Las fuerzas del mariscal Hafter bombardean el aeropuerto de Tr¨ªpoli
La comunidad internacional fracasa en su intento de frenar los enfrentamientos que han provocado decenas de muertos
Un avi¨®n del mariscal Jalifa Hafter bombarde¨® a primeras horas de la tarde de este lunes el aeropuerto de Mitiga, el ¨²nico operativo para civiles en la capital libia. Los vuelos, que estaban programados para toda la jornada, fueron suspendidos y los pasajeros evacuados. Hafter, el hombre que controla el este del pa¨ªs, ha ignorado las llamadas a la paz de la comunidad internacional. Tras cinco d¨ªas de enfrentamientos, han muerto 35 personas, seg¨²n cifras facilitadas por el Gobierno de unidad, respaldado por la ONU y basado en Tr¨ªpoli. Las fuerzas de Hafter informaron tambi¨¦n de 14 combatientes muertos. Las Naciones Unidas se?alan, adem¨¢s, que 2.800 personas han abandonado la capital para huir de los combates.
Hafter inici¨® su ofensiva contra Tr¨ªpoli el jueves pasado, coincidiendo con la visita a la capital del secretario general de Naciones Unidas, Ant¨®nio Guterres, quien viaj¨® para impulsar la conferencia de paz prevista para el 14 y 15 de abril. ¡°No hay soluci¨®n militar. Solo un di¨¢logo entre libios puede resolver los problemas de Libia¡±, advirti¨® Guterres.
A nadie se le escapa que este conflicto puede afectar a la producci¨®n petrolera del pa¨ªs, fomentar el resurgimiento del Estado Isl¨¢mico y empeorar a¨²n m¨¢s las condiciones de vida de los emigrantes subsaharianos. Sin embargo, la comunidad internacional no ha logrado emitir un mensaje un¨¢nime de condena. Las potencias que integran el Consejo de Seguridad intentaron este domingo conminar a Hafter a detener la ofensiva. Pero Rusia se opuso porque consider¨® que el llamamiento deber¨ªa extenderse a ¡°todas las partes¡±. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, s¨ª ha condenado la escalada militar y ha llamado, durante la madrugada del martes, a un cese inmediato de los combates.
Los grandes aliados internacionales del mariscal Hafter durante los ¨²ltimos cinco a?os han sido Egipto y Emiratos ?rabes Unidos. Hay quien tambi¨¦n apunta hacia Arabia Saud¨ª. Hafter viaj¨® a Riad para entrevistarse con el pr¨ªncipe Mohamed bin Salm¨¢n el 27 de marzo, solo ocho d¨ªas antes de la ofensiva.
Mary Fitzgerald, investigadora especializada en Libia, afirma que hay muchas especulaciones sobre el papel de Arabia Saud¨ª en esta ofensiva. ¡°Y no solo por la visita de Hafter. Los libios se han sorprendido al ver un torrente de tuits procedentes de cuentas saud¨ªes. Esto nunca hab¨ªa ocurrido. El l¨ªder espiritual saud¨ª Rabee Madkhali, cuyos seguidores salafistas son miembros de las fuerzas de Hafter, ha publicado fetuas de apoyo a Hafter¡±.
Mientras tanto, las milicias de Tr¨ªpoli, que a menudo andan peleadas entre ellas, han decidido unirse, junto a las poderosas milicias de Misrata, para repeler el ataque. Fayez Serraj, que preside el Gobierno de unidad, anunci¨® el domingo una contraofensiva bautizada como Volc¨¢n de ira. A ella respondi¨® Hafter con el bombardeo del aeropuerto de Tr¨ªpoli.
Jalifa Hafter era un general al que Muamar el Gadafi lleg¨® a considerar como ¡°un hijo¡±. Esa relaci¨®n se rompi¨® en 1987, durante la guerra entre Libia y Chad (1978-1987), cuando Hafter cay¨® prisionero en Chad y Gadafi se desentendi¨® de ¨¦l. En 1990 fue rescatado por fuerzas especiales de Estados Unidos. Despu¨¦s vivi¨® exiliado 20 a?os en una casa pr¨®xima a la sede de la CIA en Langley (Virginia). En 2011, cuando cay¨® Gadafi, Hafter volvi¨® a Libia. No pudo abrirse un hueco en el convulso panorama pol¨ªtico y regres¨® a Virginia. En 2014, despu¨¦s de unas elecciones auspiciadas por la ONU, volvi¨® a Libia y organiz¨® la llamada Operaci¨®n Dignidad contra milicias islamistas.
Desde 2014, Hafter ha ido asentando su poder en el este del pa¨ªs con el apoyo, sobre todo, de Egipto y Emiratos ?rabes Unidos. Mientras se resist¨ªa a firmar los acuerdos de paz que ha venido promoviendo la ONU desde 2015, Hafter no ha dejado de ganar terreno en el pa¨ªs. En septiembre de 2016 arrebat¨® al Gobierno de Tr¨ªpoli cuatro puertos petroleros situados en las proximidades de Sirte. Ese movimiento de Hafter fue clave, porque le permiti¨® controlar el principal lugar de exportaciones de petr¨®leo.
Tras la toma de los puertos, la comunidad internacional decidi¨® ganarlo para la causa de la paz. En 2017 el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, reuni¨® en Par¨ªs a Hafter y a Fayez Serraj. Hafter se dej¨® querer, se habl¨® de unas posibles elecciones en la primavera de 2018, pero no se firm¨® nada. En mayo de 2018, Macron volvi¨® a sentarlos cuatro horas. De nuevo hablaron de elecciones para diciembre de ese a?o, pero no se firm¨® nada. En noviembre de 2018 lo intent¨® el Gobierno italiano de Giuseppe Conte. Y volvi¨® a fracasar. El pasado febrero, Hafter tom¨® los campos petroleros de Sharara y El-Feel, en el sur del pa¨ªs.
Mary Fitzgerald cree que el mariscal Hafter es una fuerza con la que hay que contar en Libia, pero se?ala que la comunidad internacional se ha hecho demasiadas ilusiones acerca de sus verdaderas intenciones y de c¨®mo esas ambiciones podr¨ªan cuadrar con el objetivo de una ¡°Libia democr¨¢tica, inclusiva y estable¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.