Nueva vitalidad de la democracia
En medio de una crisis de legitimidad, hay signos positivos: la posici¨®n de la sociedad frente a la corrupci¨®n, el papel de los comunicadores y una din¨¢mica judicial vigorosa
Con legitimidad muy baja, las instituciones pol¨ªticas parecer¨ªan haber ca¨ªdo a niveles hist¨®ricos hondos en Am¨¦rica Latina. Y lo que es peor, en una especie de ¡°ca¨ªda libre¡± irreversible que se agudiza todos los a?os. ?Antesala del fin de la democracia? No lo creo; pero para ello se tendr¨¢n que producir ajustes en su din¨¢mica y sistemas de representaci¨®n. Pero, en medio de todo, se?ales de vitalidad democr¨¢tica
Usar¨¦ como ejemplo algo de lo que viene pasando en el Per¨². Una mirada parcial de lo ocurrido en los ¨²ltimos dos a?os y medio -desde que asumi¨® la presidencia Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en julio del 2016 hasta la actualidad- arroja una impresi¨®n desalentadora. Dos ¡°perlas¡±.
Una, un gobierno inepto y d¨¦bil que termin¨®, sin pena ni gloria, con la renuncia de PPK en marzo de este a?o a los 20 meses de gesti¨®n y con el renunciante sometido a investigaci¨®n por la justicia. Asumi¨® la presidencia el vicepresidente Mart¨ªn Vizcarra a quien d¨ªas antes no conoc¨ªa m¨¢s del 70% de la poblaci¨®n.
Dos, una oposici¨®n parlamentaria fujimorista, cerril y destructiva, desde el Congreso que ha socavado al propio legislativo (reduci¨¦ndolo a un d¨ªgito de apoyo), logrado la desarticulaci¨®n en picada del propio fujimorismo y su l¨ªder en la c¨¢rcel, procesada judicialmente por lavado de activos. Parecer¨ªan quedar pocos elementos de aliento en ese panorama.
Esa conclusi¨®n no es correcta pues en otros ¨¢mbitos vibra la vitalidad democr¨¢tica. Tres componentes a modo de ejemplo.
Primero: conducta proactiva de la sociedad frente a la corrupci¨®n. Que no se limita a constatarla, sino que la enfrenta en diversos escenarios. As¨ª fue en la gran gesta del 2000-2001 luego de ca¨ªdo el r¨¦gimen de Fujimori al que sucedi¨® una vigorosa din¨¢mica institucional y social por la verdad y la justicia.
Ese y no otro es el significado del apoyo creciente al presidente Vizcarra quien, virtualmente desconocido hace ocho meses, hoy tiene 61% de respaldo. Y no por carreteras construidas o inauguraciones, sino por las se?ales que ha dado contra la corrupci¨®n. Ello opera como factor retroalimentador en la pol¨ªtica pues est¨¢ claro que pierde quien vacila frente a la corrupci¨®n.
Segundo: el papel de relevantes comunicadores sociales, medios y la investigaci¨®n period¨ªstica (en la que destaca Ideele-reporteros) que no ha sucumbido ante ¡°troles¡± y redes sociales intolerantes. Este espacio comunicacional ha sido clave en la desarticulaci¨®n de la modorra de una anquilosada institucionalidad. Destaca, por cierto, un Congreso que ha abdicado en su funci¨®n fiscalizadora y m¨¢s interesado en borrar la palabra ¡°g¨¦nero¡± de las leyes vigentes.
Tercero: una din¨¢mica judicial muy vigorosa, con reminiscencias de lo que ocurri¨® en el 2000-2001. Como en esos a?os, encuentra a sus protagonistas dentro del propio sistema de jueces y fiscales, operando en¨¦rgicamente con independencia del poder pol¨ªtico en investigaciones sobre graves hechos de corrupci¨®n en las que avanzan en develar la verdad. Aspectos debatibles, por cierto, como decisiones sobre largas detenciones preventivas, pero en base a criterios judiciales y de fiscales independientes y no de diktats del poder pol¨ªtico.
Dentro de ese marco de resquebrajamiento institucional por la crisis de ¡°la pol¨ªtica¡±, es innegable el saludable papel equilibrador que viene desempe?ando el Tribunal Constitucional. Manejando inteligentemente sus diferencias internas, pero adoptando decisiones claves, con independencia del poder pol¨ªtico, ante excesos legislativos de un Congreso sin br¨²jula.
En este panorama de ¡°luces¡± hay tambi¨¦n ¡°sombras¡±. Un cuestionado Fiscal de la Naci¨®n trabando sistem¨¢ticamente a sus propios fiscales que conducen investigaciones sobre corrupci¨®n y faltando reiteradamente a la verdad. Claramente no es la persona ¡°de conducta intachable, p¨²blicamente reconocida¡± que exige la ley para ese cargo. En una din¨¢mica como la actual aparecer¨¢ la respuesta institucional adecuada a esa amenaza.
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