Un ¡®new deal¡¯ contra el populismo
El dem¨®crata estadounidense Bernie Sanders y el exministro griego Yanis Varoufakis impulsan una Internacional Progresista
"Hay una guerra global en marcha contra los trabajadores, contra el medio ambiente, contra la democracia, contra la decencia. Una red de facciones derechistas se est¨¢ extendiendo a trav¨¦s de las fronteras para erosionar los derechos humanos, silenciar la discrepancia y promover la intolerancia. Desde 1930 la humanidad no se enfrentaba a una amenaza as¨ª¡±. Con estas palabras tan directas arranca el manifiesto de la Internacional Progresista, una plataforma impulsada por el veterano senador izquierdista estadounidense Bernie Sanders y el c¨¦lebre economista griego Yanis Varoufakis como respuesta a viejos y nuevos enemigos. Los viejos son las ¨¦lites a las que acusan de crear un sistema econ¨®mico cada vez m¨¢s vez m¨¢s desigual; los nuevos, unos movimientos populistas de corte conservador con los que nadie contaba hace unos a?os.
La victoria de Donald Trump en Estados Unidos, la de Jair Bolsonaro en Brasil o la del vicepresidente italiano Matteo Salvini en Italia les han dado la carta de naturaleza, una prueba emp¨ªrica, casi una direcci¨®n postal. La Internacional Progresista busca de alg¨²n modo la suya. Se presenta como una llamada a crear una ¡°red global¡± de izquierdas que contrarreste esa marea que llega por la derecha. Cuando pol¨ªticos e intelectuales se reunieron entre los d¨ªas 29 de noviembre y 1 de diciembre en Burlington (Vermont), el cuartel general del Instituto Sanders, para presentar la iniciativa, unos y otros llegaron a diagn¨®sticos muy similares.
Entre los ponentes figuraba la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que en entrevista telef¨®nica lo explica as¨ª: ¡°Hemos visto a minor¨ªas privilegiadas que se est¨¢n bunkerizando para mantener sus privilegios, por un lado, y una extrema derecha que crece con ese acento populista, pero tambi¨¦n con un trasfondo muy establishment, que tiene mucho dinero detr¨¢s y que se est¨¢ coordinando a nivel internacional, compartiendo estrategias. Si se organiza la extrema derecha, no puede ser que los movimientos sociales de cambio no lo hagan¡±. Cuando regres¨® a Espa?a de su viaje a Vermont, el partido radical Vox acababa de ganar sus primeros esca?os en el Parlamento andaluz.
Se presenta como una llamada a crear una ¡°red global¡± de izquierdas que contrarreste esa marea que llega por la derecha
A la reuni¨®n de Vermont asistieron desde el economista Jeffrey Sachs hasta el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, pasando por la actriz y excandidata a gobernadora del Estado hom¨®nimo, Cynthia Nixon, entre otros. Una de las preguntas razonables sobre esta iniciativa es en qu¨¦ medida comparten caracter¨ªsticas el auge populista de Brasil y el de Estados Unidos, por ejemplo, o si la tradici¨®n socialdem¨®crata de posguerra en Europa se puede equiparar al movimiento liberal norteamericano (liberal en el sentido estadounidense de la expresi¨®n, es decir, progresista). En resumen, si las ideas de una Internacional Progresista pueden funcionar a ambos lados del Atl¨¢ntico. El caldo de cultivo que ha favorecido este movimiento, para empezar, es el mismo. Y los programas de Sanders y del nuevo partido DiEM25 de Varoufakis ¡ªelaborados de forma independiente antes de esta alianza¡ª guardan muchas similitudes. El del estadounidense es heredero del New Deal y la Great Society, y el del griego, de la cultura del Estado de bienestar con que se construy¨® la Europa moderna.
Para James K. Galbraith ¡ªhijo de John K. Galbraith e integrante de esa esfera de economistas progresistas estadounidenses que incluye al citado Sachs¡ª, el New Deal traza el mejor paralelismo hist¨®rico con la nueva Internacional Progresista, porque fue ¡°un programa completo y muy imaginativo de acci¨®n p¨²blica con el objetivo de superar una gran crisis y servir de alternativa al fascismo, que era la gran alternativa, entonces y ahora¡±.
