Bolsonaro ordena celebrar el crimen
Al determinar que se conmemore el golpe militar de 1964, el antipresidente busca mantener el odio activo e impedir cualquier posibilidad de justicia
El pr¨®ximo domingo, 31 de marzo, se cumplen 55 a?os del golpe militar de 1964. En ning¨²n momento despu¨¦s de la redemocratizaci¨®n esta fecha se ha vivido con tanta tensi¨®n en Brasil como este a?o. La memoria de la dictadura est¨¢ siendo atacada. Y est¨¢ en curso un intento de falsear la historia, borrando los cr¨ªmenes cometidos por los agentes del Estado. Ya no como una ofensiva subterr¨¢nea, que nunca ha dejado de existir, sino como un acto de gobierno, que es muy diferente.
Jair Bolsonaro ya ha determinado que se hagan las ¡°debidas celebraciones¡± en los cuarteles. El 31 de marzo del a?o pasado, cuando todav¨ªa era un candidato a candidato, public¨® un v¨ªdeo en Facebook: las im¨¢genes lo mostraban lanzando petardos frente al Ministerio de Defensa, con una pancarta en la que agradec¨ªa a los militares ¡°que no hubieran permitido que Brasil se convirtiera en Cuba¡±. ¡°El 7 de septiembre nos dio la independencia y el 31 de marzo, la libertad¡±, afirmaba.
S¨ª, el actual presidente defiende que la toma del poder a la fuerza por parte de los militares, que dej¨® a Brasil sin elecciones directas para presidente desde 1964 a 1989; que rasg¨® la Constituci¨®n y estableci¨® la censura; que oblig¨® a algunas de las mejores mentes de Brasil a emprender el amargo camino del exilio; que arrest¨®, secuestr¨® y tortur¨®, incluso a ni?os, y que mat¨® a los opositores es motivo de conmemoraci¨®n. Y, como presidente de la Rep¨²blica, ha determinado que los cr¨ªmenes contra la humanidad, por lo tanto imprescriptibles, que ya deber¨ªan haber recibido su pertinente castigo, los conmemoren ahora oficialmente las Fuerzas Armadas.
?Brasil puede conmemorar oficialmente la tortura y el asesinato de civiles y seguir siendo reconocido como una democracia?
Paren de leer ahora. Y piensen en lo que significa para un pa¨ªs conmemorar el secuestro, la tortura, el asesinato de civiles por parte de agentes del Estado, y tambi¨¦n lo que significa conmemorar un golpe impuesto por parte de las Fuerzas Armadas. ?Es posible que eso suceda, como acto de gobierno, y que Brasil siga siendo reconocido como una democracia?
No. Simplemente, no es posible. Bolsonaro, hay que decirlo, nunca ha fingido ser lo que no es. Hay v¨ªdeos suyos en los que dice que los militares mataron poco. ¡°Ten¨ªan que haber matado por lo menos a unos 30.000¡± y ¡°si mueren inocentes, no pasa nada¡±, afirma en uno. Su h¨¦roe declarado, Carlos Alberto Brilhante Ustra, es un torturador, reconocido por la justicia brasile?a como torturador, que lleg¨® a llevar a ni?os a que vieran a sus padres desnudos y destrozados. Bolsonaro, cuando era candidato, amenaz¨® con mandar a los opositores a ¡°la punta de la playa¡±, refiri¨¦ndose a una base de la Marina que el r¨¦gimen de excepci¨®n utilizaba para torturar y deshacerse de cad¨¢veres. Tambi¨¦n dijo que har¨ªa una ¡°limpieza¡± y que los opositores de su gobierno o ¡°se van del pa¨ªs o van a la c¨¢rcel¡±.
Por lo menos tres opositores ya han afirmado p¨²blicamente que se han visto obligados a dejar Brasil por amenazas de muerte. La polic¨ªa, la Fiscal¨ªa y el poder judicial se han mostrado incapaces de protegerlos y garantizar su seguridad. En esta cuesti¨®n, Bolsonaro est¨¢ haciendo exactamente lo que dijo que har¨ªa. Nunca ha dado motivos para que la poblaci¨®n dude de lo que dice que har¨¢ con los opositores.
