Soy hermano de la espuma
Venezuela vive hoy la tragedia de no pocos co¨¢gulos acumulados, el enfrentamiento demediado de poderes radicalmente opuestos
Llega el momento de leer o releer Do?a B¨¢rbara de R¨®mulo Gallegos. Para perezosos o millennials muy ocupados queda el recurso de ver la pel¨ªcula protagonizada por Mar¨ªa F¨¦lix. Es la historia de una mujer autoritaria y desp¨®tica, due?a de una finca en Venezuela llamada ¡°El Miedo¡±, que gobierna con sus arqueadas cejas de d¨¦spota, y la caprichosa violencia dictatorial que termina atra¨ªda pasionalmente por el carisma e ideas contrapuesta de Santos Luzardo, un hombre que conf¨ªa en el progreso y que aboga por la civilizaci¨®n a contrapelo de la barbarie latifundista que lleva en su rostro la B¨¢rbara, mujer m¨¢s bella de Venezuela. Y no digo m¨¢s, pues con esos detalles basta para celebrar la gran novela de Gallegos que fue adem¨¢s, presidente de aquel pa¨ªs hasta que un golpe de estado lo tumb¨® de la silla.
Con estas l¨ªneas quiero externar mi solidaridad con el pueblo venezolano que ha padecido injusticias en serie y hambre como niebla. Hablo de los incautos ahora desenga?ados que descubren que en realidad no se puede hablar con los pajaritos ni confiar en una constituci¨®n que cabe entre en me?ique y pulgar del Jefe M¨¢ximo, que no puede ser que una tierra generosa tan rica en oro negro y tanto empe?o est¨¦ sumida en la pobreza extrema, la ignominia de la estulticia y el vac¨ªo como nata donde antes hab¨ªa la espuma del Arauca vibrador. Una Venezuela de m¨²sica a cuatro voces y armon¨ªa en los paisajes, que no merece ensombrecerse con la nube negra de la peor sombra de Bol¨ªvar, la impostada memoria inventada o reacomodada a los intereses de unos cuantos. El baile de faldas anchas y no las botas militares, las voces en coro y no la pat¨¦tica estatua de un militar que nunca acarici¨® la ¨¦pica.
Con estas l¨ªneas quiero sugerir que se vuelvan a leer los mejores p¨¢rrafos del alma llanera de una tierra entra?able y que tantos amigos vivos y muertos, tanto poeta de elevados vuelos y novelistas de luenga vegetaci¨®n sil¨¢bica vuelvan a cantarle la belleza de sus promesas a esa tierra llamada Venezuela que vive hoy la tragedia de no pocos co¨¢gulos acumulados, el enfrentamiento demediado de poderes radicalmente opuestos bajo los mismos colores con los que orgullosamente llenan de m¨²sica sus j¨®venes por el mundo. Como dijo don R¨®mulo en alg¨²n pasaje de Do?a B¨¢rbara, Venezuela es la inmensa llanura propicia para el esfuerzo, como lo fue para la haza?a, tierra de horizontes abiertos, donde una raza buena, ama, sufre y espera.
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