Yo + uno + uno + uno +
La responsabilidad de cada uno en la lucha contra la destrucci¨®n de Brasil
Lo aprend¨ª con el poeta Elio Alves da Silva. Era pescador, pero la central hidroel¨¦ctrica de Belo Monte le rob¨® el r¨ªo. ?C¨®mo pesca un pescador sin r¨ªo? Podr¨ªamos extender la pregunta. ?C¨®mo investiga un estudiante sin beca? ?C¨®mo ense?a un profesor sin unas m¨ªnimas condiciones para trabajar? ?C¨®mo se mantiene una universidad sin recursos? ?C¨®mo vive en el presente un trabajador sin perspectiva de futuro con un proyecto de sistema de pensiones que castiga a los m¨¢s pobres? ?C¨®mo protegen la Amazonia los pueblos de la selva cuando el ministro contra el Medio Ambiente destruye el sistema de protecci¨®n para arrancar beneficio privado de tierras p¨²blicas? ?C¨®mo se protege la paz cuando el antipresidente del pa¨ªs arma a una parte de la poblaci¨®n para la guerra? ?C¨®mo se salvan los m¨¢s fr¨¢giles cuando Jair Bolsonaro autoriza el asesinato sin castigo? ?C¨®mo se defienden los ciudadanos cuando el grupo en el poder estimula el odio y la divisi¨®n del pa¨ªs como estrategia? ?C¨®mo comen las personas si el Ministerio de Agricultura est¨¢ liderado por la ¡°musa del veneno¡± y el Gobierno autoriza, literalmente, casi un nuevo pesticida por d¨ªa, que envenenar¨¢ nuestro cuerpo y el de nuestros hijos? ?C¨®mo viven los brasile?os ante el desaf¨ªo de la crisis clim¨¢tica cuando el Gobierno niega la amenaza se?alada por los principales cient¨ªficos del mundo para justificar el avance de pocos sobre la Amazonia de todos? ?C¨®mo protegen los padres el acceso a la educaci¨®n y a la cultura cuando los hijos del antipresidente se comportan como ¡°chicos¡± malos y diseminan informaci¨®n falsa y estupidez calculada? ?C¨®mo pueden vivir los m¨¢s pobres sin la garant¨ªa del aumento real del salario m¨ªnimo? ?C¨®mo se mantienen vivos los que dependen de la sanidad p¨²blica si el Gobierno arruina las pol¨ªticas de sanidad p¨²blica? ?C¨®mo lo hacen para no morir los que pueden ser v¨ªctimas de los sicarios absueltos por estar ¡°bajo una fuerte emoci¨®n¡±, como quiere el proyecto anticrimen que est¨¢ a favor del crimen? ?C¨®mo defienden Brasil los brasile?os del grupo que en menos de cinco meses ha destruido derechos y sistemas de protecci¨®n construidos durante d¨¦cadas y todav¨ªa quedan 1.326 d¨ªas por delante?
Si t¨² solo cuentas como uno, para el Gobierno no cuentas
Elio, el pescador sin r¨ªo, me lo explic¨®. ¡°Yo solo no consigo nada. Pero si voy ah¨ª y llamo a otro, seremos yo+uno. Entonces, ese otro llama a +uno. Y entonces ya somos yo+uno+uno...¡±. Y, para asegurarse de que lo hab¨ªa escuchado bien: ¡°?Entiendes?¡±.
Despu¨¦s, leer¨ªa una conversaci¨®n entre el soci¨®logo polaco Zygmunt Bauman y el periodista italiano Ezio Mauro publicada en un libro. En un determinado momento hablan del ciudadano que ¡°solo cuenta como uno¡±. Y, por lo tanto, no cuenta. ¡°No entiende que, en el momento en que su libertad se convierte en asunto privado y empieza a ejercer sus derechos solo como individuo, en el momento en que la libertad y los derechos son ambos incapaces [de construir] cualquier proyecto con los dem¨¢s, ambos se vuelven irrelevantes a los ojos del poder, ya que han perdido la capacidad de poner lo que sea en movimiento¡±, dice Mauro. ¡°El Estado sabe que estoy estad¨ªsticamente presente, pero tambi¨¦n sabe que yo solo cuento como uno y no tengo la capacidad de sumarme a los dem¨¢s¡±.