?Qu¨¦ van a hacer las instituciones ante el anuncio de Bolsonaro? ?Empeque?ecerse, como suelen hacer?
La cuesti¨®n ahora es qu¨¦ van a hacer las instituciones ante el anuncio de Bolsonaro, presentado por su portavoz, el general Ot¨¢vio R¨ºgo Barros. ?Se puede esperar algo de las instituciones amedrentadas, si no c¨®mplices? ?C¨®mo esperar algo cuando el Supremo Tribunal Federal est¨¢ presidido por Dias Toffoli, que el a?o pasado corrompi¨® la historia al declarar que lo que sucedi¨® en 1964 y extingui¨® los derechos de la poblaci¨®n brasile?a fue un ¡°movimiento¡±, no un golpe?
La Defensor¨ªa P¨²blica de la Uni¨®n (organismo p¨²blico que garantiza la asistencia jur¨ªdica gratuita) y la Fiscal¨ªa Federal de los Derechos de los Ciudadanos ya se han manifestado. Pero todav¨ªa es poco. Y todav¨ªa es una respuesta t¨ªmida, ante la enormidad de lo que significa conmemorar el crimen como acto de gobierno. No se trata de un crimen com¨²n, sino un crimen considerado contra la humanidad. La Comisi¨®n Nacional de la Verdad, creada en 2011 para investigar las violaciones a los derechos humanos ocurridas entre los a?os 1946 y 1988, concluy¨® que la dictadura militar (1964-1985) mat¨® o hizo desaparecer a 434 sospechosos de disidencia pol¨ªtica y a m¨¢s de 8.000 ind¨ªgenas. Entre 30.000 y 50.000 personas fueron torturadas.
Si las instituciones brasile?as y la sociedad presencian ap¨¢ticas c¨®mo el presidente, el Gobierno y las Fuerzas Armadas conmemoran el golpe militar que secuestr¨® la democracia durante 21 a?os y dej¨® un rastro de m¨¢s de 200 desaparecidos, cuyos padres e hijos no tienen ni siquiera un cuerpo para enterrar, nuestra trayectoria acelerada rumbo al autoritarismo alcanzar¨¢ otro nivel. De all¨ª en adelante, cualquier persona que se atreva a decir que este pa¨ªs vive en democracia no estar¨¢ respetando la inteligencia y dignidad de toda una naci¨®n. De all¨ª en adelante, ?d¨®nde estar¨¢ el l¨ªmite para los que hacen apolog¨ªa del delito ocupando cargos p¨²blicos? ?D¨®nde estar¨¢ el l¨ªmite para un presidente que le hace una ¡°lluvia dorada¡± a la ley?
Un sondeo del Instituto Brasile?o de Opini¨®n P¨²blica y Estad¨ªstica ha mostrado que Bolsonaro ya es el presidente m¨¢s impopular a principios mandato desde 1995. Los 89 millones de brasile?os que no lo votaron, ya sea porque votaron al candidato de la oposici¨®n, se abstuvieron de votar o votaron en blanco o nulo, sumados al expresivo contingente que ya se ha arrepentido de votar al capit¨¢n retirado, tendr¨¢n que entender que la lucha por la democracia es dif¨ªcil y no puede tercerizarse. Es as¨ª. O, si no, habr¨¢ que aceptar que la excepci¨®n, que ya se ha infiltrado en el d¨ªa a d¨ªa y avanza r¨¢pidamente, siga apoder¨¢ndose de la vida hasta tal punto que se pierda incluso el derecho a los hechos, como Bolsonaro y los militares pretenden que ocurra este 31 de marzo.
Bolsonaro y sus milicias digitales han creado la autoverdad, pero solo se impondr¨¢ a un pa¨ªs entero si la poblaci¨®n se somete a ella
No quieran vivir en un pa¨ªs donde impere la autoverdad, que da a cada uno la prerrogativa de inventarse sus propios hechos. Bolsonaro y sus milicias digitales han creado la autoverdad, pero solo se impondr¨¢ a un pa¨ªs entero si la poblaci¨®n brasile?a se somete a ella. Afirmar que el golpe de 1964 no fue un golpe es una mentira de quien todav¨ªa teme responder por los cr¨ªmenes que cometi¨®, como respondieron sus colegas en pa¨ªses que construyeron democracias m¨¢s fuertes y donde la poblaci¨®n conoce su historia. No hay terror mayor que el de ser sometido a una realidad sin ning¨²n v¨ªnculo con los hechos, una narrativa construida por perversos. El cuerpo de cada uno pasa a pertenecer totalmente a los carceleros.
