800 horas rezando sin pausa en la iglesia para evitar una deportaci¨®n
Los feligreses de un templo de Holanda intentan evitar que se expulse a un matrimonio armenio y a sus tres hijos. La polic¨ªa no puede entrar en el templo a detenerlos durante el servicio religioso
El rezo como protesta y esperanza. En la iglesia holandesa de Bethel, situada en La Haya, sus fieles (protestantes) llevan un mes orando y dos d¨ªas sin pausa para evitar la deportaci¨®n de una familia armenia acogida dentro: 792 horas. La polic¨ªa no puede entrar en un templo durante los oficios religiosos, y por eso, 300 reverendos de todo el pa¨ªs se turnan para impedir el arresto de Sasun y Anousche Tamrazyan y sus tres hijos. Sasun asegura que huy¨® de su tierra cuando fue amenazado de muerte por motivos pol¨ªticos. Llevan nueve a?os en Holanda, y aunque el Gobierno ha ordenado su marcha porque Armenia se considera un pa¨ªs seguro, ellos no se f¨ªan. Han intentado quedarse apelando a la amnist¨ªa para menores refugiados decretada en situaciones excepcionales por las autoridades. De lograrla, se beneficiar¨ªan tambi¨¦n los padres, y sus problemas se habr¨ªan resuelto.
¡°El futuro de la familia Tamrazyan no est¨¢ en Holanda. Se ha llegado a la conclusi¨®n de que no tienen derecho a ser protegidos¡±, ha asegurado Mark Harbers, secretario de Estado de Asilo y Migraci¨®n. El caso es especialmente dif¨ªcil para el pol¨ªtico, liberal de derecha. El pasado septiembre dijo lo mismo de Lili y Howick, unos hermanos tambi¨¦n armenios de 12 y 13 a?os, con una d¨¦cada de residencia en Holanda. Orden¨® su expulsi¨®n porque la seguridad de Armenia no ten¨ªa duda, pero luego les amnisti¨® en medio de una gran conmoci¨®n social. Los chicos se ocultaron, y temiendo que pudiera pasarles algo, Harbers cambi¨® de opini¨®n.
Los Tamrazyan querr¨ªan un trato similar para sus hijos, Hayarpi (21 a?os), Warduhi (19) y Seryan (15). Sobre todo porque los tribunales les han dado la raz¨®n en dos ocasiones, pero el Estado recurri¨® y perdieron el caso al final. ¡°No entiendo por qu¨¦ ha llegado nuestro caso hasta el Consejo de Estado, cuando pod¨ªamos quedarnos. Me han llegado a decir que si me encuentran en el tren o por la calle, me deportar¨¢n y se acabar¨¢ la vida que llevo¡±, ha declarado Hayarpi a la televisi¨®n holandesa. El Gobierno indica que hay unos 400 menores en la misma situaci¨®n, y no piensa decretar una amnist¨ªa general. Si considera que los solicitantes de asilo est¨¢n a salvo en su tierra natal, quiere que regresen.
Las leyes vigentes respetan los templos, pero rechazan los abusos de la norma. Una realidad que Theo Hettema, presidente del Consejo General holand¨¦s de Reverendos Protestantes no ignora. ¡°Ninguna iglesia tendr¨ªa que elegir entre respetar la dignidad humana o la autoridad gubernamental¡±, ha dicho. Al final, decidi¨® abrir sus puertas a los Tamrazyan ¡°por fidelidad a la hospitalidad eclesial¡±. El tiempo que Hettema quiere ganar para que el secretario de Estado rectifique viene avalado por otros factores. Los servicios de inmigraci¨®n resuelven con retraso los expedientes de los solicitantes de asilo por falta de personal y ajustes presupuestarios.
En teor¨ªa, una solicitud debe resolverse en seis meses, pero suele tardar un a?o como m¨ªnimo. Aunque los mayores retrasos se producen cuando los afectados deciden agotar todos los recursos legales a su alcance para quedarse, la lentitud de la administraci¨®n ha sido reconocida por el propio Gobierno. Una de las razones es el flujo de refugiados sirios registrado en 2015. Cuando pidieron luego la reunificaci¨®n familiar, las oficinas se colapsaron. ¡°Cada caso debe evaluarse con cuidado¡±, se?alan fuentes del servicio de Inmigraci¨®n. Con todo, los retrasos se multan, y a principios de octubre, las autoridades holandesas tuvieron que abonar un mill¨®n de euros a los peticionarios de asilo (un millar de expedientes) que no recibieron a tiempo una respuesta.
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