El Senado de EE UU aprueba la reforma del sistema penitenciario
El mayor acuerdo bipartidista de la era Trump persigue reducir una poblaci¨®n carcelaria de m¨¢s de 2,2 millones de presos
Por abrumadora mayor¨ªa (87-12), el Senado de Estados Unidos aprob¨® en la noche del martes la reforma de justicia m¨¢s importante en d¨¦cadas, un excepcional acuerdo bipartidista que se produce bajo la Administraci¨®n de Donald Trump. El siguiente paso es la aprobaci¨®n del texto en la C¨¢mara de Representantes antes de la pausa navide?a del Capitolio. Despu¨¦s solo queda poner la r¨²brica del presidente para que la reforma se convierta en ley.
Estados Unidos se caracteriza por el elevado n¨²mero de ciudadanos que tiene en la c¨¢rcel: 2,2 millones de personas retenidas entre rejas, lo que le sit¨²a a la cabeza del resto de los pa¨ªses.? La primera potencia mundial tiene un sistema de justicia tachado en muchas ocasiones de injusto, duro y racista que por primera vez en muchos a?os va a vivir una reforma. Un primer paso que ha sido capaz de poner de acuerdo a organizaciones e individuos tan en las ant¨ªpodas ideol¨®gicas como la Uni¨®n Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en ingl¨¦s) y los ultraconservadores multimillonarios hermanos Koch, o el senador republicano Ted Cruz y la senadora dem¨®crata Kirsten Gillibrand.
No en vano, la ley que el l¨ªder de la mayor¨ªa en el Senado, Mitch McConnell, ha logrado sacar a votaci¨®n antes de que acabara el a?o se denomina First Step, Primer Paso (cuyas siglas responden en ingl¨¦s a las palabras Formerly Incarcerated Reenter Society Transformed Safely Transitioning Every Person). McConnell estaba decidido: el Congreso no se ir¨ªa de vacaciones hasta que haya un acuerdo. ¡°A menos de que nos enfrentemos a este trabajo de manera colaborativa, productiva y aceleremos el proceso, doy por hecho que el Senado necesitar¨¢ seguir abierto entre Navidad y A?o nuevo para acabar su trabajo¡±, asegur¨® la semana pasada el senador por Kentucky.
Esta norma es la primera gran medida bipartidista en la Casa Blanca de Trump. Y puede que la ¨²nica que se firme en los dos a?os de mandato que todav¨ªa le quedan al presidente. Es un pacto excepcional: dem¨®cratas y republicanos, de acuerdo en reformar el sistema federal de prisiones a petici¨®n del presidente Trump. Y una vez que est¨¢ fuera de juego el antiguo secretario de Justicia, Jeff Sessions, firme partidario de imponer siempre la condena m¨¢s severa.
Trump tuvo su ¨¦poca de tipo duro contra el crimen. En 1989, mucho antes de que aspirase a la Casa Blanca, public¨® una serie de anuncios en varios diarios de Nueva York en los que ped¨ªa la muerte para aquellos que hubieran cometido un crimen. En 2017, ya presidente, ped¨ªa a la polic¨ªa que no fuera tan amable con los detenidos y no se preocupasen por proteger sus cabezas cuando los introduc¨ªan en los coches patrulla. "Proteg¨¦is sus cabezas con vuestra mano para que no se golpeen, ?y acaban de matar a alguien! yo os digo: retirar esa mano, ?de acuerdo?"
Esa ¨¦poca parece lejana y el mandatario, a petici¨®n de personajes a veces estrafalarios, ha cambiado el tono de su discurso. As¨ª fue cuando conmut¨® la pena de cadena perpetua de una mujer de 63 a?os encarcelada por lavado de dinero y narcotr¨¢fico a petici¨®n de Kim Kardashian. Detr¨¢s del gran impulso a First Step estar¨ªa, en esta ocasi¨®n, su yerno, quien ha sufrido en primera persona el sistema de justicia criminal al ver a su padre entre rejas por financiaci¨®n ilegal de campa?as, evasi¨®n de impuestos y manipulaci¨®n de testigos.
First Step est¨¢ llamada a acabar con las leyes draconianas de la d¨¦cada de los ochenta y noventa que llenaron de presos las c¨¢rceles del pa¨ªs bajo la m¨¢xima de encerrar a la gente y tirar la llave. La nueva ley elimina el tristemente conocido sistema de ¡°tres delitos y fuera¡± (analog¨ªa con el b¨¦isbol, three strikes and out), por el que alguien que comete tres delitos va de por vida a la c¨¢rcel (ahora ser¨¢n 25 a?os).
Tambi¨¦n acaba, de forma retroactiva, con la disparidad en las condenas entre tenencia de coca¨ªna en polvo y crack, que penalizaba con m¨¢s dureza a los fumadores de crack, en general poblaci¨®n negra, y con m¨¢s ligereza a los consumidores de coca¨ªna, m¨¢s habitual entre la poblaci¨®n blanca. Miles de prisioneros cumpliendo condenas por delitos relacionados con el crack ver¨¢n reducidas de esta forma considerablemente sus sentencias. Asimismo, la normas proh¨ªbe, por fin, que las mujeres presas tengan que dar a luz esposadas.
Entre quienes se oponen con fervor a la ley est¨¢ el senador republicano de Arkansas Tom Cotton, que advert¨ªa en un tuit que ¡°desgraciadamente, la ley todav¨ªa tiene graves problemas y permite poner en la calle antes de tiempo a muchos criminales violentos¡±. Cotton, junto con el senador republicano por Luisiana John Kennedy ha introducido una enmienda en la ley que excluye de la reforma a los convictos violentos as¨ª como a los que han cometido delitos sexuales.
Aunque significativa, la ley tendr¨¢ un impacto modesto en la reducci¨®n del n¨²mero de? presos encarcelados ya que tan solo afecta a los reos dentro del sistema federal de prisiones, que suponen menos del 10% del total nacional. Seg¨²n Keith Wattley, director de UnCommon Law --firma sin ¨¢nimo de lucro que provee consejo legal y terap¨¦utico para personas que cumplen argas condenas en California--, esta ley es ¡°un paso en la direcci¨®n equivocada¡±. ¡°Esta ley apunta a que beneficiar¨¢ m¨¢s a las compa?¨ªas que dirigen las prisiones privadas que a la poblaci¨®n entre rejas¡±. En un art¨ªculo publicado en el diario The New York Times, Wattley asegura que ¡°se incrementar¨¢ el uso de los sistemas de control electr¨®nicos creados por corporaciones privadas para controlar a aquellos que han sido puestos bajo arresto domiciliario¡±.
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