Bolsonaro necesita mantener al pa¨ªs quemando en odio. Fue esa su estrategia para salir elegido y sigue siendo su estrategia para mantenerse en el poder. No tiene otra. Si deja de ser el incendiario que es y se transforma en presidente, se arriesga a perder la popularidad. Su estrategia es gobernar solo para sus milicias, capaces de mantener el terror, una parte de ellas solo por diversi¨®n.
Bolsonaro se ha convertido en el antipresidente: boicotea su programa y debilita su propio ministerio
Tras ser el candidato ¡°antisistema¡±, Bolsonaro es ahora el antipresidente. Esta novedad, la del antipresidente, es in¨¦dita en Brasil. El antipresidente Bolsonaro boicotea su programa y debilita su propio ministerio, manteniendo, tambi¨¦n dentro del Gobierno, como ha definido el periodista Afonso Benites, la guerra de todos contra todos.
Bolsonaro solo puede existir en un pa¨ªs sumido en una guerra interna. Por eso, trata de alimentar esa guerra. La determinaci¨®n oficial de conmemorar el golpe de 1964 forma parte de esa estrategia. Vamos a ver si los generales estrellados de su gobierno ser¨¢n capaces de ver la piel de pl¨¢tano en el suelo. O si, por el contrario, escoger¨¢n pisarla solo como desagravio por los a?os que estuvieron acorralados, temiendo que Brasil finalmente hiciera justicia, juzgando los cr¨ªmenes de la dictadura como hicieron los pa¨ªses vecinos.
El actual presidente de Brasil es el mismo pol¨ªtico que, en 2009, puso un cartel en la puerta de su gabinete: ¡°Desaparecidos del Araguaia. Los que buscan huesos son los perros¡±. Con la imagen de un perro con un hueso entre los dientes. En aquella ¨¦poca, hace una d¨¦cada, el acto de Bolsonaro se difundi¨® con la aposici¨®n: ¡°el ¨²nico diputado del Congreso que defiende abiertamente la dictadura¡±. Ya no, como se puede constatar.
La frase la recordaron manifestantes en Chile, la semana pasada. Los chilenos protestaban contra la visita de Bolsonaro a su pa¨ªs y quer¨ªan facturarlo inmediatamente de vuelta a casa. Esa casa es Brasil, donde los defensores de la dictadura no solo se aceptan, sino que tambi¨¦n salen elegidos y se denominan ¡°mito¡±.
Los chilenos, que enviaron a sus dictadores y torturadores a la c¨¢rcel, consideraron inaceptable que el presidente Sebasti¨¢n Pi?era recibiera a un defensor de la dictadura. Los diputados chilenos pidieron que se declarara a Bolsonaro persona non grata. El presidente del Senado, Jaime Quintana Leal, se neg¨® a asistir a un almuerzo en homenaje al brasile?o. ¡°Los admiradores de Pinochet no son bienvenidos en Chile¡±, afirm¨®. Bolsonaro ya dijo en el pasado que el general dictador Augusto Pinochet ¡°hizo lo que ten¨ªa que hacer¡±. O sea: asesinar a 3.000 civiles.
Ante las protestas, Bolsonaro afirm¨®: ¡°Este tipo de protestas se producen adonde vaya, pero lo importante es que, en mi pa¨ªs, me eligieron miles de brasile?os¡±. Millones, ya que debemos respetar los n¨²meros. Para los brasile?os que lo eligieron, la sugerencia de que los huesos de m¨¢s de 200 personas desaparecidas del r¨¦gimen se encuentran en la boca de un perro fue ¡ªy sigue si¨¦ndolo¡ª aceptable. No sienten ninguna empat¨ªa por los padres, madres, maridos, esposas e hijos que no tienen ni siquiera una tumba donde llorar su p¨¦rdida. Y que fueron torturados por esa imagen de falta de respeto. Se muestran incapaces de entender que un d¨ªa podr¨¢n ser los huesos de sus madres o de sus hijos en la boca de un perro. Los chilenos, en cambio, se asombran. Y sienten verg¨¹enza. Verg¨¹enza por nosotros, que aceptamos lo inaceptable.
