El primer ejecutivo de Google se niega a descartar un buscador censurado para China
Sundar Pichai comparece en el Congreso estadounidense para defender a la compa?¨ªa de las acusaciones de sesgo pol¨ªtico y para aclarar sus pol¨ªticas de privacidad
Privacidad. Censura. Sesgo pol¨ªtico. Competencia. Libertad. Cuestiones esenciales del debate p¨²blico en las sociedades modernas y que se resumen, en palabras de Kevin McCarthy, l¨ªder republicano de la C¨¢mara de Representantes, en una pregunta: ¡°?Sirven las compa?¨ªas tecnol¨®gicas estadounidenses como instrumentos de libertad o como instrumentos de control?¡±.
Esa es la pregunta de fondo a la que se ha enfrentado esta ma?ana Sundar Pichai, de 46 a?os, consejero delegado de Google, en su comparecencia de m¨¢s de tres horas y media ante el Comit¨¦ Judicial de la C¨¢mara de Representantes. Se trata de la aparici¨®n p¨²blica de perfil m¨¢s alto hasta la fecha de un ejecutivo, con escasa experiencia en los pasillos de Washington, que hab¨ªa logrado hasta la fecha esquivar el escrutinio pol¨ªtico al que se han sometido sus hom¨®logos de Facebook y Twitter. Una oportunidad de Pichai, que se ha mostrado en todo momento tranquilo y respetuoso, para tratar de defender la reputaci¨®n de su compa?¨ªa, en un momento en que los grandes firmas de Silicon Valley atraviesan serias crisis de popularidad. Al fin y al cabo, como ilustr¨® McCarthy al inicio de la sesi¨®n, ¡°Google organiza la web entera y, por extensi¨®n, toda la informaci¨®n del mundo¡±.
La sesi¨®n ha deparado un buen n¨²mero de preguntas inc¨®modas para Pichai, en particular sobre c¨®mo utiliza su compa?¨ªa los datos de los usuarios que recoge, y tambi¨¦n sobre sus aspiraciones en el mercado chino. El gigante tecnol¨®gico ha sido muy criticado recientemente por sus planes, filtrados este verano, de construir un motor de b¨²squeda que se ajuste a las exigencias de censura del Gobierno chino, para poder operar en el pa¨ªs que abandon¨® en 2010. ¡°Esto plantea la preocupante posibilidad de que Google est¨¦ siendo usado para fortalecer el sistema de vigilancia, represi¨®n y control de China¡±, ha lamentado McCarthy.
¡°Ahora mismo no tenemos planes de lanzar un buscador en China¡±, ha repetido en varias ocasiones Pichai. El ejecutivo se ha referido al buscador chino como un ¡°esfuerzo interno¡±, en el que ha asegurado que en un momento tuvieron hasta 100 personas trabajando, y ha prometido que ser¨¢ ¡°transparente¡± si decide lanzar el proyecto en China. Pero se ha negado a descartar que la compa?¨ªa vaya a lanzar un buscador que permita la censura, y se ha escudado en la justificaci¨®n de que ¡°explorar las posibilidades de dar acceso a la informaci¨®n a los usuarios¡± es su ¡°deber¡±. En un momento de la comparecencia, el presidente del Comit¨¦ ha obligado a expulsar a un manifestante con un p¨®ster que reproduc¨ªa el logo de Google junto a una bandera china.
Respecto al manejo de Google de la informaci¨®n de los usuarios, las respuestas de Pichai se han centrado en la capacidad de estos de controlar sus t¨¦rminos de privacidad. Un proceso, seg¨²n el ejecutivo, que la compa?¨ªa ha simplificado sustancialmente los ¨²ltimos tiempos.
La sesi¨®n ha permitido evidenciar las diferentes suspicacias que Google despierta en cada lado del arco pol¨ªtico. Los dem¨®cratas han preguntado sobre protecci¨®n de la privacidad de los usuarios y sobre pr¨¢cticas de competencia. Los republicanos se han centrado en las acusaciones de sesgo pol¨ªtico progresista y han acusado a la compa?¨ªa de manipular los resultados de las b¨²squedas para silenciar las voces conservadoras.
La propia comparecencia de Pichai tiene su origen en dicha preocupaci¨®n: en septiembre, la web de noticias de derechas radical Breitbart News public¨® un v¨ªdeo en el que ejecutivos de Google sal¨ªan con caras largas tras la victoria de Trump en 2016. Eso llev¨® a Kevin McCarthy, l¨ªder republicano de la C¨¢mara baja, a pedir la comparecencia del ejecutivo de la compa?¨ªa.
As¨ª, Pichai ha tenido que tratar de explicar por qu¨¦ cuando uno introduce ¡°idiota¡± en el buscador de im¨¢genes, el algoritmo arroja una riada de fotograf¨ªas del presidente Donald Trump. El ejecutivo ha explicado que los empleados particulares no pueden intervenir en el algoritmo, y ha insistido en que su compa?¨ªa ¡°no tiene sesgo pol¨ªtico¡±, sino que, por su propio inter¨¦s, trabaja para ¡°proporcionar informaci¨®n precisa y de confianza¡±. ¡°Hacerlo de otra manera ir¨ªa en contra de nuestros principios y de nuestros intereses empresariales¡±, ha dicho.
Pichai se ha visto pronto en medio de una confrontaci¨®n partidista, en la que los republicanos se sienten censurados y los dem¨®cratas les acusan de sucumbir a teor¨ªas conspiratorias de la derecha. Jerrold Nadler, el congresista dem¨®crata de m¨¢s alto rango del Comit¨¦, ha hablado de una ¡°fantas¨ªa ileg¨ªtima completa so?ada por algunos conservadores de que Google y otras plataformas tienen sesgo anticonservador¡±.
La imagen p¨²blica de Google ha sufrido menos este a?o que la de Facebook, otro de los grandes gigantes tecnol¨®gicos, que ha sido el gran objeto de la ira p¨²blica, a ambos lados del Atl¨¢ntico, por su papel en la distribuci¨®n de noticias falsas y por no haber podido impedir que agentes externos utilizaran su plataforma para intervenir ileg¨ªtimamente en procesos democr¨¢ticos, como el refer¨¦ndum del Brexit o las propias presidenciales estadounidenses de 2016. Por eso, la comparecencia de Pichai no ha hecho tanto ruido como la que protagoniz¨® Mark Zuckerberg en abril en el mismo foro.
Pero el ejecutivo de Google ha comparecido en un momento en que su empresa se ha convertido tambi¨¦n en objeto de escrutinio p¨²blico, precisamente por sus controvertidos proyectos en China, as¨ª como por su mala gesti¨®n de esc¨¢ndalos de acoso sexual en la compa?¨ªa, que han provocado duras protestas entre la plantilla.
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