Las mujeres le contestan al presidente
La vitalidad contestataria en este arranque de Gobierno de L¨®pez Obrador est¨¢ en los movimientos feministas que tienen una agenda tan amplia y diversa como los tiempos exigen
Salieron a las calles, tomaron los micr¨®fonos, se treparon a los monumentos y resignificaron lo que parec¨ªa imposible.
Pero, antes de seguir, reconozco que hoy escribo para corregirme, o para matizar.
Y lo hago con mucho gusto.
En mi art¨ªculo anterior en este diario sostuve que el presidente L¨®pez Obrador tiene de tal manera conquistada la narrativa p¨²blica que no hab¨ªa voz opositora que siquiera pudiera importunar ritos, s¨ªmbolos o relatos. Y de alguna manera esto sigue siendo cierto, tan as¨ª que lo que diga, haga o deje de pensar el presidente, marca la agenda por decisi¨®n u omisi¨®n.
Y, sin embargo, las cosas se mueven.
Hace apenas unas semanas, la oposici¨®n en el Congreso, acompa?ada por la muy vilipendiada sociedad civil a la que este presidente mira con recelo, hab¨ªa logrado constituirse enfrente para obligar al partido mayoritario a modificar el dictamen sobre la Guardia Nacional. El proyecto original, enviado por el Ejecutivo y torpemente alterado en la C¨¢mara baja, acus¨® recibo en el Senado de las preocupaciones por la militarizaci¨®n del pa¨ªs y el descalabro a los derechos humanos que reiteraban colectivos ciudadanos y pol¨ªticos de oposici¨®n. El dictamen finalmente aprobado por ambas C¨¢maras y las suficientes legislaturas para que la reforma constitucional pueda suceder, se vivi¨® como triunfo por parte de muchos que hasta ese momento hab¨ªan padecido lo apabullante de la aplanadora narrativa oficial. No obstante, con todo y lo que este momento signific¨® para intentar calibrar los contrapesos, la discusi¨®n no logr¨® permear la conversaci¨®n m¨¢s all¨¢ del debate de los interesados. Recordemos que para la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n, una Guardia Nacional incluso militarizada era hasta deseable.
Muy diferente es lo que viene sucediendo en fechas m¨¢s recientes. La decisi¨®n del Gobierno de L¨®pez Obrador de cancelar el programa de Estancias Infantiles, la indefinici¨®n sobre el futuro de los refugios para mujeres (e hijos) que viven en violencia extrema, la negativa a pronunciarse sobre el aborto y la afirmaci¨®n de que ¡°estos temas se resolver¨¢n mediante consulta¡±, la nebulosa en que se encuentran organismos dedicados, por ejemplo, a la inclusi¨®n y el desarrollo de personas con discapacidad, todo esto y m¨¢s se meti¨® tambi¨¦n a la conversaci¨®n de calle. En un contexto creciente de feminicidios y en un pa¨ªs con brutales brechas de g¨¦nero; pero tambi¨¦n en un pa¨ªs con riesgos de involuci¨®n por la irrupci¨®n de grupos conservadores (a favor, por ejemplo, de la criminalizaci¨®n de mujeres que abortan); en un pa¨ªs que al celebrar a Yalitza Aparicio por su actuaci¨®n en Roma evidencia las muy precarias condiciones laborales de las trabajadoras del hogar; pero tambi¨¦n en un pa¨ªs en el que las ni?as se preguntan por qu¨¦ les ir¨¢ peor que a sus compa?eritos; en ese M¨¦xico, las mujeres salieron a las calles, tomaron los micr¨®fonos, se treparon a los monumentos y resignificaron lo que parec¨ªa imposible: porque s¨ª, hay una conversaci¨®n p¨²blica m¨¢s diversa y contestataria de lo que se cre¨ªa.
El Ejecutivo federal ha acusado recibo de esta polifon¨ªa insurgente al, por lo menos, verse obligado a explicar decisiones cuestionadas y a rectificar medianamente algunas de ellas. Tampoco mucho m¨¢s. A¨²n as¨ª, y a pesar de lo tibio del triunfo, los d¨ªas recientes nos mostraron que la vitalidad contestataria en este arranque de gesti¨®n de L¨®pez Obrador est¨¢ sobre todo en los movimientos feministas que tienen una agenda tan amplia y diversa como los tiempos exigen.
La nueva generaci¨®n de mujeres ya no tiene que probar nada, dec¨ªa hace unos d¨ªas la astr¨®noma Julieta Fierro: ¡°Mi generaci¨®n quiso destacar y ganar los premios que eran de los hombres; la que nos sigui¨® quiso, adem¨¢s de resaltar, ser la mujer perfecta. Estas chicas de hoy ya no tienen que probar nada, pueden construir una nueva sociedad¡±. Estos deseos de transformaci¨®n social, seguro no se articular¨¢n de manera lineal ni sin dificultad. Pero, al menos hoy, el presidente ya tiene (a veces) quien le conteste y la discusi¨®n p¨²blica en M¨¦xico se volvi¨® (un poco) m¨¢s interesante.
No es cosa menor.
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