?Sabe el presidente lo que est¨¢ haciendo?
Las semanas inaugurales de L¨®pez Obrador son como el primer recorrido de un conductor en un coche rentado o ajeno: muchos acelerones y frenazos, y m¨¢s de un sofoc¨®n del motor
Sin eliminatoria futbolera a la vista ni serie de Luis Miguel en la cartelera de Netflix, los mexicanos han convertido a los primeros d¨ªas del Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador en obsesivo tema de ocupaci¨®n. No hay manera de escapar de la interminable pol¨¦mica en los medios, en el transporte p¨²blico o en las charlas familiares: ?sabe el presidente lo que est¨¢ haciendo?
El problema es que la pregunta tiene muchas respuestas. L¨®pez Obrador tiene una idea clara de adonde quiere llegar (un pa¨ªs con menos pobreza, desigualdad, corrupci¨®n e inseguridad p¨²blica) pero apenas est¨¢ descubriendo los l¨ªmites y peculiaridades del veh¨ªculo en el que viajar¨¢, por no hablar de las incidencias que le esperan en el accidentado camino.
Quiere cortar de cuajo los excesos de la alta burocracia en el Gobierno pero no esperaba la rebeli¨®n de los jueces ni los impedimentos legales que lo obstaculizan; desea impedir un aeropuerto que ¨¦l considera prohibitivo para el erario p¨²blico, y se sorprende que la cancelaci¨®n desestabilice la relaci¨®n con los mercados financieros.
Para sus detractores estos y otros incidentes constituyen la confirmaci¨®n de la debacle: el presidente es un inepto irresponsable. Los mismos que durante la campa?a aseguraban que el triunfo electoral del l¨ªder de la oposici¨®n provocar¨ªa el 2 de julio un desplome en los mercados y la salida irrefrenable de capitales, ven ahora, por fin, que sus frustradas profec¨ªas podr¨ªan estar en camino de cumplirse. Y no s¨®lo porque les da pie a sentenciar un gratificante selosdije, tambi¨¦n porque, como ha dicho Enrique Quintana el atinado director del diario El Financiero, han terminado por creer que todo lo que pueda ir mal a AMLO va a ser bueno para M¨¦xico.
Me parece que est¨¢n festejando antes de tiempo. Para juzgar los l¨ªmites y capacidades de L¨®pez Obrador hay que remontarnos a su experiencia como jefe de Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico en 2000-2006. All¨ª se encuentra la clave. Es la responsabilidad que m¨¢s se parece a la que ahora enfrenta, a pesar de la desproporci¨®n de escala. Y lo que all¨ª mostr¨® no es el perfil r¨²stico y rampl¨®n que le han adosado los que se oponen a sus cambios. Fue un alcalde din¨¢mico y en ocasiones temerario, pero con un profundo conocimiento de la correlaci¨®n de fuerzas y ejerci¨® un razonable balance entre lo deseable y lo posible. Sus pol¨ªticas sociales y la obra p¨²blica de su gobierno han sido el referente para las administraciones capitalinas posteriores.
Es verdad que a ratos le gana su ¨ªmpetu de candidato opositor en campa?a, pero a mi juicio terminar¨¢ ganando su deseo de convertirse en estadista (lo consiga o no). En las primeras semanas han abundado los exabruptos y las cartas a Santa Claus, pero una y otra vez ha matizado ante la reacci¨®n inesperada o los efectos secundarios no deseados. Critica con severidad la resistencia de los jueces, pero afirma que respetar¨¢ lo que decidan los tribunales; cuestiona la intolerancia de los mercados financieros y al mismo tiempo su equipo opera todas las estrategias de apaciguamiento posibles; desaf¨ªa los privilegios de una parte del empresariado y propone una luna de miel con otros due?os del dinero. En fin, su ret¨®rica es a ratos incendiaria, pero gobierna con un equipo de funcionarios moderados en las posiciones clave (Marcelo Ebrard, Olga S¨¢nchez Cordero, Esteban Moctezuma, Alfonso Romo, Carlos Urz¨²a).
Las semanas inaugurales del Gobierno de L¨®pez Obrador son como el primer recorrido de un conductor en un coche rentado o ajeno: muchos acelerones y frenazos y m¨¢s de un sofoc¨®n del motor. Pero eso no significa que el auto vaya a caer al abismo en la primera curva, como profetizan sus detractores.
No, no creo que L¨®pez Obrador consiga para M¨¦xico la prometida Cuarta Transformaci¨®n; es un pa¨ªs complejo con un intrincado tejido de intereses creados y poderes f¨¢cticos. Pero tampoco derivar¨¢ en la pesadilla chavista que anuncian los malos agoreros y no lo har¨¢ justo por las mismas razones, pero tambi¨¦n por el talante republicano del presidente. Lo que s¨ª veremos es un ejercicio pendular del Gobierno a favor de reivindicaciones populares que hab¨ªan sido marginadas en los ¨²ltimos 30 a?os. Los jueces probablemente mantengan sus privilegios pero intentar¨¢n limitar el nepotismo y los abusos ahora que han sido puestos en vitrina, por ejemplo; la corrupci¨®n en las altas esferas no ser¨¢ erradicada, pero acotar¨¢ el ambiente depredador en que se hab¨ªa convertido el servicio p¨²blico.
Probablemente Andr¨¦s Manuel concluya su Gobierno con la frase con que la que Juan Manuel Santos termin¨® en Colombia: no pude cambiarlo, era un pa¨ªs demasiado dividido. Pero habremos de agradecer cualquier avance en la direcci¨®n correcta en el combate a la pobreza y la corrupci¨®n. La trayectoria ser¨¢ anecd¨®tica pero menos mortalmente accidentada de lo que se vaticina.
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