David Van Reybrouck: ¡°Los referendos crean problemas¡±
El pensador flamenco alerta del riesgo de polarizaci¨®n de las consultas y advierte del alejamiento de Bruselas del ciudadano de a pie
David Van Reybrouck (Brujas, 1971) es un autor capaz de vender m¨¢s de 600.000 libros con un ensayo de m¨¢s de 700 p¨¢ginas sobre el Congo ¡ªdesde este mes en librer¨ªas espa?olas¡ª, y a continuaci¨®n ponerse a reflexionar sobre el futuro de la democracia en otra obra de t¨ªtulo provocador: Contra las elecciones. C¨®mo salvar la democracia (Taurus). Historiador y arque¨®logo, el pensador flamenco, que ahora trabaja en un libro sobre Indonesia, es uno de los grandes inspiradores de la nueva idea de democracia participativa a trav¨¦s del colectivo G1000, cuya principal propuesta son las asambleas ciudadanas elegidas por sorteo para debatir sobre asuntos p¨²blicos.
Desde su casa de Bruselas, advierte contra la tentaci¨®n del poder de fiar todo al corto plazo. ¡°Los pol¨ªticos piensan en el bienestar de la sociedad, pero siempre con miedo a perder las pr¨®ximas elecciones¡±. Un cors¨¦ que, seg¨²n su parecer, desnaturaliza la acci¨®n de gobernar, y que resumi¨® el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, en una c¨¦lebre frase: "Sabemos lo que hay que hacer, lo que no sabemos es c¨®mo ser reelegidos despu¨¦s de hacerlo".
Para el escritor belga, dar voz a los ciudadanos cada cuatro a?os a trav¨¦s del voto es insuficiente. Y la otra opci¨®n favorita de la clase pol¨ªtica, los referendos, tampoco suplen esa carencia. "Las consultas crean problemas. Mira Reino Unido con el Brexit. Es un pa¨ªs partido en dos para los pr¨®ximos 20 a?os", advierte citando tambi¨¦n los casos de Escocia y Catalu?a. Van Reybrouck cree en una interacci¨®n m¨¢s continua entre poder pol¨ªtico y ciudadan¨ªa. Y sus tesis ya resuenan en grandes pa¨ªses como Francia, donde el presidente Emmanuel Macron, con el que mantuvo un breve encuentro, acaba de anunciar la creaci¨®n de un consejo ciudadano de 150 personas elegidas por sorteo cuya primera misi¨®n ser¨¢ discutir sobre el cambio clim¨¢tico. "Si hubiera sometido su idea de subir los precios del combustible a un panel ciudadano, los chalecos amarillos nunca hubieran existido", dice el autor haciendo pol¨ªtica ficci¨®n.
?Y el gran debate nacional donde Macron escuch¨® a los ciudadanos por todo el pa¨ªs? "Es una buena iniciativa, pero si es solo una vez es como una pareja que est¨¢ en crisis matrimonial desde hace 20 a?os y va a ver a un psicoterapeuta una vez durante 20 minutos. Hay que construir algo permanente", replica.
Pregunta. ?C¨®mo ve el estado de ¨¢nimo de los europeos a pocos d¨ªas de las elecciones?
Respuesta. Siento que la temperatura aumenta. No solo la meteorol¨®gica, sino la pol¨ªtica. La frustraci¨®n de la gente es creciente. Y la comprendo porque vivimos cada vez menos en una democracia. La voz de los ciudadanos se escucha muy poco. Para m¨ª vivir en Europa hoy no tiene tanto que ver con las comparaciones que la sit¨²an en los a?os treinta con el surgimiento del fascismo, sino con los ¨²ltimos a?os de la colonizaci¨®n del Congo, en los cincuenta. Tenemos una administraci¨®n que hace aumentar el poder adquisitivo y la riqueza de ciudadanos y empresas, pero la emancipaci¨®n socioecon¨®mica no va en paralelo a una emancipaci¨®n pol¨ªtica.
