El puerto de Calais teme un Brexit ca¨®tico
Tras la crisis migratoria, la principal entrada en el continente se prepara para el divorcio de Reino Unido y la UE
Hay pocos lugares en los que el Brexit, la programada pero todav¨ªa incierta salida de Reino Unido de la Uni¨®n Europea, vaya a notarse tanto como en Calais. Esta ciudad de 75.000 habitantes en el noroeste de Francia es, con su puerto mar¨ªtimo y la entrada del t¨²nel bajo el canal de la Mancha, el principal paso mar¨ªtimo de mercanc¨ªas y personas entre el continente europeo y las islas brit¨¢nicas. Calais a¨²n se est¨¢ recuperando de la crisis migratoria de 2015, que la convirti¨® en la residencia provisional de miles de africanos y asi¨¢ticos que buscaban cruzar el canal. El Brexit amenaza con nuevos problemas. Los controles aduaneros pueden acabar provocando atascos y representar una carga para la ciudad.
Desde el ventanal de la cafeter¨ªa de la terminal del puerto, se ven los camiones entrado en los barcos, que salen en destino a Dover; otros atracan en el puerto y desembarcan los veh¨ªculos. Dos millones de camiones pasaron por aqu¨ª en 2017, punto de paso de casi la mitad del tr¨¢fico por esta zona (la otra mitad se concentra en el t¨²nel y en el cercano puerto de Dunkerque). Cada media hora sale un ferri. El trayecto entre una orilla y la otra: una hora. El tr¨¢fico es fluido.
¡°Qu¨¦ bello¡±, se enorgullece Jean-Marc Puissesseau, presidente-director general del puerto de Calais, mientras observa el ir y venir. Desde el refer¨¦ndum de hace dos a?os, cuando los brit¨¢nicos decidieron marcharse de la UE, el Brexit monopoliza el tiempo de Puissesseau. Marcar¨¢ el futuro de la ciudad y del negocio. Todav¨ªa no se sabe c¨®mo. "Por ahora, como dicen los ingleses, wait and see", dice. Esperar y ver.
No es lo mismo que la salida autom¨¢tica ocurra el 29 de marzo, como estaba previsto inicialmente, que si se fija un periodo transitorio despu¨¦s, como establece el acuerdo entre Bruselas y Londres, pendiente de ratificaci¨®n. Ser¨ªa muy distinta una soluci¨®n con alg¨²n tipo de pacto aduanero, que el llamado Brexit duro, una ruptura total. En este caso, Calais se convertir¨ªa en una frontera exterior de la UE y todos los productos procedentes de la otra orilla se someter¨ªan a los mismos controles que los de cualquier pa¨ªs extranjero. El peor escenario ser¨ªa que todo esto ocurriese ya, el 29 de marzo.
¡°Si el Brexit llega en cinco meses, casi puede decirse que es una cat¨¢strofe", dice David-Olivier Caron, secretario general del sindicato CFDT-Aduanas, y exaduanero en Calais. Caron alude a la falta de infraestructuras aduaneras, a las que hay que a?adir las instalaciones para los controles de productos agr¨ªcolas y sanitarios. El sindicalista a?ade la necesidad de contratar a nuevos aduaneros y formarlos. Se calcula que har¨¢ falta 700 ¡ªno s¨®lo en Calais sino en otros puntos de entrada en Francia¡ª para gestionar el Brexit.
"La prioridad es preservar la fluidez del tr¨¢fico en el t¨²nel bajo el canal de la Mancha y en el puerto", avisa Faustine Maliar, jefa de gabinete adjunta de?Natacha Bouchard, la alcaldesa de Calais, y consejera regional en la regi¨®n Hauts-de-France. El temor es que el aumento de los tiempos de control en las aduanas lleve a los transportistas a usar puertos belgas u holandeses en vez de Calais.
No todos los escenarios son catastrofistas: en el mejor de los casos todo podr¨ªa continuar igual que ahora. Y el negocio saldr¨ªa redondo si se reinstaurase el duty-free, las tiendas libres de impuestos que hab¨ªa en los ferris antes de que la legislaci¨®n europea obligase a eliminarlos a finales de los a?os noventa.
El duty-free era un reclamo para los turistas ingleses, como los tres jubilados que, felices tras haber comido y bebido en el restaurante Le Channel de Calais, esperaban el mi¨¦rcoles en la terminal para tomar el ferri que les devolver¨ªa a su pa¨ªs. Eran day trippers: viajeros de un d¨ªa, en ingl¨¦s. Llegan por la ma?ana, almuerzan y se marchan. Los tres votaron contra el Brexit, pese al cual no dejar¨¢n de visitar Francia. Quiz¨¢, se?alan, se ralentice la espera en los controles fronterizos. ¡°Para complicarnos las cosas¡±, lamenta uno de ellos. Nada grave, comparado con lo que espera a los camioneros.
David Sagnard, jefe de una empresa de transportes en Calais, explica que cada minuto de trayecto en cami¨®n cuesta un euro: una hora de espera son 60 euros m¨¢s, dos horas 120... Si los controles aduaneros causan atascos, coste acabar¨¢ encareciendo el servicio y quiz¨¢ llevar¨¢ a los clientes brit¨¢nicos a buscar otras v¨ªas de suministro. Otro riesgo, seg¨²n Sagnard, es que, con los atascos, Calais vuelva a atraer a los inmigrantes que quieren cruzan ilegalmente a Inglaterra. "Si los camiones quedan bloqueados, existe el riesgo que regresen para subirse en ellos", dice.
En el norte de Calais, donde antes estaba la Jungla ¡ªel campamento de inmigrantes desmantelado en oto?o de 2016 donde llegaron a vivir unas 10.000 personas¡ª no queda nada, solo campo. Ahora es un espacio natural protegido.
Por las carreteras cercanas al puerto y la Jungla circulan grupos de inmigrantes. El Ayuntamiento cree que ahora son entre 400 y 600 en Calais y sus alrededores. Cuanto m¨¢s se acerca uno del puerto o del t¨²nel, m¨¢s patrullas policiales.
En un parque del centro de la ciudad hay una estatua de Charles de Gaulle y Winston Churchill. Pasan un grupo de adolescentes de Calais en bicicleta. Paran junto al monumento, inaugurado un a?o despu¨¦s del refer¨¦ndum del Brexit. ¡°Mira qu¨¦ guapo con su puro¡±, se r¨ªe uno. Los altibajos en la relaci¨®n de De Gaulle y Churchill, dos colosos del siglo XX, son el reflejo vivo de la compleja relaci¨®n francobrit¨¢nica. El Brexit abre otro cap¨ªtulo.
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