Un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n amenaza al ¡®mito Trudeau¡¯ en Canad¨¢
El primer ministro se enfrenta a la mayor crisis de su carrera pol¨ªtica tras ser acusado de interferir en una investigaci¨®n relacionada con una constructora
Justin Trudeau era el primer ministro perfecto. Progresista, afable, defensor de los derechos de la mujer, los ind¨ªgenas y el colectivo LGTBI, adem¨¢s de ser uno de los pocos l¨ªderes mundiales que ha plantado cara a Donald Trump, el primer ministro canadiense ha vivido una luna de miel con la opini¨®n p¨²blica fuera de su pa¨ªs desde que lleg¨® al poder en octubre de 2015. En Canad¨¢, varias controversias han minado esa imagen intachable de puertas hacia fuera, entre ellas, sus vacaciones en la isla privada de un millonario o casos de evasi¨®n fiscal de algunos de sus colaboradores. Ahora se enfrenta a la mayor crisis de su carrera pol¨ªtica tras ser acusado de haber presionado a la fiscal general para que no investigara a una empresa por un caso de corrupci¨®n.
El esc¨¢ndalo amenaza con poner punto final al mito de Trudeau a solo ocho meses de las elecciones. El caso sali¨® a la luz a principios de febrero cuando el diario The Globe and Mail inform¨® de que ¡°la oficina del primer ministro¡± ejerci¨® presiones ¡°inapropiadas¡± durante meses sobre Jody Wilson-Raybould, hasta unos d¨ªas antes fiscal general y ministra de Justicia, para que la firma de ingenier¨ªa SNC-Lavalin no fuera procesada por haber pagado sobornos por valor de 31,7 millones de euros a Saadi Gadafi y otros altos cargos del r¨¦gimen libio entre 2001 y 2011, el a?o que Muamar el Gadafi fue defenestrado y ejecutado.
A SNC-Lavalin le hab¨ªan notificado en septiembre que deber¨ªa ir a juicio. Seg¨²n las fuentes del diario, Trudeau y sus allegados presionaron a Wilson-Rayboulda, primera persona de origen ind¨ªgena que desempe?¨® esas funciones, para que frenara el proceso y permitiera a la compa?¨ªa salir m¨¢s o menos airosa a cambio de un acuerdo extrajudicial. Pero la ministra no cedi¨®. SNC-Lavalin ya hab¨ªa presentado un recurso de apelaci¨®n. El fallo est¨¢ pendiente. El primer ministro niega todas las acusaciones.
Wilson-Raybould pas¨® en enero de dirigir el Ministerio de Justicia al de Asuntos de Veteranos, de menor rango. Destapado el esc¨¢ndalo, la ministra dimiti¨® el 12 de febrero. Su salida forz¨® a Trudeau a remodelar el Gobierno, el viernes pasado.
La oficina de ¨¦tica del Gobierno ha abierto una investigaci¨®n, mientras la comisi¨®n de Justicia del Parlamento estudia los hechos. La semana pasada, Wilson-Raybould declar¨® ante esta ¨²ltima y sus palabras fueron todo un rev¨¦s para las expectativas electorales del primer ministro. ¡°Entre septiembre y diciembre de 2018, fui objeto de una presi¨®n constante y sostenida por parte de miembros del Gobierno que buscaban interferir pol¨ªticamente en el ejercicio de mis funciones como fiscal general¡±, dijo Wilson-Raybould, quien asegur¨® haber experimentado tambi¨¦n ¡°amenazas veladas¡±.
Motivos electorales y econ¨®micos
La exministra identific¨® a las otras personas que la intentaron presionar, entre ellas Gerald Butts, Mathieu Bouchard y Katie Telford, los asesores m¨¢s cercanos a Trudeau. Hasta ahora, solo ha rodado la cabeza de Butts. La ex fiscal general cont¨® que todos ellos invocaron motivos electorales y econ¨®micos para zanjar el asunto con una multa a SNC-Lavalin.
En un momento en que sinti¨® que Trudeau la presionaba con insistencia, relat¨®, le pregunt¨® si estaba tratando de interferir pol¨ªticamente en sus funciones. ¡°Le aconsej¨¦ que no lo hiciera. Me dijo que no, que simplemente necesit¨¢bamos hallar una soluci¨®n" para evitar la p¨¦rdida de empleos, declar¨®. Tambi¨¦n manifest¨® que su salida de Justicia y de la fiscal¨ªa general fue por no haber cedido a las presiones.
¡°Mi equipo y yo siempre hemos actuado de forma apropiada y profesional. Estoy totalmente en desacuerdo con la descripci¨®n [del caso] que la exministra de Justicia y fiscal general ha hecho¡±, se defendi¨® Trudeau. ¡°Hemos defendido y protegido empleos en Canad¨¢. Pero siempre respetando las normas¡±, dijo, en un gui?o a los intereses de la c¨²pula de SNC-Lavalin y de la sociedad quebequesa.
Si la compa?¨ªa, un s¨ªmbolo industrial de Quebec que emplea a 9.000 personas en Canad¨¢ ¡ªy 50.000 en todo el mundo¡ª, fuera declarada culpable en un juicio, tendr¨ªa vetada su participaci¨®n en licitaciones p¨²blicas canadienses durante 10 a?os. Seg¨²n los analistas, Trudeau sabe que ayudar a SNC-Lavalin es fundamental de cara a los comicios, pues Quebec es un territorio electoral decisivo.
Ventaja conservadora
En su comparecencia, Wilson-Raybould matiz¨® que el proceder de Trudeau y algunos miembros de su equipo fue inapropiado, pero no ilegal. No obstante, varios ex fiscales generales y Andrew Scheer, l¨ªder de la oposici¨®n conservadora, han pedido una investigaci¨®n policial. Scheer ha exigido adem¨¢s la dimisi¨®n del primer ministro, ya que ¡°ha perdido la autoridad moral para gobernar¡±. Las encuestas de los ¨²ltimos d¨ªas dan ventaja a los conservadores, as¨ª que los analistas coinciden en que es muy probable que el caso SNC-Lavalin tenga que ver en esto.
Trudeau ha descartado que vaya a declarar ante el comit¨¦, pero su exasesor Butts lo har¨¢ el mi¨¦rcoles. Se espera que en los pr¨®ximos d¨ªas el Gobierno redoble sus esfuerzos para salir bien parado del embrollo. Pero la sensaci¨®n reinante es que la versi¨®n de Wilson-Raybould va ganando en el marcador. Las elecciones federales ser¨¢n en octubre, y es posible que el primer ministro arrastre la pesada cadena del caso SNC-Lavalin hasta entonces. Por lo pronto, y como han subrayado algunos comentaristas, est¨¢ quedando claro que Trudeau tambi¨¦n recurre a los m¨¦todos de la vieja pol¨ªtica.
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