Sebasti¨¢n Pi?era, un presidente de derecha, busc¨® mantenerse a distancia de las declaraciones de Bolsonaro a favor de la dictadura. ¡°Esas frases son tremendamente infelices¡±, afirm¨®. Pi?era prefiere definir su posici¨®n pol¨ªtica como de ¡°centroderecha m¨¢s diversa, m¨¢s tolerante, m¨¢s moderna y sintonizada con la ciudadan¨ªa¡±.
No se trata de izquierdas o de derechas, sino de apolog¨ªa del delito e incitaci¨®n a la violencia
Los brasile?os que se declaran ¡°antizquierdistas¡± tienen que entender algo con urgencia. La cuesti¨®n del bolsonarismo no es ser de izquierdas o de derechas. Lo que Bolsonaro hace continuamente es apolog¨ªa del delito e incitaci¨®n a la violencia. Eso no tiene nada que ver con ser de izquierdas o de derechas. Una persona de derechas, pero decente y respetuosa con la ley, no hace apolog¨ªa del delito ni incita a la violencia. Una persona de izquierdas, pero decente y respetuosa con la ley, no hace apolog¨ªa del delito ni incita a la violencia.
Lo que Bolsonaro practica es de otro orden y no forma parte del juego democr¨¢tico. Esta es la diferencia que el presidente chileno, reconocidamente de derechas, insiste en destacar antes de ser contaminado por la truculencia de una ideolog¨ªa con la que no se identifica. En Brasil, desgraciadamente, parte de la derecha ha aceptado lo inaceptable y est¨¢ tardando en darse cuenta de que pagar¨¢ caro por ello.
Los brasile?os tambi¨¦n sufren apat¨ªa. Solo as¨ª se explica que el ministro jefe de la Casa Civil, Onyx Lorenzoni, pueda hacer apolog¨ªa del delito dos veces en una semana, y amenazar y chantajear a una naci¨®n entera, y que rigurosamente no pase nada. Al defender la reforma del sistema de pensiones, el ministro de Bolsonaro afirm¨®: ¡°En Chile, en el pasado, tuvo que haber un ba?o de sangre para que se aprobaran principios macroecon¨®micos¡±.
Los chilenos se indignaron. Iv¨¢n Flores, presidente de la C¨¢mara de Diputados de Chile, afirm¨® que las declaraciones de Lorenzoni son ¡°un desatino que no tiene parang¨®n¡± y una grave ofensa a las v¨ªctimas de la dictadura de Pinochet. ¡°Lo que ha ocurrido hoy d¨ªa con este vocero cercano al presidente Bolsonaro, justificando ¡®el ba?o de sangre en Chile¡¯, es una afrenta a todas las personas que perdieron familiares, a toda la gente que sufri¨® la violaci¨®n de derechos humanos¡±. El diputado, que tambi¨¦n se neg¨® a almorzar con Bolsonaro, afirm¨® que no recuerda declaraciones parecidas.
De derechas y de izquierdas, la poblaci¨®n se ha sometido a la administraci¨®n del odio practicada por el bolsonarismo
Los brasile?os no se ofenden. Conviven. De derechas y de izquierdas, la poblaci¨®n se ha sometido a la administraci¨®n del odio practicada por el bolsonarismo. Esta es la derrota m¨¢s grande. No para la derecha o para la izquierda, sino para la civilizaci¨®n, para que cualquiera pueda dar los buenos d¨ªas a su vecino sin miedo a que lo agredan. O para que un estudiante pueda ir a la escuela con la seguridad de que va a salir vivo de all¨ª.
