El camino de la socialdemocracia hacia el futuro se parece mucho a un regreso al pasado
El PD italiano entierra el renzismo y recupera el esp¨ªritu de Prodi; el SPD repudia las reformas de Schroeder; el Labour abjura la era Blair y lanza propuestas con sabor a a?os setenta
Empieza a vislumbrarse un patr¨®n recurrente en el intento de los partidos socialdem¨®cratas europeos de salir del coma tras el descalabro generalizado de los ¨²ltimos a?os. En el eje horizontal, el eje pol¨ªtico tradicional, asistimos a un evidente giro a la izquierda. Pero hay otro movimiento, en otro eje que se podr¨ªa definir como vertical, que tambi¨¦n es muy interesante. Es el eje del tiempo. Y en este, lo que se produce es un expl¨ªcito intento de enterrar la etapa m¨¢s reciente, abjurar de ella, y regresar a ideas de su pasado. Hay s¨ªntomas de esto ¨²ltimo en los principales pa¨ªses europeos.
En Italia, la semana pasada, el Partido Democr¨¢tico eligi¨® como nuevo l¨ªder a Nicola Zingaretti. En t¨¦rminos personales, encarna una figura pol¨ªtica en las ant¨ªpodas de Matteo Renzi. Este ¨²ltimo, de 44 a?os, se distingu¨ªa por un liderazgo agitador, confrontacional, impulsivo, con puntos carism¨¢ticos. Zingaretti, de 53 a?os, representa en cambio una figura m¨¢s serena, dialogante y, probablemente, plana. Al margen de las caracter¨ªsticas personales, en el plano pol¨ªtico la ruptura tambi¨¦n es limpia. Zingaretti impulsar¨¢ probablemente un proyecto que intente emular la amplia coalici¨®n del Olivo de Romano Prodi, volviendo a coser relaciones con grupos de la izquierda que Renzi hab¨ªa querido desguazar y fagocitar.
En Alemania, a mediados de febrero, el SPD pronunci¨® un p¨²blico repudio de las emblem¨¢ticas reformas de Gerhard Schroeder, especialmente del c¨¦lebre y pol¨¦mico Hartz IV ¡ªuna reforma de la prestaci¨®n del desempleo¡ª. Schroeder, ¨²ltimo canciller procedente de las filas del SPD, impuls¨® un programa de reformas econ¨®micos-laborales que, para algunos analistas propiciaron la salida de Alemania de una fase de dificultad y el despegue que posteriormente hered¨® Angela Merkel. Para otros, esas pol¨ªticas plantaron la semilla de la oscura vegetaci¨®n de precariedad que infesta el panorama actual.
El caso del Reino Unido es quiz¨¢ m¨¢s evidente a¨²n. Para el laborismo de Jeremy Corbyn, el legado de Tony Blair y Gordon Brown es un producto t¨®xico. El pasado mes de septiembre, el partido present¨® planes econ¨®micos considerados por muchos analistas como los m¨¢s radicales en d¨¦cadas, sepultando bajo tres pies de tierra el giro hacia el centro emprendido desde los ochenta. Los planes actuales incluyen nacionalizaciones y un refuerzo de poderes sindicales que son un eco de posiciones laboristas de hace tres o cuatro d¨¦cadas.
La br¨²jula europea
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La medida m¨¢s llamativa sea quiz¨¢ la propuesta de obligar a las empresas con m¨¢s de 250 empleados a entregar un 10% de sus acciones a los trabajadores. El concepto es que ellos puedan disfrutar de los dividendos, y que esto incentive una mayor involucraci¨®n en el trabajo. Lo que exceda a 500 libas de dividendo anual por trabajador ir¨ªas a las arcas del Estado. La participaci¨®n de los trabajadores en el accionariado es una idea que no es de por si radical, y que tiene ecos del capitalismo renano y su peculiar simbiosis entre propiedad y trabajadores que tantos resultados ha propiciado en muchas empresas alemanas. Pero la medida laborista tiene un punto radical por su obligatoriedad, tama?o, por el hecho de que no afectar¨ªa a las empresas con capital extranjero, no explica c¨®mo evitar que las compa?¨ªas afectadas diluyan o eliminen los dividendos, o salgan del mercado p¨²blico de acciones para evitar la medida coercitiva.
En Espa?a tambi¨¦n la traca de medidas sociales en los estertores del Gobierno de Pedro S¨¢nchez suena a intento de enterrar definitivamente el legado de la era Zapatero en materia econ¨®mica. La diferencia sustancial con respeto a los casos anteriores es que muchas medidas de la segunda legislatura del PSOE de Zapatero ¡ªreforma laboral in primis¡ª no fueron de elecci¨®n propia, si no coaccionada por la crisis y los socios europeos. Llamativamente, S¨¢nchez evita coger el toro de la reforma laboral por los cuernos, pero multiplica gestos de protecci¨®n social en todo el resto del espectro.
En Francia y Grecia, los partidos del ¨¢rea se hallan en estado comatoso, mientras en Portugal la exitosa gesti¨®n del gobierno Costa configura un panorama especial.
?Qu¨¦ es una resurrecci¨®n? ?La reencarnaci¨®n de un estado anterior? ?O la creaci¨®n de un nuevo ente vivo? ?O un poco de ambas? Los partidos del ¨¢rea deber¨¢n cuidar de que la recuperaci¨®n de valores pasado no signifique reconquistar a los ciudadanos de entornos desfavorecidos que buscan protecci¨®n social a cambio de una estampida de ciudadanos urbanos de ¨ªndole progresista pero sostenedores de visiones m¨¢s liberales, competitivas y cosmopolitas. En Alemania, este segmento parece haberse ido a Los Verdes.
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