El poeta oral, ya que no sabe escribir, y dos pensadores reconocidos en el mundo acad¨¦mico, con varios libros publicados, llegaron a la misma conclusi¨®n por caminos diferentes. Utilizaron la filosof¨ªa, ese ejercicio intelectual que tanto parece amenazar a Jair Bolsonaro. Y que amenaza, porque trata de preguntas y solo puede existir en la honestidad, amenaza porque no teme las respuestas que producen nuevas preguntas, amenaza porque persigue las dudas y las ama porque conducen a lugares nuevos. La filosof¨ªa, que el antipresidente tanto teme, y por temerla quiere acabar con ella junto con todas las humanidades, es maravillosa porque nos ensancha por dentro. Porque nos deja m¨¢s inteligentes y atentos, porque nos ense?a a percibir lo que vemos. Y est¨¢ al alcance de todos los hombres y mujeres valientes. Como Elio, como Zygmunt. Y debe estar en las escuelas y en las universidades, porque es el hilo que cose todos los otros campos del conocimiento.
No se puede tercerizar la lucha y la posici¨®n en la vida
Perdona, pero no hay excusas. No basta con quedarse en el sof¨¢ tuiteando o feisbuqueando mientras los derechos se borran y el autoritarismo se instala en Brasil. No se puede tercerizar la lucha y la posici¨®n en la vida. El problema tambi¨¦n es tuyo. Lo que est¨¢ en curso no se termina en cuatro a?os. Lo que se destruye hoy tard¨® d¨¦cadas en construirse. Las consecuencias son r¨¢pidas, algunas inmediatas. Destruyen primero a los m¨¢s fr¨¢giles, despu¨¦s a (casi) todos. Y, a no ser que est¨¦s de acuerdo con lo que el presidente contra Brasil est¨¢ haciendo en tu nombre, te toca a ti ser +uno y llamar a +uno.
?Sabes por qu¨¦ te toca a ti? Quien lo explica es una fil¨®sofa, ese gremio que hace que los bolsocreyentes tiemblen de miedo. S¨ª, ellos tienen a un gur¨² que se autoproclama fil¨®sofo, pero ¨¦l literalmente suelta ¡°mierda¡± por la boca. Podemos cuestionar filos¨®ficamente por qu¨¦ tiene esta obsesi¨®n, pero tenemos cuestiones m¨¢s importantes en este momento. La alemana Hannah Arendt describi¨® muy bien algo que tambi¨¦n abordaron otros pensadores respetados y que se denomina ¡°responsabilidad colectiva¡±. Explica que somos colectivamente responsables por lo que se hace en nuestro nombre. En el pasado, pero tambi¨¦n en el presente.
Aunque no hayas votado a Bolsonaro, sali¨® elegido. Eso significa que lo que hace en el poder es responsabilidad de todos. Significa tambi¨¦n que, cuando el gobernante se comporta como un d¨¦spota, los ciudadanos tienen que decir colectivamente que no aceptan lo que se hace en su nombre. Eso forma parte de la democracia, tanto como aceptar el resultado de las urnas. Y no puede tercerizarse. Si aceptas los beneficios de vivir en comunidad, tienes que aceptar tambi¨¦n la responsabilidad de vivir en comunidad.
Si aceptas los beneficios de vivir en comunidad, tienes que aceptar tambi¨¦n la responsabilidad de vivir en comunidad
Eso significa que, si consideras que las universidades son fundamentales para un pa¨ªs y para formar a las futuras generaciones, tienes que posicionarte contra el gobierno que est¨¢ atacando las universidades, cortando presupuestos que ya eran escasos porque hab¨ªan sido amputados antes y eliminando becas para alumnos e investigadores. Si consideras que proteger la Amazonia y el medioambiente es obligatorio para el presente y para el futuro, tienes que posicionarte contra el gobierno que est¨¢ destruyendo la protecci¨®n ambiental y quiere permitir la extracci¨®n minera, la producci¨®n de ganado y soja y la construcci¨®n de grandes obras en tierras protegidas. Si consideras que matar a otro alegando leg¨ªtima defensa por estar ¡°bajo una fuerte emoci¨®n¡± es autorizar la matanza y aumentar el n¨²mero de muertos, en un pa¨ªs donde ya se mata y se muere demasiado, tienes que posicionarte contra este proyecto a favor del crimen. Si consideras que armar a la poblaci¨®n no es una medida racional para pacificar un pa¨ªs, tienes que posicionarte. Si consideras que esta reforma del sistema de pensiones no es la m¨¢s justa para la poblaci¨®n, tambi¨¦n tienes que posicionarte.