A cada agresi¨®n del presidente o de su grupo, un espasmo. Y otra agresi¨®n. Y otro espasmo. Y todo se va banalizando. Lo que es una anomal¨ªa se convierte en algo normal. Bolsonaro es el s¨ªntoma de esa normalizaci¨®n de la excepci¨®n, que es muy anterior a ¨¦l. ?l supo crecer y volverse ¨²til dentro de ella y la ampli¨® hasta llegar a niveles in¨¦ditos. ?l y su grupo tambi¨¦n saben utilizar la deformaci¨®n de la democracia brasile?a a su favor y, al gobernar administrando odio, justificar tanto la incompetencia demostrada durante los tres primeros meses en el poder como la creaci¨®n de enemigos para seguir siendo necesarios para el pa¨ªs. Mientras no consigan una guerra externa, mantienen viva la guerra aqu¨ª dentro.
El discurso de los pesos y los contrapesos es bonito, suena bien en los salones. Incluso parece que funciona relativamente bien en algunos pa¨ªses. Sin embargo, en Brasil, las instituciones ya han demostrado que son incapaces de defender la democracia. Bolsonaro, que sali¨® elegido haciendo apolog¨ªa del delito e incitando el odio a las minor¨ªas, es la prueba m¨¢s enf¨¢tica de la fragilidad de las instituciones.
La oposici¨®n est¨¢ dominada por el juego de guerra del bolsonarismo: solo sabe reaccionar
La oposici¨®n, a su vez, se ha sometido al juego de guerra del bolsonarismo y parece que est¨¢ dominada por ¨¦l. Al igual que la poblaci¨®n, la oposici¨®n parece que solo consigue reaccionar con otro espasmo. Y reaccionar sin una organizaci¨®n m¨ªnima, de tan ocupada que est¨¢ con sus propias peleas internas. La izquierda, y tambi¨¦n la derecha que no es delincuente, tienen que responder con proyectos, tienen que convencer a la gente de que su idea es mejor para la vida, tienen que mostrar cu¨¢l es la diferencia.
Como se?al¨® la fil¨®sofa Tatiana Roque, en una entrevista a este peri¨®dico, hay que contraponer a la reforma del sistema de pensiones de Bolsonaro otra reforma del sistema de pensiones que reforme lo que tiene que ser reformado, sin hacer que la vida de los m¨¢s pobres sea todav¨ªa peor. No sirve de nada solo gritar contra la reforma de las pensiones. Hay que reformar el sistema de pensiones. Pero no como lo quieren hacer. Entonces, ?c¨®mo? Lo que la gente quiere saber es c¨®mo su vida puede ser mejor. Parte de la crisis global de las democracias se debe a la incapacidad de los dem¨®cratas y de los gobiernos democr¨¢ticos para mejorar la vida de la poblaci¨®n o se?alar claramente c¨®mo pueden hacerlo.
El odio no es lo opuesto al amor, sino a la justicia
Con instituciones d¨¦biles y una oposici¨®n sin proyecto, ante un gobierno en el que el m¨¢s moderado es un general que ya ha defendido un autogolpe con el apoyo de las Fuerzas Armadas, la barbarie de los d¨ªas se acent¨²a. Todo indica que va a empeorar. Porque est¨¢ empeorando. La incompetencia expl¨ªcita del bolsonarismo hace que aumente tambi¨¦n la necesidad de intensificar la violencia ¡°contra todos los que no son como yo¡±, con el objetivo de ampliar la sensaci¨®n de guerra interna. Sin un proyecto consistente, el gobierno que est¨¢ ah¨ª solo puede apostar por el odio para mantenerse. Y va a seguir apostando por ¨¦l. El odio no es lo opuesto al amor, sino a la justicia. Y justicia no es lo que quiere Bolsonaro.
Los brasile?os tendr¨¢n que entender que cada uno, junt¨¢ndose unos a los otros, tendr¨¢n que defender la democracia. A veces lo ¨²nico que se puede hacer es gritar. Pero hay que hacer un esfuerzo mayor para responder con proyectos, con propuestas, con una acci¨®n que no sea solo una reacci¨®n, sino una alternativa que permita y promueva la vida en el espacio p¨²blico. Ser¨¢ as¨ª, o no ser¨¢. No es que haya otro. Solo est¨¢ usted. Con el otro.
