regi¨®n: reducir el gasto p¨²blico e incrementar los impuestos. Una pol¨ªtica dif¨ªcil de implementar sin provocar el descontento popular.
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