Lo que los d¨¦spotas m¨¢s temen es que seas +uno
Junto con los dem¨¢s. Lo que los d¨¦spotas m¨¢s temen es que seas +uno. Y lo que m¨¢s quieren es que seamos solo uno. El neoliberalismo ha inculcado en la mente de las personas que ser ¡°uno¡± es mejor. Eres uno, haces lo que quieres y a los dem¨¢s que les den. Esta es la racionalidad que sostiene los actos de Bolsonaro y de su grupo. Lo que vale es el yo, solo importa lo m¨ªo. O solo importamos yo y mi familia. O yo y mi grupo. A la comunidad que le den.
El neoliberalismo tambi¨¦n ha infiltrado en las mentes que ser +uno es ser poco importante. Porque ser +uno es ser junto con el otro, es ser en la comunidad, es ejercer la solidaridad, es sumar para ser m¨¢s fuerte conjugando el colectivo. Ser +uno es ser en la relaci¨®n con el otro. Sin embargo, ser uno es consumir sin l¨ªmite, sin que te importe el planeta que todos habitan, es agotar el hoy sin que te importe el ma?ana. Ser uno es tan abominable que no eres capaz de que te importe el futuro de tus propios hijos, porque tu satisfacci¨®n continua como individuo es todo lo que te importa. Ser +uno es saber que todos los dem¨¢s importan. El uno construye fronteras y muros. El +uno derriba vallas para alcanzar la mano del otro, pero negocia l¨ªmites mutuos porque sabe que no puede ni quiere vivir solo.
En una columna reciente reproduje un fragmento del libro de la Pussy Riot Nadya Tolokonnikova. Voy a repetirlo, porque es un diagn¨®stico preciso de nuestra situaci¨®n y es inspirador para este momento: ¡°[Se vino abajo] la idea de que pod¨ªamos vivir en paz sin ensuciarnos las manos con la pol¨ªtica, de que bastaba con votar una vez cada cuatro a?os para proteger nuestras libertades [o no votar en absoluto: estar por encima de la pol¨ªtica]. Esa creencia ¡ªla de que las instituciones estaban ah¨ª para cuidarnos y velar por nosotros, y de que no ten¨ªamos que preocuparnos por protegerlas de la corrupci¨®n, los grupos de presi¨®n, los monopolios, ni por el control de empresas y gobiernos sobre nuestros datos personales¡ª se rompi¨® en mil pedazos. Deleg¨¢bamos la lucha pol¨ªtica igual que deleg¨¢bamos los trabajos peor remunerados y las guerras¡±.
Si piensas que las redes sociales son calles donde protestar y ejercer la ciudadan¨ªa, est¨¢s equivocado
Y aqu¨ª estamos. Como est¨¢ una parte cada vez mayor del mundo gobernada por ¡°d¨¦spotas elegidos por el voto¡±.
Ya escrib¨ª en un pasado reciente que cre¨ªa que las redes sociales tambi¨¦n eran calles. Calles de bytes las llamaba. Me doy cuenta de que me equivocaba. Las redes sociales no son calles. Para ser calle hacen falta cuerpos. Lo que pasa en las redes sociales es importante y est¨¢ definiendo nuestro d¨ªa a d¨ªa. Lo que pasa en las redes sociales tiene mucho impacto en la vida y en la percepci¨®n de la vida. Ya podemos crear una biblioteca entera de libros que reflexionen sobre este fen¨®meno. Es necesario investigar qu¨¦ son las redes sociales, en sus m¨²ltiples significados. Tanto como saber qu¨¦ no son. Y las redes sociales no son calles.
Lo que pasa en las redes sociales tiene efectos sobre el cuerpo de cada uno. Pero el cuerpo de cada uno no est¨¢ all¨ª. Ir a la calle, ocupar las calles, el imperativo ¨¦tico de este momento, solo es posible con el encuentro. La calle presupone un encuentro real. Presupone arriesgarse al otro. Presupone convivir con el cuerpo encarnado. Presupone negociar conflictos para compartir el espacio p¨²blico. La calle es donde estamos con nuestros fluidos, metidos en nuestra propia piel, cargando nuestras fragilidades ante el otro sin ning¨²n bot¨®n de ¡°me gusta¡± o ¡°me enfada¡± que pulsar. La calle es donde nos arriesgamos a reflejarnos en la mirada del otro y reconocernos en un cuerpo que no es el nuestro. Reconocernos en la humanidad y tambi¨¦n en la diferencia.
El ansia de ¡°salir a la calle¡± a protestar contra la tiran¨ªa que se anuncia como actos de odio expl¨ªcito, con gestos de destrucci¨®n, tambi¨¦n es el ansia de romper con la perversi¨®n de una realidad sin cuerpo, pero que afecta a los cuerpos. ?Y por qu¨¦ parece tan dif¨ªcil este ¡°vamos a salir a la calle¡± justamente cuando tenemos tantos motivos para ocupar las calles? ?Justamente cuando ya hemos doblado la esquina hist¨®rica rumbo al autoritarismo?
