La deriva radical de algunos ¡®chalecos amarillos¡¯ empa?a la protesta
Los gestos antisemitas, los agresiones a la polic¨ªa y el conspiracionismo da?an la imagen del movimiento
Resulta imposible encerrar en una ideolog¨ªa coherente un movimiento tan amplio y diverso como los chalecos amarillos. Pero en los ¨²ltimos d¨ªas, a medida que perd¨ªan capacidad de convocatoria en la calle, se han hecho visibles sus aspectos m¨¢s inquietantes.
A la ¨²ltima manifestaci¨®n en Par¨ªs, el s¨¢bado, acudieron unas dos mil de personas. Qued¨® ensombrecida por gestos considerados antisemitas y por un intento de agresi¨®n a la polic¨ªa. Ni la violencia ni los discursos ultra son nuevos. La diferencia es que ahora adquieren un mayor relieve.
Es como si en los escombros de la revuelta ¡ªy cuando las concesiones del Gobierno franc¨¦s, la proximidad de la Navidad y la fatiga de los activistas han calmado un poco los ¨¢nimos¡ª solo siguiese en pie un n¨²cleo duro. Los que hacen llamamientos a la insurrecci¨®n. Los que han divulgado teor¨ªas conspiratorias sobre el atentado yihadista en Estrasburgo del 11 de diciembre. O los que decapitan un mu?eco de Emmanuel Macron, como sucedi¨® el viernes por la noche en Angulema, en el oeste del pa¨ªs. La prefectura del departamento Charente denunci¨® los hechos a la fiscal¨ªa por "ataque grave tanto a la persona como a la funci¨®n del presidente de la Rep¨²blica".
El riesgo para los chalecos amarillos es entrar en una fase de autodestrucci¨®n que les reste apoyos en la opini¨®n p¨²blica. La estrategia del Gobierno franc¨¦s consiste en mostrarse intransigente y aplicar la mano dura con los m¨¢s radicales, y al mismo tiempo exhibir voluntad de di¨¢logo y humildad con el resto.
Desde el 17 de noviembre, los chalecos amarillos ¡ªataviados con la prenda que es obligatorio llevar en el coche para casos de emergencia y es el emblema del movimiento¡ª se han manifestado seis s¨¢bados consecutivos. El movimiento comenz¨® pidiendo la supresi¨®n de la subida de la tasa al carburante. Pronto se transform¨® en una protesta que reclamaba un aumento del poder adquisitivo para las clases medias-bajas de la Francia de provincias.
"Las respuestas m¨¢s severas, incluidas las judiciales, se aplicar¨¢n", prometi¨® Macron desde Chad, donde visitaba a las tropas francesas estacionadas en este pa¨ªs.? "Ahora debe reinar la calma y la concordia".
Las amplias simpat¨ªas hacia los chalecos amarillos entre los franceses y las escenas de destrucci¨®n y caos el 1 de diciembre en Par¨ªs forzaron a Macron a rectificar su pol¨ªtica y a hacer concesiones. Anul¨® la subida a la tasa al carburante y subi¨® en 100 euros los ingresos de los receptores del salario m¨ªnimo. Tambi¨¦n anunci¨® la apertura de un di¨¢logo nacional, que comenzar¨¢ en enero, para escuchar las quejas y peticiones de la ciudadan¨ªa.
Entre las principales reclamaciones del movimiento est¨¢n ausentes temas tradicionales de la extrema derecha como la inmigraci¨®n. El programa es sobre todo econ¨®mico y busca una bajada de impuestos para la clase media y una mejor a de los salarios y los servicios sociales.
Los partidos que han mostrado?m¨¢s afinidad con los chalecos amarillos son la izquierda populista de La Francia Insumisa y el Reagrupamiento Nacional, partido heredero de la ultraderecha del Frente Nacional. Esta mezcla ideol¨®gica causa tensione. Fran?ois Ruffin, diputado de La Francia Insumisa muy implicado con los chalecos amarillos, ha recibido cr¨ªticas de sus compa?eros de partido por elogiar al profesor ?tienne Chouard, promotor de los refer¨¦ndums de iniciativa popular?¡ªotra petici¨®n clave de los chalecos amarillos¡ª y asociado en algunas etapas de su carrera a intelectuales de extrema derecha. "Yo no habr¨ªa tomado como modelo a ?tienne Chouard. Pero sin duda soy demasiado sensible a las derivas rojipardas", ha escrito en la red social Twitter la diputada Cl¨¦mentine Autain.
El s¨¢bado, poco acudieron a Par¨ªs. Se dispersaron por varios puntos de la ciudad. Dos grabaciones, difundidas en las redes sociales, llamaron la atenci¨®n.
En la primera se ve¨ªa a un grupo al pie de la bas¨ªlica del Sagrado Coraz¨®n, en la colina de Montmartre, cantando la melod¨ªa del Canto de los partisanos, himno de la resistencia al nazismo, pero con la letra de una canci¨®n del humorista antisemita Dieudonn¨¦ M'bala M'bala. La letra menciona la llamada quenelle, gesto ofensivo que se ha interpretado como una variaci¨®n del saludo nazi.
La segunda grabaci¨®n mostraba el intento de agresi¨®n a varios agentes motorizados de la polic¨ªa en los Campos El¨ªseos. Uno de los agentes llegaba a apuntar a los agresores con un arma para dispersarlos.
La polic¨ªa investiga otro incidente antisemita en el metro de Par¨ªs del que fue testimonio el periodista Thibaut Chevillard, del diario 20 minutos. El mismo d¨ªa fue detenido uno de los iniciadores del movimiento, el camionero ?ric Drouet. Llevaba encima un objeto parecido a una porra. Figura medi¨¢tica de los chalecos amarillos, Drouet llam¨® hace unas semanas a entrar en el Palacio del El¨ªseo, sede presidencial.
El n¨²mero de muertos en accidentes relacionados con la protesta se elev¨® este fin de semana a diez.
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