Pero el New Deal de los a?os treinta¡ªcuya traducci¨®n literal es ¡°nuevo acuerdo¡±¡ª consisti¨® en un programa econ¨®mico intervencionista lanzado por el presidente Franklin D. Roosevelt para superar la Gran Depresi¨®n, la gran crisis econ¨®mica que liquid¨® el 27% del producto interior bruto de EE UU entre 1929 y 1933 y dispar¨® el nivel de desempleo del 3% al 25% en el pa¨ªs. El lanzamiento de la Internacional Progresista, sin embargo, hoy tiene lugar en un momento en el que ese mismo pa¨ªs tiene la tasa de desempleo m¨¢s baja desde la guerra de Vietnam y atraviesa el segundo mayor periodo de expansi¨®n econ¨®mica de su historia, solo superado por los 120 meses consecutivos de crecimiento en los noventa. ?Por qu¨¦ un New Deal ahora?
Tras el crash de 1929 y la II Guerra Mundial, con el impulso de las pol¨ªticas keynesianas (inspiradas en el economista John M. Keynes, que defend¨ªa las pol¨ªticas p¨²blicas y monetarias de est¨ªmulo en ¨¦pocas de crisis), hubo tres d¨¦cadas de enorme esplendor econ¨®mico en EE UU que convencieron de una certidumbre a las familias: un joven pod¨ªa dejar el instituto y encontrar un buen empleo en la f¨¢brica de su ciudad, y con su sueldo comprar una casa, conducir un Ford y criar a sus hijos. Hoy, 10 a?os despu¨¦s del estallido del ¨²ltimo crash financiero y del inicio de la Gran Recesi¨®n, aunque las grandes cifras macroecon¨®micas est¨¦n m¨¢s que recuperadas, la clase trabajadora sigue presa de la incertidumbre.
La Gran Recesi¨®n ha puesto fin a la idea de redistribuci¨®n espont¨¢nea de la riqueza
Si la Gran Depresi¨®n demostr¨® que la econom¨ªa no se corrige sola, la Gran Recesi¨®n ha puesto fin a la idea de redistribuci¨®n espont¨¢nea de la riqueza, ese llamado trickle-down (goteo) del crecimiento. En ese mar revuelto se han lanzado a pescar l¨ªderes populistas conservadores en Am¨¦rica y Europa. Y en este contexto se explican estos llamamientos a un nuevo New Deal, de hecho un Green New Deal para ser exactos, como especifica el manifiesto de la Internacional Progresista, porque tiene un marcado acento en las pol¨ªticas medioambientales.
El verdadero populismo, defiende el economista Dani Rodrik, tiene m¨¢s que ver con Roosevelt que con Trump. En un art¨ªculo publicado en febrero en The New York Times, el profesor de Harvard recuerda que el populismo (t¨¦rmino que en EE UU no tiene las mismas connotaciones peyorativas que en Espa?a) empez¨® a germinar a finales del siglo XIX, al calor de los movimientos de trabajadores y granjeros, y, como hoy, fue una respuesta a la ola de globalizaci¨®n que se viv¨ªa en aquel momento y que tambi¨¦n causaba da?os colaterales. Culmin¨® con el New Deal. ¡°La lecci¨®n hist¨®rica consiste no solo en que la globalizaci¨®n y el rechazo social est¨¢n ¨ªntimamente ligados¡±, reflexiona Rodrik, ¡°sino que ese tipo de populismo malo engendrado por la globalizaci¨®n puede requerir un tipo de populismo bueno para ahuyentarlo¡±.
Galbraith cree que plataformas como la de Sanders y Varoufakis beben tanto de esa tradici¨®n populista de hace 100 a?os como del progresismo de principios del siglo XX que propugnaba una mayor regulaci¨®n y control p¨²blico del capitalismo desbocado. ¡°Su objetivo es contener la Internacional Nacionalista que est¨¢ prendiendo en Europa y en EE UU, que amenaza con la represi¨®n de los movimientos sociales y con la liberaci¨®n del capitalismo sin control¡±, apunta.
El triunfo del trumpismo en EE UU ha corrido en paralelo con el auge de candidatos escorados a la izquierda en el Partido Dem¨®crata. Pol¨ªticos que no tienen problemas en definirse como socialistas en un pa¨ªs que suele asociar el t¨¦rmino a la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. John Samples, del think tank conservador Cato, en Washington, quita hierro a esta tendencia. ¡°La gente sigue sin querer pagar m¨¢s impuestos, cree que los ricos deber¨ªan pagar m¨¢s, pero la mayor parte de la poblaci¨®n cree que sus impuestos est¨¢n bien as¨ª¡±, recalca. ¡°Lo extra?o de que se hable tanto del New Deal es que el Partido Dem¨®crata en los a?os treinta no lo vio como un experimento socialista, sino como un intento precisamente de evitar el socialismo y el fascismo¡±. Al final, el New Deal revitaliz¨® la econom¨ªa de mercado. Seg¨²n Rodrik, ¡°salv¨® al capitalismo de s¨ª mismo¡±.
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