El Coriolano de Krauze
Con 'El pueblo soy yo' Krauze echa al mundo una colecci¨®n de ensayos acerca de todos los populismos que inquietan al planeta en la hora actual, con especial atenci¨®n a los de Am¨¦rica
Ech¨¦ los dientes entre gente de teatro y, siendo yo mismo escribidor de piezas teatrales, vol¨¦ desde el ¨ªndice del libro a la p¨¢gina 251, donde comienza el demasiado breve ensayo que Enrique Krauze titul¨® Coriolano de Shakespeare, el antipopulista tr¨¢gico. Lo que Krauze ofrece a partir de esa singular¨ªsima pieza del Bardo me interes¨® vivamente.
Con El pueblo soy yo (Debate, 2018), Krauze echa al mundo una colecci¨®n de ensayos acerca de todos los populismos que inquietan al planeta en la hora actual, prestando especial atenci¨®n a los de nuestra Am¨¦rica. La viga maestra del volumen es la exhaustiva recensi¨®n que el historiador mexicano hace de El espejo de Pr¨®spero, obra capital de Richard Morse, eximio latinoamericanista estadounidense.
Krauze aborda, a partir de Morse y sus dilatados saberes, el tema de la naturaleza del poder pol¨ªtico en pa¨ªses como los nuestros, cuyas instituciones son herencia, emanaci¨®n, saldo o como prefiera usted decirlo, de valores y usos mon¨¢rquicos, no todo ellos, por cierto, venidos de Espa?a, puesto que muchos, y de mucho peso, ya se hallaban aqu¨ª cuando alguien grit¨® ¡°?tierra!¡±.
Morse, desde luego, es much¨ªsimo m¨¢s que mi torpe sumario y debo invitar al lector interesado a frecuentar la densa elegancia de El espejo de Pr¨®spero.
El rompedor aporte de Krauze, al servirse con poderosa originalidad de la erudici¨®n y las ideas de un humanista de la talla de Morse, est¨¢ en abrir puertas a una comprensi¨®n de los populismos criollos m¨¢s instruida y amplia, m¨¢s sosegada y penetrante ¡ª?y much¨ªsimo m¨¢s ¨²til a una pol¨ªtica liberal!¡ª que la embotada fraseolog¨ªa lacaniana y posmarxista, hecha de ¡°significantes vac¨ªos¡±, que imparte la industria acad¨¦mica sobe el tema. Pero volvamos a mi asunto: Coriolano.
Shakespeare bas¨® esta tragedia en la vida de una legendaria figura romana que vivi¨® entre los siglos VI y V antes de Cristo: Cayo Marcio Coriolano. La acci¨®n ilustra paso a paso su biograf¨ªa, seg¨²n las Vidas Paralelas de Plutarco. Todo pasa en la ¨¦poca que sigui¨® a la abolici¨®n de la monarqu¨ªa, en tiempos del nacimiento de la rep¨²blica.
Con Julio C¨¦sar, Shakespeare ya hab¨ªa introducido la Roma republicana en la literatura dram¨¢tica. Cre¨ªa que la historia de los idus de marzo confirmaba su cruel filosof¨ªa de la historia y del poder. Jan Kott, el gran estudioso shakesperiano, llam¨® a esa filosof¨ªa el ¡°Gran Mecanismo¡±, ese que infunde en Macbeth su demon¨ªaca fatalidad.
Pero la historia de Coriolano no se deja encerrar en un c¨ªrculo inalterable en el que el principio y fin de cada reinado es el asesinato de un monarca: no es una historia de reyes, sino la de una ciudad dividida entre plebeyos y patricios. Una tal historia deja de ser demon¨ªaca y, para decirlo con Kott, ¡°es solo ir¨®nica y tr¨¢gica lucha de clases¡±, de all¨ª su contemporaneidad.
Hasta aqu¨ª, conformes, pero ?qu¨¦ hace Coriolano en un libro sobre el populismo latinoamericano? Coriolano es patricio, es tambi¨¦n un guerrero. Es hosco altivo y violento. ?l solo rindi¨® una ciudad enemiga y con ello salv¨® a Roma. La gloria del triunfo trae consigo el consulado. Para ser electo c¨®nsul, los usos de Roma exigen que muestre sus heridas de guerra a los tribunos de la plebe, relate sus haza?as y, zalameramente, haga valer sus m¨¦ritos.
¡°Te corresponde hablarle al pueblo, no seg¨²n tus convicciones, ni seg¨²n los impulsos de tu ¨¢nimo, sino diciendo las palabras de memoria, aunque sean bastardas¡±, insin¨²a su propia madre.Coriolano desprecia a la plebe (¡°voluble, cobarde y apestosa¡±) y encuentra indigno cortejar de ese modo sus votos.
Prefiere que hablen sus hechos, no insinceras palabras. Al cabo, vendr¨¢ el destierro y, v¨ªctima de su valor moral, Coriolano pagar¨¢ con la vida su intransigencia.¡°Desde nuestro tiempo ¡ªhabla Krauze¡ª, Coriolano adquiere una dimensi¨®n aleccionadora: es el antipopulista. A la luz de esta tragedia, una de las m¨¢s sombr¨ªas y misteriosas, nuestro tiempo revela su miseria, no solo en la pol¨ªtica sino en todos los ¨®rdenes. Vivimos hu¨¦rfanos de l¨ªderes virtuosos y los corrompidos cuerpos aristocr¨¢ticos y representativos han perdido autoridad. En cambio, abundan quienes ganan los votos del pueblo con enga?os, insidia, mentira y manipulaci¨®n¡±.
¡°There is a world elsewhere¡±. Coriolanus, Act 3, scene III.
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