¡°La acci¨®n no debe ser una reacci¨®n, sino una creaci¨®n¡±
Podemos aprender algo con la artista rusa Nadya Tolokonnikova. ¡°La acci¨®n no debe ser una reacci¨®n, sino una creaci¨®n¡±, escribi¨®. Nadya es una de las integrantes de la banda Pussy Riot que fue detenida en 2012 por el gobierno del d¨¦spota Vladimir Putin. Entre las canciones que tocaban en sus intervenciones de acci¨®n directa, en espacios p¨²blicos de Mosc¨², estaba ¡°Putin se me¨® en los pantalones¡±. No hay nada que los d¨¦spotas teman m¨¢s que a los que se r¨ªen de ellos. Para mantener el miedo y el odio activos, tienen que prohibir la risa y el humor. Nadya aprendi¨® a re¨ªrse de sus carceleros en los dos a?os que permaneci¨® en la c¨¢rcel por atreverse a confrontar el autoritarismo del r¨¦gimen, provocando un movimiento de solidaridad global.
En el inicio de El libro Pussy Riot: de la alegr¨ªa subversiva a la acci¨®n directa, traducido al espa?ol por Rosa Sanz y publicado por Roca Editorial, la artista de 29 a?os parece estar escribiendo para los brasile?os que viven bajo la administraci¨®n del odio de Bolsonaro y sus milicias digitales. Aunque Nadya se refiere a Donald Trump, que considera a Bolsonaro un animal ex¨®tico del sur del mundo:
Es imposible seguir creyendo que no es necesario ¡°ensuciarnos las manos con la pol¨ªtica¡± o que estamos por encima de la pol¨ªtica
¡°Cuando Trump gan¨® las elecciones a la presidencia, hubo mucha gente que no lo pod¨ªa creer. En realidad, ese 8 de noviembre de 2016 fue el d¨ªa en que se vino abajo el concepto del contrato social, la idea de que pod¨ªamos vivir en paz sin ensuciarnos las manos con la pol¨ªtica, de que bastaba con votar una vez cada cuatro a?os para proteger nuestras libertades (o no votar en absoluto: estar por encima de la pol¨ªtica). Esa creencia ¡ªla de que las instituciones estaban ah¨ª para cuidarnos y velar por nosotros, y de que no ten¨ªamos que preocuparnos por protegerlas de la corrupci¨®n, los grupos de presi¨®n, los monopolios, ni por el control de empresas y gobiernos sobre nuestros datos personales¡ª se rompi¨® en mil pedazos. Deleg¨¢bamos la lucha pol¨ªtica igual que deleg¨¢bamos los trabajos peor remunerados y las guerras.
¡±Los sistemas actuales no han logrado responder las preguntas de la ciudadan¨ªa, de modo que la gente ha empezado a buscar respuestas fuera del espectro pol¨ªtico predominante. Sin embargo, de ese descontento se est¨¢n aprovechando grupos pol¨ªticos de extrema derecha, xen¨®fobos, oportunistas, corruptos y c¨ªnicos. Los mismos que ayudaron a crear y exacerbar el problema son los que vienen ahora a ofrecernos la salvaci¨®n. Es su modus operandi. Se trata de la misma estrategia de recortar los fondos de un programa u organismo oficial del que quieran librarse y mostrar luego su ineficiencia resultante como prueba de que debe desmantelarse.¡±
Solo hace falta cambiar la fecha por el 28 de octubre de 2018, d¨ªa de la victoria de Bolsonaro, y el nombre del presidente. Y el an¨¢lisis sigue siendo preciso, aunque Bolsonaro sea mucho m¨¢s autoritario que Trump y las instituciones brasile?as, mucho m¨¢s fr¨¢giles que las estadounidenses.
Bolsonaro es tan zafio que hasta la ultraderechista Fox News consider¨® conveniente explicitar que no transig¨ªa con el pensamiento del antipresidente brasile?o: afirm¨® que los comentarios de Bolsonaro sobre la comunidad LGBTQI eran ¡°incompatibles con los valores estadounidenses¡±. Al entrevistar al antipresidente brasile?o, le preguntaron sobre el asesinato de la concejala de R¨ªo de Janeiro Marielle Franco y la relaci¨®n de la bolsomonarqu¨ªa con las milicias de la ciudad. O sea: Bolsonaro es una verg¨¹enza incluso en los reductos m¨¢s derechistas del pa¨ªs que m¨¢s ama, Estados Unidos. Su supuesto nacionalismo, como su visita al pa¨ªs demostr¨®, es para llorar de la risa.
