El dilema de la defensa de las ideas en el valle de fango de las redes
Los globalistas sufren en un entorno que privilegia los mensajes simples de los populistas y estimula la tentaci¨®n de evitar ese combate
En una potente coincidencia bajo la sombra del zeitgeist pol¨ªtico, este lunes, en una misma ma?ana, el l¨ªder del Movimiento 5 Estrellas italiano ofreci¨® apoyo ¡ªespecialmente sabidur¨ªa de organizaci¨®n en redes¡ª a los chalecos amarillos franceses mientras el col¨ªder de Los Verdes alemanes anunci¨® que se bajaba del carro de Twitter y Facebook. Los movimientos que antagonizan el sistema cabalgan las olas de las redes; los defensores del sistema se hunden o renuncian.
La sinergia entre los amarillos italianos y franceses es solo el ¨²ltimo desarrollo de la estrategia bien afinada de populistas que quieren hablar directamente con los pueblos sorteando el filtro de los medios profesionales; y de pueblos que quieren organizarse de forma eficaz y sin las estructuras jer¨¢rquicas tradicionales. La simpleza de los mensajes populistas se adapta perfectamente al medioambiente de las redes. La complejidad, en cambio, se desangra.
Trump tiene 57 millones de seguidores en Twitter. Salvini es un aut¨¦ntico maestro del Facebook Live; Bolsonaro ha ganado las elecciones brasile?as sustancialmente en las plataformas digitales.
Frente a esto, los defensores del orden liberal sufren terriblemente. Algunos luchan en esa trinchera, como Macron (3,5 millones en Twitter), que a veces ha dado s¨ªntomas de destreza ¨C¡°make our planet great again¡± lanz¨®, r¨¢pido, cuando Trump se retir¨® del acuerdo de Par¨ªs- o, antes, Renzi (3,3 millones). Otros, como Merkel, eluden ese combate. Y ahora, el llamativo gesto de Robert Habeck en Alemania, que estaba, y ya no. Est¨¢ por ver si abrir¨¢ una tendencia.
En su argumento, Habeck lamenta la agresividad propiciada por una red como Twitter. Lamenta la desconcentraci¨®n, la falta de profundidad que estos formatos alientan involuntariamente. En definitiva, como muchos otros, Habeck se rebela ante un tiempo que privilegia la horizontalidad ¡ªrapidez, volatilidad, conectividad, picoteo aqu¨ª y all¨¢¡ª a la verticalidad que impuls¨® la humanidad durante siglos ¡ªconcentraci¨®n, especializaci¨®n del trabajo, profundizaci¨®n como herramienta para trascender y alcanzar las alturas¡ª.
Y curiosamente Luigi Di Maio, l¨ªder del 5 Estrellas, precisamente utiliza la palabra ¡°horizontal¡± en su post en el que ofrece apoyo a los chalecos amarillos para impulsar su movimiento.
Obviamente, las redes en s¨ª mismas son un instrumento neutro que adem¨¢s ejerce un potente efecto divulgador del conocimiento. Y de control sobre templos a menudo corruptos y autorreferenciales. Pero es tambi¨¦n evidente que en la vida real propician a menudo la superficialidad, distracci¨®n, instintos agresivos.
Se yergue aqu¨ª, por tanto, un gran dilema existencial de nuestro tiempo. El mundo vira hacia el eje horizontal a pasos agigantados. ?Hay que defender la verticalidad enroc¨¢ndose en ella o luchando tambi¨¦n en el eje que se aborrece? Cada cual tendr¨¢ su respuesta, pero est¨¢ claro que las redes son formidables cosechadoras de votos y que la verticalidad debe hacer gran esfuerzo para afilar su relato, sea enrocada en s¨ª misma o desplegada en territorio adverso. La horizontalidad avanza.
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