Los Restos de Franco
Este sanguinario tirano jam¨¢s tendr¨ªa que haber recibido la extremaunci¨®n ni las respectivas bendiciones para que descansara en una paz a todas luces inmerecida
Cuando recientemente el gobierno socialista espa?ol decidi¨® exhumar los restos del dictador Francisco Franco del mausoleo del Valle de los Ca¨ªdos, recib¨ª la noticia con aut¨¦ntico benepl¨¢cito. Este sanguinario tirano jam¨¢s tendr¨ªa que haber recibido la extremaunci¨®n ni las respectivas bendiciones para que descansara en una paz a todas luces inmerecida, ni claro est¨¢, tampoco deber¨ªa haber sido inhumado con todos los honores en el coraz¨®n de un monumento dedicado a los muertos en la tr¨¢gica Guerra Civil. Carmen Calvo, la Vicepresidente del gobierno, ten¨ªa toda la raz¨®n cuando afirmo: ¡°Un dictador no puede tener una tumba de Estado en una democracia consolidada como la espa?ola. Es incompatible.¡±
?C¨®mo honrar a quien pidi¨® ayuda, nada menos que a Hitler y a Mussolini, a potencias extranjeras fascistas, desde luego, para que bombardearan a su patria, Espa?a y mataran a familias enteras, a ni?os inocentes, mujeres y ancianos y destruyeran ciudades y puertos, museos, academias, parques, teatros, bibliotecas, hospitales, monumentos, casas y edificios? S¨ª: Franco aliado con l¨ªderes fascistas extranjeros masacr¨® a sus compatriotas y destruy¨® a su propio pa¨ªs con los trimotores italianos Savoia, Fiat CR-32, las tanquetas Ansaldo CV-3 y ametralladoras, adem¨¢s de los aviones alemanes Ju-52, cazas H-51, ca?ones antia¨¦reos, equipos de transmisiones, Junkers, cazas y bater¨ªas antia¨¦reas. ?Imposible olvidar la terrible canallada padecida en Guernica ni perder jam¨¢s de vista la Ley de Responsabilidades con efectos retroactivos en la que se establec¨ªa la siguiente declaraci¨®n de verdadero horror, un recuerdo negro para la historia: ¡°Se consideran delincuentes todos los seguidores de la Rep¨²blica desde el primero de octubre de 1934.¡±
Si bien la decisi¨®n de la justificada exhumaci¨®n ha sido afortunadamente tomada, surgi¨® entonces un conflicto ulterior que explica la madurez pol¨ªtica de la mayor¨ªa de los espa?oles: ?D¨®nde enterrar los restos del tirano? ?Nadie los quiere! Curioso, ?no? Las propias autoridades del Ayuntamiento de Ferrol, su ciudad natal, se negaron a aceptar la osamenta del dictador, es m¨¢s, ni siquiera autorizaron que fuera sepultada en la tumba de la familia Franco Bahamonde en el cementerio de Catabois, ya que corr¨ªa el riesgo de ir a dar a una fosa com¨²n. ?Claro que a Franco le fue retirado el honor de ser el ¡°hijo predilecto de la ciudad¡±, adem¨¢s de expropiarle el nicho que el ayuntamiento le regal¨®, en 1963, en plena dictadura cuando lo nombr¨® ¡°Hijo ilustr¨ªsimo...¡±!
?Opciones para el nuevo entierro? El pante¨®n de la cripta familiar de la catedral de la Almudena, en el coraz¨®n de Madrid, donde est¨¢ enterrada la hija del dictador. ?No!, tampoco la catedral, porque no es propiedad privada, por lo que se debe ¡°garantizar en todo el territorio espa?ol que no se enaltezca a Franco en ning¨²n sitio.¡± ?En un pante¨®n espa?ol? Imposible porque podr¨ªa convertirse en un lugar de peregrinaje de turistas o fan¨¢ticos que ayudar¨ªa a revivir su memoria y a recordar su siniestro recuerdo. Por la misma raz¨®n se cerr¨® el lugar en donde se supone que Hitler se suicid¨® en Berl¨ªn, en la canciller¨ªa, al final de la guerra, precisamente porque se estaba convirtiendo en una especie de altar de adoraci¨®n de su figura por militantes neonazis.
Inexplicablemente el cuerpo embalsamado de Stalin, otro criminal sin precedentes en la historia de la humanidad, se encuentra en una necr¨®polis del Kremlin, solo que con la presencia de Putin, otro tirano, se ve dif¨ªcil que alguien de la Duma se atreva siquiera a exhumar sus restos para calcinarlos y arrojarlos en la desembocadura del Volga. Lo mismo acontece con Mao Tse-Tung, otro dictador que ¡°descansa¡± en su propio mausoleo en Pek¨ªn. Mussolini esta sepultado en una tumba an¨®nima de dif¨ªcil identificaci¨®n, una maravilla.
Tal vez los restos de Francisco Franco deber¨ªan ser incinerados y sus cenizas arrojadas fuera de los l¨ªmites del mar territorial espa?ol, en un lugar del Atl¨¢ntico, como dijera Cervantes, de cuyo nombre no quiero acordarme o bien, convendr¨ªa lanzarlas sin protocolo ni honor alguno, en la Comunidad de Madrid, m¨¢s precisamente, en el Canal de Isabel II, en donde se tratan las aguas residuales, de modo que no quede huella del tirano y avance aceleradamente el proceso de reconciliaci¨®n hist¨®rico del pueblo espa?ol.
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