Tambi¨¦n los pobres amenazan a L¨®pez Obrador
Los maestros de la CNTE han decidido aprovechar el talante pac¨ªfico de su viejo aliado para radicalizar sus protestas y paralizar la costa del Estado de Michoac¨¢n
Como los l¨ªderes de la Revoluci¨®n Francesa o los comandantes del alzamiento castrista en Cuba, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador podr¨ªa descubrir que los peores adversarios son los que pueden surgir entre tus propias filas una vez que llegas al poder. Si bien es cierto que la CNTE, organizaci¨®n sindical de maestros disidente, no fue parte de Morena, el partido del ahora presidente, sin duda han sido compa?eros de viaje en su oposici¨®n al viejo r¨¦gimen. Una y otra vez se han hecho gui?os y apoyos pol¨ªticos impl¨ªcitos en las regiones en las que la CNTE es poderosa (particularmente en Michoac¨¢n, Oaxaca y Guerrero).
El problema es que los maestros de esta agrupaci¨®n han decidido aprovechar el talante pac¨ªfico de su viejo aliado para radicalizar sus protestas y paralizar la costa michoacana. Exigen salarios atrasados y bonos pendientes, retenidos por el Gobierno estatal de Silvano Aureoles del PRD. Los efectos del bloqueo del CNTE durante 16 d¨ªas en las v¨ªas del ferrocarril que conducen al puerto de L¨¢zaro C¨¢rdenas tienen varadas miles de toneladas de productos, combustibles y suministros cuya escasez comienza a paralizar f¨¢bricas y distribuidoras en el Occidente del pa¨ªs.
Si bien el conflicto es local, garantizar la libre circulaci¨®n de personas y mercanc¨ªas es responsabilidad del Gobierno federal, con lo cual la factura pol¨ªtica y econ¨®mica es atribuida a L¨®pez Obrador.
El presidente ofreci¨® un cr¨¦dito puente de 200 millones al Gobierno michoacano para promover las negociaciones y el levantamiento del bloqueo, prometiendo que sus reivindicaciones ser¨ªan atendidas. En respuesta, la CNTE endureci¨® sus posiciones elevando el saldo de su demanda de 5.000 millones de pesos a 7.000 (250 y 350 millones de d¨®lares aproximadamente). Insisten con papeles que no son cantidades inventadas y representan las cifras impagadas por la entidad desde hace tres a?os. Hace dos d¨ªas, sus colegas de Oaxaca comenzaron a paralizar oficinas y v¨ªas p¨²blicas por diversas exigencias laborales.
L¨®pez Obrador ha tomado mal el rechazo de los agremiados, pero una y otra vez, ha insistido en que no usar¨¢ la fuerza para liberar el bloqueo. Durante casi dos semanas su estrategia hab¨ªa sido el exhorto a los l¨ªderes, apelando a su civilidad y a la convicci¨®n de que el Gobierno ahora era su aliado, no su rival. Decepcionado, el martes habl¨® de la posibilidad de que los dirigentes est¨¦n incurriendo en la provocaci¨®n y llam¨® a las bases a hablar con sus l¨ªderes. Hasta este momento nada ha dado resultado.
Desde hace a?os comunidades y grupos sociales en desgracia han encontrado en la toma de oficinas y v¨ªas p¨²blicas una manera efectiva de atraer la atenci¨®n y obligar a la autoridad a una negociaci¨®n inmediata. La mayor¨ªa de las veces se trata de reivindicaciones leg¨ªtimas pero tambi¨¦n abundan organizaciones oportunistas y l¨ªderes con agendas pol¨ªticas turbias (Antorcha Campesina, para no ir m¨¢s lejos).
El temor entre empresarios y cr¨ªticos de derecha es que la laxitud de L¨®pez Obrador en esta materia termine siendo una invitaci¨®n a muchos otros actores y, que ante la impunidad, los bloqueos se generalicen. Las apelaciones del presidente al ¡°pueblo bueno¡± parecen insuficientes, por no decir ilusas, al menos en el caso de la CNTE. Interrumpir las comunicaciones en agravio de la econom¨ªa y la vida de las personas es un delito tipificado, insisten los organismos empresariales.
Siendo grave lo que pasa en Michoac¨¢n, es nada si esta estrategia se disemina en todo el pa¨ªs. El da?o que causa una veintena de estudiantes que bloquean una caseta de la autopista a Acapulco es desproporcionado frente al tama?o de sus reivindicaciones (plazas de maestro o becas). La interrupci¨®n de la comunicaci¨®n entre Puebla y Ciudad de M¨¦xico durante horas por una comunidad que padece escasez de agua, afecta a millones y provoca un costo infinitamente mayor.
Desde luego la culpa no es del nuevo Gobierno. El sistema pol¨ªtico dej¨® sembrado el territorio de agravios sociales y el mecanismo clientelar de anta?o hace mucho que dej¨® de ser funcional para canalizar el descontento. Para bien y para mal, muchos grupos lastimados sienten que ahora es el momento de los pobres y si no encuentran una v¨ªa para exigir la restituci¨®n de lo que es suyo o de lo que creen tener derecho, saldr¨¢n a las calles para reclamarlo.
La llamada sociedad civil, y un n¨²mero creciente de ciudadanos afectados exigir¨¢ la intervenci¨®n de la autoridad para evitar los bloqueos y el da?o a las propiedades. Si el Gobierno no desarrolla una mayor capacidad para gestionar y canalizar las demandas pol¨ªticas y econ¨®micas que su propio arribo al poder ha provocado, enfrentar¨¢ una terrible disyuntiva. O comenzar a usar la fuerza p¨²blica o auspiciar entre los votantes, debido al caos, un apetito por un r¨¦gimen duro. La estrategia quiz¨¢ no pase por la represi¨®n pero va m¨¢s all¨¢ del exhorto a portarse bien. Es la hora de la operaci¨®n pol¨ªtica profesional. Es eso o esperar el arribo de los halcones.
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