Seis muertos en un atentado en Kabul durante las celebraciones del a?o nuevo persa
Aunque los talibanes niegan su responsabilidad, el ataque subraya que el di¨¢logo con la guerrilla no es suficiente para lograr la paz en Afganist¨¢n
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Al menos seis personas han muerto y otras 23 han resultado heridas este jueves en Kabul en un atentado durante las celebraciones de Nowruz, el a?o nuevo persa. Esta fiesta preisl¨¢mica, popular en muchas zonas de Afganist¨¢n, choca con la oposici¨®n de los islamistas violentos, entre ellos los talibanes, con quienes EE. UU. negocia en la actualidad un acuerdo de paz. Aunque ese grupo ha negado su responsabilidad en el incidente, todav¨ªa no se ha comprometido a un alto el fuego y, en todo caso, no es el ¨²nico que aterroriza a los afganos.
Tres explosiones han tenido lugar cerca de la Universidad de Kabul y del mausoleo de Karte Sakhi, un barrio mayoritariamente chi¨ª de la capital donde numerosos afganos se re¨²nen cada a?o para marcar el Nowruz. La polic¨ªa ha desactivado un cuarto artefacto explosivo y detenido a una persona como responsable, seg¨²n fuentes oficiales citadas por las agencias de prensa.
A falta de conocer la autor¨ªa del atentado, los observadores recuerdan que hace justo un a?o el Estado Isl¨¢mico caus¨® 33 muertos en el mismo mausoleo, que tambi¨¦n hab¨ªa atacado en 2016. El mismo grupo, que arremete con regularidad a la minor¨ªa chi¨ª para incitar a la violencia sectaria, se responsabiliz¨® de un ataque de mortero contra una congregaci¨®n chi¨ª que dej¨® 11 muertos hace dos semanas.
Con la atenci¨®n internacional pendiente de las conversaciones de paz entre EE. UU. y los talibanes, este grupo ha negado cualquier implicaci¨®n en las explosiones en un mensaje a la agencia France Presse. No obstante, y a pesar del optimismo transmitido tras su maratoniana ¨²ltima ronda de contactos con los estadounidenses en Doha, los insurgentes, a los que la intervenci¨®n norteamericana ech¨® del poder en 2001, a¨²n no han aceptado un alto el fuego.
¡°Las condiciones para la paz han mejorado¡±, tuite¨® el pasado d¨ªa 12 el representante especial de EE. UU., Zalmay Khalilzad, tras reunirse con la delegaci¨®n talib¨¢n encabezada por el cl¨¦rigo Ghani Baradar, un hist¨®rico del grupo. Khalilzad anunci¨® que se hab¨ªa alcanzado un borrador sobre la retirada de las tropas estadounidenses de Afganist¨¢n y que la guerrilla se hab¨ªa comprometido a cortar sus lazos con Al Qaeda y otros grupos terroristas.
Se trata sin duda de un avance muy positivo porque significa que tanto Washington como los talibanes tienen voluntad de seguir negociando. Sin embargo, tal como se?alaba Khalilzad, a¨²n quedan por abordar dos puntos clave de la agenda que ambas partes acordaron en enero: el di¨¢logo intraafgano y el alto el fuego. Para los afganos, esa es la parte de las negociaciones m¨¢s importante y que m¨¢s influencia puede tener en sus vidas; es tambi¨¦n la m¨¢s dif¨ªcil.
Hasta ahora el grupo rebelde no ha reducido sus ataques, convencido de que la presi¨®n sobre el terreno le da mayor fuerza en la mesa de di¨¢logo. Significativamente, el mismo d¨ªa que se anunciaba la conclusi¨®n de las ¨²ltimas dos semanas de conversaciones en la capital catar¨ª, mat¨® a 20 soldados afganos y secuestr¨® a otros 20 en la provincia occidental de Badghis.
Igualmente preocupante es su frontal rechazo a hablar con el Gobierno afgano, al que desde el principio ha negado cualquier legitimidad. A pesar de la mano tendida que el presidente Ashraf Ghani mostr¨® a los talibanes desde su elecci¨®n en 2014, la guerrilla ha rechazado sus gestos y buscado interlocutores alternativos, contribuyendo a una polarizaci¨®n pol¨ªtica que le favorece.
Por un lado, la oposici¨®n a Ghani, con el expresidente Hamid Karzai a la cabeza, insiste en que el acuerdo no es posible con el actual Gobierno. Por otro, los talibanes alientan esa idea reuni¨¦ndose con los opositores, como recientemente hicieron en Mosc¨², para transmitir la idea de que con ellos ser¨ªa posible un arreglo. El juego tiene una especial relevancia en un a?o como este en el que ya se han pospuesto por dos veces las elecciones presidenciales. La nueva cita acaba de fijarse para el 28 de septiembre.
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