El Papa pide ¡°una soluci¨®n justa y pac¨ªfica¡± para Venezuela
El Pont¨ªfice centra sus discursos de Panam¨¢ en la inmigraci¨®n y los desfavorecidos y evita hasta el ¨²ltimo minuto la referencia al conflicto venezolano

La m¨²sica atronadora, la polvareda, el rap de Cristo y el sudor de 400.000 peregrinos euf¨®ricos en sus tiendas de campa?a por escuchar al Papa la ¨²ltima noche de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) configuraban una puesta en escena tremendamente contracultural en tiempos de relaciones virtuales. Pero nadie olvid¨® ni un segundo la concreci¨®n del tema que sobrevol¨® el encuentro toda la semana. Panam¨¢ ha visto llegar a miles de venezolanos en los ¨²ltimos tiempos y ha acogido estos d¨ªas a centenares de sus j¨®venes, de modo que el escenario no permit¨ªa driblar un conflicto cuya madeja el Vaticano se ha enredado ya otras veces. Por eso, quiz¨¢ tambi¨¦n por el aroma estadounidense y a Guerra Fr¨ªa de la operaci¨®n diplom¨¢tica que incomodan en la Santa Sede, o por no embarrar una fiesta que prepararon durante tres a?os (la pr¨®xima ser¨¢ en Portugal), Francisco evit¨® hasta el ¨²ltimo momento aludir al asunto.
La sombra de Venezuela. El domingo por la ma?ana, en su habitual rezo del Angelus, Francisco puso fin a su silencio. El Pont¨ªfice, eso s¨ª, se refiri¨® al tema en medio de una lista de recuerdos para otros asuntos, como el D¨ªa de Conmemoraci¨®n del Holocausto o el reciente atentado terrorista en Bogot¨¢, y subray¨® la idea de que la soluci¨®n que se encuentre contente a todo el mundo. ¡°Aqu¨ª en Panam¨¢ he pensado mucho en el pueblo venezolano al que me siento particularmente unido estos d¨ªas. Ante la grave situaci¨®n que atraviesa, pido al Se?or que se busque una soluci¨®n justa y pac¨ªfica para superar la crisis, respetando los derechos humanos y deseando el bien de todos los habitantes del pa¨ªs¡±.
El equipo de prensa hab¨ªa evitado las preguntas durante cuatro d¨ªas y se hab¨ªa ce?ido hasta ese momento a un vago comunicado en el que dec¨ªa que el Vaticano apoyar¨¢ ¡°cualquier esfuerzo que evite ulterior sufrimiento al pueblo venezolano¡±. Pero se impacientaron tambi¨¦n los miles de venezolanos que han huido a Panam¨¢ en los ¨²ltimos tiempos y los j¨®venes que hab¨ªan venido a verlo. El silencio se fue haciendo pesado durante el viaje. Lo explicaba Hasler Iglesias, ingeniero qu¨ªmico venezolano de 27 a?os, enarbolando una bandera de su pa¨ªs por la descomunal explanada donde se celebr¨® el s¨¢bado la multitudinaria vigilia de oraci¨®n. ¡°El pueblo de Venezuela espera una postura a favor de los que sufren, buscamos un gesto m¨¢s claro del Papa¡±.
Discurso migratorio. La carga ideol¨®gica en todos los discursos del Papa ha subrayado asuntos como la pobreza, los feminicidios y, sobre todo, la inmigraci¨®n. En una tierra que ejerce de intersecci¨®n del mundo y de muchos de los procesos migratorios actuales, Francisco toc¨® el tema en casi todos sus discursos. Especialmente el d¨ªa del Via Crucis, donde asegur¨® que la Iglesia debe crear ¡°una cultura que sepa acoger, proteger, promover e integrar, que no estigmatice y no caiga en la absurda actitud de identificar a todo emigrante como portador de mal social¡±.
La fe millennial. Panam¨¢ pone de relieve tambi¨¦n un cambio de paradigma en la juventud cat¨®lica actual, capaz de transitar sin complejos la frontera entre fieles y followers. Especialmente transformada respecto a la que segu¨ªa a Juan Pablo II o Benedicto XVI. ¡°Mar¨ªa es una influencer¡±, dijo el Papa ayer tratando de acercarse a algunas de las nuevas referencias de la parroquia millennial que le escuchaba y que, a menudo, cree m¨¢s en el Dios del WiFi e Instagram que en el propio Jesucristo. Pero m¨¢s all¨¢ del esfuerzo ret¨®rico y tecnol¨®gico -ahora el Vaticano lanza aplicaciones para rezar con el Papa y se entrega en las redes sociales- la juventud que sigue estos encuentros posee hoy un perfil m¨¢s optimista y creyente, pero menos practicante. ¡°No creo que sea estrictamente necesario ir a la Iglesia para demostrar tu fe¡±, se?ala Wenceslao Rodr¨ªguez, joven venezolano junto a sus amigos en el Parque Juan Pablo II. Su generaci¨®n es mucho m¨¢s cr¨ªtica y pierde la confianza en sus l¨ªderes espirituales cuando fallan en asuntos clave como los abusos, como demuestran los sondeos de Pew Research en EE UU y Demos en Italia, que le han costado al Papa una notable ca¨ªda de la popularidad.
¡°No acepten un futuro de laboratorio¡±, pidi¨® el Papa. Pero las costuras de la doctrina aprietan. Algunos de los temas fundamentales como el aborto ¡ªFrancisco insisti¨® en ello varias veces¡ª, el uso de anticonceptivos, la homosexualidad o el papel de la mujer en los ¨®rganos de poder de la Iglesia aparecen cada vez m¨¢s como un anacronismo sin respuestas. M¨¢s todav¨ªa a la luz de la realidad que viven en sus centros educativos y en la calle. Ha cambiado la m¨²sica, pero la letra es exactamente la misma y quienes deben interpretarla tienen dificultades para asumirla. Brenda Noriega, una estadounidense que comi¨® con el Papa el domingo, por ejemplo, le pregunt¨® si la crisis entre el Vaticano y la Iglesia EE UU era irreconciliable por culpa de los abusos. Al grano.
Los abusos a menores y la homosexualidad. La JMJ de R¨ªo de Janeiro dej¨® una frase para la historia. ¡°?Qui¨¦n soy yo para juzgar a los homosexuales?¡±. Seis a?os despu¨¦s, el Papa ignor¨® un tema crucial, que afecta a millones de cat¨®licos en todo el mundo, incapaces de encontrar un relato oficial que les acoja con normalidad. La parroquia ultra, adem¨¢s, lo relaciona directamente con los abusos a menores, la herida por donde se desangra la Iglesia y un tema que el Papa toc¨® de soslayo. El cansancio ¡°nace al constatar una Iglesia herida por su pecado y que tantas veces no ha sabido escuchar tantos gritos¡±, admiti¨® en su misa del s¨¢bado. Una crisis sin precedentes que el Vaticano pretende atajar con la hist¨®rica reuni¨®n del 21 al 24 de febrero con los presidentes de todas las conferencias episcopales del mundo para tratar este tema.
Las expectativas son alt¨ªsimas para ese encuentro. Y la novedad es que el portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, confirm¨® la necesidad de pasar a la acci¨®n llegar a soluciones concretas. ¡°Ser¨¢ una ocasi¨®n sin precedentes para enfrentar el problema y encontrar realmente medidas concretas para que cuando los obispos regresen de Roma a sus di¨®cesis, puedan enfrentar esta plaga terrible¡±.
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