Cuando las pesadillas suceden todos los d¨ªas, la gente deja de actuar: la apat¨ªa y la indiferencia triunfan
En otro fragmento de su libro, la activista tambi¨¦n parece hablar directamente con los brasile?os que piensan en desistir o creen que ya han llegado al l¨ªmite: ¡°Las condenas a los activistas pol¨ªticos se perciben como algo normal entre la opini¨®n p¨²blica. Cuando las pesadillas suceden todos los d¨ªas, la gente deja de actuar. Es el triunfo de la apat¨ªa y la indiferencia¡±. A continuaci¨®n, ense?a las u?as: ¡°Los contratiempos y los fracasos no son motivo suficiente para renunciar al activismo. S¨ª, es cierto que los cambios sociopol¨ªticos no se producen de forma lineal, y hay veces en las que hay que luchar durante a?os para obtener el m¨¢s m¨ªnimo resultado¡±.
La autoridad de sus palabras la ofrece uno de los m¨¢s fuertes activismos de este siglo. Casi dos a?os de prisi¨®n y trabajos forzados no la hicieron retroceder ni perder la ingenuidad, para ella un valor ¨¦tico y tambi¨¦n est¨¦tico. ¡°Si tuviera que se?alar a nuestro peor enemigo, dir¨ªa que es la apat¨ªa. Si no vivi¨¦ramos atrapados en la idea de que nada puede cambiar, podr¨ªamos conseguir resultados fant¨¢sticos. Lo que nos hace falta es confiar en que las instituciones puedan funcionar mejor, y en que seamos nosotros quienes lo logremos. El pueblo ignora el enorme poder que tiene y que por alg¨²n motivo no usa¡±.
En este momento, la generaci¨®n m¨¢s joven, la que naci¨® tras la generaci¨®n de las integrantes de Pussy Riot, est¨¢ creando un movimiento global asombroso. La juventud por el clima, inspirada por una sueca de 16 a?os con s¨ªndrome de Asperger, puso, el pasado 15 de marzo, a 1,5 millones de estudiantes de secundaria en las calles de ciudades de todo el mundo para denunciar la falta de acci¨®n de los gobiernos ante la crisis clim¨¢tica. Ocho meses antes, nada de eso exist¨ªa. En agosto de 2018, Greta Thunberg hizo huelga escolar y se plant¨® ella sola ante el parlamento sueco. Ahora, el movimiento es una potencia.
Los brasile?os de todas las edades tienen que aprender, para ayer, de las generaciones m¨¢s j¨®venes. O lo hacen o seguir¨¢n condenados a ver el pulso entre Jair Bolsonaro y Rodrigo Maia, el presidente de la C¨¢mara de los Diputados de Brasil. ?En serio que este es el punto ¨¢lgido del debate nacional, antes de que llegue otro del mismo nivel o peor? ?Es este realmente nuestro destino? ?En serio que el mayor cr¨ªtico de la militarizaci¨®n del Gobierno es el autodenominado fil¨®sofo Olavo de Carvalho, por motivos muy distintos en su calculada disputa de poder? ?Es ¨¦l el mayor cr¨ªtico porque parte de los que podr¨ªan criticar la militarizaci¨®n del Gobierno por motivos leg¨ªtimos y urgentes empiezan a creer que Hamilton Mour?o, el vicepresidente general, es muy majo? ?De verdad que es as¨ª como vamos a vivir, esperando a ver qu¨¦ viene despu¨¦s, si es que existe un despu¨¦s?
Como dice la Pussy Riot Nadya Tolokonnikova, ¡°la esperanza vendr¨¢ de los desesperados¡±. Espero que tenga raz¨®n.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes ¨C o Avesso da Lenda, A Vida Que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de la novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum/ Facebook: @brumelianebrum
Traducci¨®n de Meritxell Almarza
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