Un presidente con prisa
Lo que hemos visto en estas ¨²ltimas semanas es un ejercicio de Gobierno en tiempo real. Para cualquiera que est¨¦ sintonizando las llamadas ¡°ma?aneras¡± sabr¨¢ a qu¨¦ me refiero
Si las crisis sirven para sacar lo mejor y lo peor de las personas, la del huachicol, tragedia de Hidalgo incluida, ha mostrado para bien y para mal las costuras del Gobierno de L¨®pez Obrador. Por m¨¢s loable que sea el prop¨®sito de atacar el robo masivo de combustibles, es obvio que la estrategia result¨® apresurada y no se midieron cabalmente las consecuencias o los mecanismos necesarios para atenuarlas. Pero, por otro lado, ha resultado impresionante la velocidad y la capacidad de respuesta d¨ªa por d¨ªa, y casi hora por hora, de parte del presidente.
Un rato despu¨¦s de la explosi¨®n L¨®pez Obrador hab¨ªa acudido al lugar y conversado largo con los habitantes de la regi¨®n. Y aqu¨ª habr¨ªa que recordar que Enrique Pe?a Nieto nunca se atrevi¨® a visitar Ayotzinapa en los cuatro a?os que sigui¨® gobernando tras la desaparici¨®n de los 43 estudiantes.
Pr¨¢cticamente todos los d¨ªas el presidente informa de un operativo nuevo o un ajuste del operativo aplicado 48 horas antes, respecto al tema del desabasto. Ataca por igual las necesidades inmediatas reforzando la vigilancia de los ductos con m¨¢s de 5.000 soldados y polic¨ªas que anunciando la compra rel¨¢mpago de 571 pipas para ayudar a regular el desabasto. Dos d¨ªas m¨¢s tarde presenta un programa ambicioso, y de m¨¢s largo plazo, para mejorar las condiciones sociales y las opciones productivas de la poblaci¨®n ubicada en los corredores por los que pasan los ductos.
Lo que hemos visto en estas ¨²ltimas semanas es un ejercicio de Gobierno en tiempo real. Para cualquiera que est¨¦ sintonizando las llamadas ¡°ma?aneras¡± sabr¨¢ a qu¨¦ me refiero. Producen la misma sensaci¨®n que podr¨ªa uno experimentar en un restaurante en el que se come acompa?ando al cocinero que trajina alrededor del fog¨®n.
El presidente se re¨²ne a las seis de la ma?ana con aquellos miembros del Gabinete que exija la agenda del d¨ªa y, al salir, poco despu¨¦s de las siete de la ma?ana ofrece una conferencia de prensa en la que revela lo all¨ª tratado. Luego responde una docena de preguntas sobre cualquier cosa que se les ocurra a los reporteros: desde la cr¨ªtica de un gobernador o un rival pol¨ªtico ventilada en los medios, hasta los reclamos por incongruencia o el desacuerdo con detalles t¨¦cnicos anteriormente informados.
Pese a la tendencia del presidente a pontificar generalidades sobre la corrupci¨®n, tampoco escamotea detalles. La sesi¨®n de ayer es un buen ejemplo. Inform¨®, a preguntas expresas, que la camioneta en que viaja afuera de la ciudad no es blindada; que los ¨²ltimos d¨ªas ha estado durmiendo en Palacio en un departamento que ya estaba habilitado y que quiz¨¢ se mude all¨ª cuando su hijo termine curso en la escuela (aunque precisa que esa es una decisi¨®n familiar por tomar); que no ha visto la ficha sobre su persona de los servicios de inteligencia de Gobiernos anteriores, pero que pronto la ver¨¢n todos porque decidi¨® abrir absolutamente todos los expedientes.
La velocidad con la que avanza L¨®pez Obrador tiene un poco descolocados a los periodistas y a la comentocracia del pa¨ªs. En la medida en que esta conferencia de prensa nutre los temas noticiosos del resto del d¨ªa, la edici¨®n en papel de los peri¨®dicos con la informaci¨®n del d¨ªa anterior nace obsoleta. Los columnistas y editorialistas, acostumbrados a definir la agenda al desmontar matices y consecuencias de las acciones del soberano y a que sus comentarios reboten dos o tres d¨ªas en tertulias y charlas, ahora descubren que cuando ellos van el presidente ya viene de regreso. Cuando apenas comienzan a discutir lo de las pipas adquiridas sin licitaci¨®n, a las siete de la ma?ana el mandatario ya ha sacudido el d¨ªa al informar de que los expedientes del CISEN ser¨¢n destapados.
El tiempo acelerado en el que vive L¨®pez Obrador ya ha pasado factura a su equipo. Y no me refiero solo a las jornadas de 18 horas que est¨¢n poniendo a prueba la resistencia de m¨¢s de uno de sus octogenarios colaboradores. Otros de ellos han probado que no est¨¢n a la altura de la encomienda, algo que en otro sexenio habr¨ªa tomado a?os advertir. El director de Pemex, un agr¨®nomo sensato y prudente, no tuvo tiempo de recorrer su curva de aprendizaje, algo que probablemente habr¨ªa logrado si la crisis no lo hubiera alcanzado justo en el punto de partida. La secretaria de Energ¨ªa, en cambio, es obvio que nunca iba a superar esa curva. Simple y sencillamente carece de nivel para encabezar un ministerio de Gobierno. Vaga en los detalles, desarticulada verbalmente, confusa; sus comparecencias en estas ma?aneras se han convertido en un momento amargo para el propio L¨®pez Obrador y basta ver su lenguaje corporal cuando ella toma el micr¨®fono.
El hiperactivismo del presidente y su microgesti¨®n acelerada producir¨¢n aciertos y desaciertos, propuestas y ajustes continuos. Espero que la afinaci¨®n del Gabinete sea uno de ellos.
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