A rebatir el populismo del cu?ado se aprende
Alemania ofrece talleres a trav¨¦s de instituciones p¨²blicas para aprender a refutar los argumentos simplistas con los que los ciudadanos se topan a diario
A las cuatro de la tarde, una quincena de hombres y mujeres toman asiento en el aula. Entre ellos hay un empleado de banca, un m¨¦dico y una profesora. Son ciudadanos de a pie que se han apuntado a un curso para aprender a rebatir argumentos populistas. Sentados en un c¨ªrculo, los reci¨¦n llegados se presentan y explican por qu¨¦ est¨¢n hoy aqu¨ª, en la sede de una instituci¨®n dependiente del Gobierno regional de Berl¨ªn. Todos tienen un amigo, un familiar o se han topado con alguien que ha dicho cosas que les han indignado, pero a las que no han acertado a responder.
Vienen en busca de herramientas que les ayuden a navegar en un nuevo clima social que no saben bien c¨®mo manejar. Este es el aterrizaje en la vida cotidiana del neopopulismo, ese fen¨®meno que llena los titulares de los peri¨®dicos, pero que permea tambi¨¦n los salones, oficinas y supermercados por los que transita el alem¨¢n medio.
Una chica que trabaja en el departamento de recursos humanos de una empresa dice al presentarse que ¡°todos tenemos familiares y amigos que con el paso de los a?os han ido cambiando¡±. Y agrega: ¡°Yo quiero que me ayuden a aprender a relacionarme con ellos¡±. ¡°El otro d¨ªa, una se?ora en el tren iba diciendo que los refugiados son par¨¢sitos. Me qued¨¦ bloqueada sin saber qu¨¦ decir¡±, arranca otra participante. ¡°Hay amigos que de repente te dicen cosas y piensas ¡®uf, a ver qu¨¦ hago ahora yo frente a esto¡±, comparte una tercera. Otro confiesa que las navidades en familia este a?o han sido dif¨ªciles, dejando claro que el fen¨®meno cu?ado no es exclusivamente espa?ol.
Christian Riemer, el empleado de banca tiene adem¨¢s la vista puesta en las elecciones europeas. ¡°Los populistas de derechas van a activar a su gente y hace falta que nosotros tengamos argumentos¡±. Otros coinciden en que superar la impotencia que les produce el discurso populista es algo que les rondaba la cabeza hace tiempo, pero que ahora con la cita europea ha cobrado urgencia.
Estos seminarios son gratis y los organiza cada dos meses la Central regional para la Formaci¨®n Pol¨ªtica, un organismo p¨²blico dependiente del Gobierno regional de Berl¨ªn. Esta instituci¨®n, como las de otros Estados federados alemanes, ofrece educaci¨®n c¨ªvica, bajo la premisa de que tienen ¡°el deber de apoyar y promover la formaci¨®n pol¨ªtica sobre una base pluralista¡±. Un consejo de administraci¨®n del Parlamento de Berl¨ªn vela por la imparcialidad de la instituci¨®n.
Enseguida empiezan las din¨¢micas y los participantes escriben en cartulinas algunos de lo que en el curso llaman ¡°esl¨®ganes¡±, con los que se han topado. ¡°El islam no pertenece a Alemania¡±, ¡°mis impuestos se dedican a otros¡±, ¡°cambio clim¨¢tico siempre ha habido¡± o ¡°en Alemania ya no se puede hablar de nada¡±, en alusi¨®n a la correcci¨®n pol¨ªtica que aborrece el populismo. Luego una por una, van diseccionando las frases.
Alejado del grupo, otro participante, Elvin H¨¹lser, que ha ido a ponerse un caf¨¦, explica que el hecho de ¡°que la gente piense esas cosas no es nuevo. Lo nuevo es que ahora se atreven a decirlo y es m¨¢s visible en el ¨¢mbito profesional, pero tambi¨¦n en el privado¡±. Tambi¨¦n cree que, a la vez, ¡°hay m¨¢s gente que quiere implicarse y reaccionar. Las dos tendencias corren paralelas¡±.
De vuelta en el grupo, no tarda en entrar el elefante en la habitaci¨®n, Alternativa por Alemania (AfD), el partido de extrema derecha que ha dinamitado el tablero pol¨ªtico alem¨¢n tras entrar en el Parlamento en 2017 con el 12,6% de los votos, pero que adem¨¢s ha logrado modelar la conversaci¨®n nacional y la agenda de unos partidos que, en lo formal, boicotean cualquier cooperaci¨®n institucional con los ultras. Methuja Thavarasa, la profesora, advierte enseguida que el curso es neutral, que esto no va de partidos y que en talleres similares han participado hasta tres miembros de AfD. Pero a nadie se le escapa que todos esos esl¨®ganes que ahora cuelgan en cartulinas en el aula son el credo del votante medio de AfD.
Thavarasa les habla a los alumnos de las redes sociales y sobre todo de la necesidad de exponerse a ideas distintas. Advierte tambi¨¦n que erradicar los prejuicios no es f¨¢cil y cita la famosa frase atribuida a Albert Einstein seg¨²n la cual ¡°es m¨¢s f¨¢cil desintegrar un ¨¢tomo que un prejuicio¡±.
Durante la pausa, Thavarasa explica que su experiencia desde que empez¨® los cursos en 2016 le ha ense?ado que es falso que los mensajes populistas los maneje gente con poca formaci¨®n. ¡°Nos los encontramos en todos los ¨¢mbitos de socializaci¨®n, tambi¨¦n entre los amigos y la familia¡±. Y cree que lo importante es ejercitar la comunicaci¨®n. ¡°Hay que practicarlo a diario, no puedes quedarte en tu zona de confort. Hay que implicarse, no vale decir, ¡®es que son unos ignorantes¡¯. Hay que hablar con gente que no piensa como t¨². Con la familia y los amigos, lo importante es ser capaces de mantener el v¨ªnculo¡±. Thavarasa cuenta que le llaman de muchas otras instituciones, como escuelas de formaci¨®n, para impartir este curso. ¡°Hay un inter¨¦s creciente, especialmente a medida que se acercan las elecciones europeas¡±.
Tras el recreo llega el momento de la dramatizaci¨®n. La profesora divide a los alumnos en tres situaciones: la cocina de una oficina, una cena familiar y un tren. Unos hablan y otros replican y en seguida se dan cuenta de que les resulta m¨¢s f¨¢cil hacer de populistas que rebatir. Despu¨¦s comentan c¨®mo ha ido y qu¨¦ herramientas les han funcionado mejor. Uno recomienda la iron¨ªa para descolocar al interlocutor. El espejo, es decir, devolver la pregunta al populista ¡ª¡°?de verdad crees que quieren venir millones de refugiados?¡±¡ª?les funciona muy bien a otros. Un tercero recomienda pedirle al interlocutor que revise su fuente de informaci¨®n.
De este taller nadie sale con la receta m¨¢gica en el bolsillo, pero s¨ª con ideas para practicar y sobre todo, m¨¢s conscientes de la importancia de su papel como ciudadanos para influir en la conversaci¨®n global. O por lo menos, en la pr¨®xima reuni¨®n familiar.
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