Hay varias hip¨®tesis y algunas razones, una de ellas el miedo. De la polic¨ªa, que en lugar de proteger a los cuerpos, los destruye. Otra, el miedo al contagio, ya que el otro se ha convertido en un enemigo. Pero la mejor hip¨®tesis que he escuchado estos ¨²ltimos d¨ªas la propuso el periodista Bruno Torturra, en su ¡°Bolet¨ªn del Fin del Mundo¡±, el 9 de mayo. Hace una analog¨ªa entre la libido sexual y la libido pol¨ªtica. Lo que har¨ªamos todos, al verter nuestra indignaci¨®n en las redes sociales, ser¨ªa una especie de masturbaci¨®n. No falta material en Internet para excitarnos y dar rienda suelta a esa libido pol¨ªtica, como no falta material en Internet para dar rienda suelta a la libido sexual 24 horas al d¨ªa.
No agotes tu libido pol¨ªtica en las redes, ni agotes tu libido sexual en la masturbaci¨®n
Eso no tiene ning¨²n problema moral. La cuesti¨®n es que la masturbaci¨®n no es una relaci¨®n sexual. No estamos con el otro, con el cuerpo del otro. No estamos all¨ª con relaci¨®n a otro, ni estamos all¨ª en una relaci¨®n con otro que no somos nosotros. En las redes sociales, aunque estemos en un espacio con varios hablando y desahog¨¢ndose y protestando, no son nuestros cuerpos que est¨¢n presentes, sino nuestros avatares. Al final, lo que quedar¨ªa ser¨ªa un extremo cansancio de la acci¨®n sin acci¨®n. Y, sugiere Torturra, el sentimiento de impotencia. El placer masturbatorio provoca un alivio moment¨¢neo, pero no la satisfacci¨®n (y tampoco el riesgo) de una relaci¨®n con otro cuerpo. Y, as¨ª, no nos movemos. Nos mantenemos permanentemente ocupados con nuestra indignaci¨®n y terminamos el d¨ªa agotados, sin que exista un ¨²nico toque real de uno+uno.
Que la primera protesta significativa en la calle contra el gobierno de Bolsonaro haya partido de las universidades, seg¨²n Torturra, es revelador. En el espacio de las universidades es donde los estudiantes, y tambi¨¦n los profesores y empleados, conviven con su cuerpo, entre cuerpos. All¨ª se comparte de forma real, hay negociaci¨®n, hay debate. Hay conversaci¨®n. Y hay, principalmente, relaci¨®n. Y, as¨ª, tambi¨¦n hay movimiento. Tambi¨¦n por este motivo, Bolsonaro y su ministro contra la Educaci¨®n han decidido utilizar el poder otorgado por el voto para destruir la universidad y, as¨ª, pervertir el poder otorgado por el voto al pervertir la propia democracia. ?Cu¨¢l es el proyecto de educaci¨®n de esta antipresidencia? El mismo proyecto que busca transformar la selva en pasto, cultivo de soja transg¨¦nica y cr¨¢ter de extracci¨®n minera. El proyecto neoliberal. El uno.
Hay que resistir tambi¨¦n al agotamiento de la libido pol¨ªtica en las redes sociales. O, dicho de otro modo, hay que mantener el deseo pulsante para arriesgarse a convivir en las calles. Hay que salir del ombligo de uno y alcanzar el vasto cuerpo del otro. Hay que estar juntos. No te des excusas. No cuesta repetirlo otra vez. Posici¨®n y lucha no se tercerizan. Lo que dejes de hacer no lo har¨¢ otro. Tu ausencia se sentir¨¢. Haces falta en el combate contra la tiran¨ªa que ya ha empezado a instalarse en Brasil. Eres +uno, pero este +uno que eres solo lo eres t¨². En el neoliberalismo que nos gobierna, el uno siempre es sustituible. En el uno+uno, cada +uno es insustituible y singular. Pero es necesario otro que lo reconozca, es necesario el + que marca la relaci¨®n entre dos, entre muchos.
Como dice Elio, el poeta nacido de la cat¨¢strofe: ¡°Con +uno la historia puede seguir¡±.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes ¨C o Avesso da Lenda, A Vida Que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de la novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum/ Facebook: @brumelianebrum
Traducci¨®n de Meritxell Almarza?
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