P. Pero la extrema derecha y los euroesc¨¦pticos ganan posiciones.
R. En una conferencia le¨ª varias citas para que el p¨²blico me dijera si eran de Yanis Varoufakis o de Nigel Farage. Todas eran cr¨ªticas con que todo se decida desde Bruselas y los ciudadanos no tengan voz. En realidad era un texto de 1958 de Joseph Kasa-Vubu, el primer presidente del Congo. Fue una forma de mostrar c¨®mo el discurso antieuropeo actual tiene grandes similitudes con el anticolonial.?
P. ?Est¨¢ la UE demasiado alejada del ciudadano?
R. Vivimos bajo una burocracia que tiene un impacto profundo sobre tu vida privada, tu vida profesional, lo que comes, la ropa que llevas. Es una colonizaci¨®n de tu cuerpo por una administraci¨®n que llega muy lejos, una instancia muy elevada que va a impactar sobre tu vida pero al mismo tiempo es opaca, un poder que te ve y al que t¨² no ves. El nivel democr¨¢tico de la UE es todav¨ªa poco transparente. ?D¨®nde est¨¢ el poder de la UE? Es dif¨ªcil de decir. Comprendo que la temperatura suba. Nunca hemos sido tan ricos y a¨²n as¨ª estamos enrabietados. As¨ª era en el Congo, as¨ª en Indonesia. Una emancipaci¨®n sin participaci¨®n trae siempre frustraci¨®n.
P. ?El bienestar no es suficiente?
R. En todos los movimientos populistas de izquierda y derecha veo una voluntad de repolitizar un espacio que ha sido burocratizado. Y lo entiendo. Soy un apasionado de Europa. No quiero volver a una Europa nacionalista. Los desaf¨ªos de Europa me parecen racionales y me identifico con ellos: cambio clim¨¢tico, migraci¨®n, pobreza, desigualdad...pero estoy frustrado con esta Europa. Los chalecos amarillos son gente que tiene televisi¨®n y tel¨¦fono m¨®vil, pero que sienten que no tienen medios de hacerse o¨ªr.
P. ?Qu¨¦ hacer entonces para tener una UE m¨¢s democr¨¢tica?
R. Comprometer al ciudadano de una forma seria. Macron ha hecho el intento con el gran debate nacional. La idea es excelente pero el m¨¦todo es absurdo. Si de verdad quieres frustrar a la gente haz una mala democracia participativa. Te dan su tiempo, su energ¨ªa, y luego les dices: no vamos a hacer nada.
P. ?C¨®mo convive con las instituciones comunitarias como vecino de Bruselas?
R. Hay una parte de la ciudad a la que no voy casi nunca, el llamado barrio europeo donde viven los eur¨®cratas. Los conozco de cuando me invitan a dar conferencias. Son muy inteligentes, con muchos estudios y las mejores intenciones, pero cargados de un paternalismo que me pone enfermo. Vivo en una Bruselas en la que tengo amigos marroqu¨ªes y nunca vas a ver a un marroqu¨ª all¨ª. Es un medio muy blanco, muy selecto. Estamos dirigidos por una ¨¦lite colonial que no ve su propia violencia. ?Por qu¨¦ no nos quieren si hacemos crecer la econom¨ªa y la riqueza?, se preguntan. Y no les quieren porque no escuchan. Es lo que dec¨ªa Sukarno [primer presidente indonesio tras la colonizaci¨®n holandesa]. Hay una ¨¦lite condescendiente que no es consciente de su violencia, que no es f¨ªsica pero humilla. La gente muy pobre del Congo tiene un sentimiento derrotista. Pero al disminuir la desigualdad haces crecer la frustraci¨®n, porque cuanto m¨¢s te acercas, m¨¢s molesta la distancia. Es un mecanismo psicol¨®gico muy mal entendido. La democracia es una promesa de igualdad.
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