Los Verdes aspiran a transformar votos en poder
El grupo estudia c¨®mo utilizar su potente resultado electoral para influir en la UE
Segundos en Alemania, terceros en Francia, por delante de los conservadores brit¨¢nicos en Reino Unido, fuertes en Holanda, B¨¦lgica e Irlanda. La novedad en Portugal. Tras las elecciones europeas del pasado domingo, el grupo pol¨ªtico de los Verdes, cuarta fuerza de la Euroc¨¢mara con un 9,19% de votos y 69 diputados (17 m¨¢s que en 2014), ha acallado las voces que atribu¨ªan a los ecologistas la vitola de rivales inofensivos, algo as¨ª como una eterna promesa con mucha presencia en la calle y poca en las urnas.
Apoyados en un electorado joven y urbano, el ascenso de los ecologistas ha provocado, solo unas horas despu¨¦s, los primeros intentos de cortejo. El aspirante a presidir la Comisi¨®n Europea, el popular alem¨¢n Manfred Weber, les ha tendido la mano para forjar una alianza. Y el secretario general del Ejecutivo comunitario, Martin Selmayr, ha mostrado su esperanza de que la ola verde ¡°tenga un fuerte impacto en el programa del pr¨®ximo presidente de la Comisi¨®n¡±.
De la noche a la ma?ana, los Verdes son el amigo que todos quisieran tener, el partido de moda. Su l¨ªder, la alemana Ska Keller, 37 a?os, vegetariana, usuaria convencida de la bicicleta y de mala gana del avi¨®n, es la imagen fresca de la renovaci¨®n en la Euroc¨¢mara, una instituci¨®n con una media de edad de 55 a?os muchas veces se?alada como cementerio de elefantes al que van a parar pol¨ªticos al final de su carrera.
En el grupo verde conviven fuerzas heterog¨¦neas. Hay partidos como Esquerra Republicana de Catalunya y el Partido Pirata checo cuyos programas no tienen como epicentro el factor medioambiental. El norte y el centro de Europa son sus bastiones habituales, con el este y el sur flaqueando, pero su ¨¢rea de influencia se ha extendido a zonas anta?o vedadas. Buenos ejemplos son Francia, donde solo tienen por delante a Marine Le Pen y Emmanuel Macron, y Portugal, donde han plantado la semilla por primera vez con un eurodiputado. Su escasa presencia en Italia y Espa?a, que juntas suman m¨¢s de la quinta parte de la poblaci¨®n europea, son sus grandes lastres, pero el potencial de crecer est¨¢ ah¨ª. ¡°El ciclo ha terminado. Va a haber un proceso de refundaci¨®n de la ecolog¨ªa pol¨ªtica espa?ola¡±, anuncia el eurodiputado de Equo Florent Marcellesi, que no repetir¨¢ en el cargo.
El partido verde alem¨¢n es el buque insignia de los partidos ecologistas europeos. En estas elecciones ha protagonizado un logro hist¨®rico al situarse por primera vez como el segundo partido m¨¢s votado, despu¨¦s de los conservadores y por delante de los socialdem¨®cratas. Y lo ha conseguido gracias a la creciente conciencia ambiental en el pa¨ªs, sobre todo entre los alemanes m¨¢s j¨®venes.
Un an¨¢lisis de los resultados indica, por ejemplo, que entre los menores de 25 a?os, un 34% ha votado a los Verdes, y apenas un 8% ha confiado en los socialdem¨®cratas. Sin embargo, entre los mayores de 60, un 41% ha votado a los conservadores y apenas un 13% a los Verdes.
Es evidente pues que su p¨²blico es joven, como tambi¨¦n lo son sus l¨ªderes, el carism¨¢tico t¨¢ndem formado por Annalena Baerbock y Robert Habeck, muy valorados por los votantes. Ambos son parte de una generaci¨®n de l¨ªderes ecologistas pragm¨¢ticos, que buscan el pacto y el consenso en tiempos de fragmentaci¨®n. En Alemania, ya participan en hasta nueve Gobiernos del total de 16 Estados federados. Y en el ¨¢mbito nacional, su nombre suena con creciente intensidad para nuevos pactos si se quiebra la actual coalici¨®n de Gobierno, muy debilitada tras las elecciones.
Superan expectativas
Habeck analiz¨® este lunes los resultados, y reconoci¨® que haber obtenido el 20,7% de votos, diez puntos m¨¢s que en las anteriores europeas ha superado todas las expectativas. Cuando le preguntaron por su f¨®rmula para competir con el magnetismo populista, este pol¨ªtico que decidi¨® bajarse de Twitter porque sacaba lo peor de ¨¦l, respondi¨®: ¡°La mejor respuesta es la agenda propia. No podemos estar a la defensiva ni contestando todo el d¨ªa a sus argumentos. Tenemos que tener nuestra propia oferta, escribir un camino propio y atractivo¡±.
Los verdes alemanes han prometido trasladar a Bruselas el empuje que le han dado sus 7,6 millones de votantes. El eurodiputado Sven Giegold, que compareci¨® en Berl¨ªn junto a Habeck, apuesta por una actitud m¨¢s proactiva de Alemania en la UE. ¡°Los europeos han optado por la protecci¨®n del clima [¡]y el poder de bloqueo de la gran coalici¨®n [de los dos grandes partidos de la Euroc¨¢mara] se ha roto¡±. Dijo tambi¨¦n compartir las ambiciones europe¨ªstas del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, y lament¨® que Alemania haya ofrecido una respuesta limitada. ¡°Ejerceremos presi¨®n en el Bundestag para que se acabe el bloqueo¡±, anunci¨® Giegold, quien dijo adem¨¢s ser muy consciente de que ahora les toca responder con hechos a la marea de expectativas que su partido ha generado.
Una fiesta sin corbatas ni camisas planchadas
Hab¨ªan pasado cuatro horas desde que la televisi¨®n alemana publicara los sondeos a pie de urna, pero las caderas a¨²n se mov¨ªan al ritmo de la m¨²sica en el local elegido por los Verdes para la noche electoral. Los bailongos no se pod¨ªan creer un resultado que, como reconocieron los l¨ªderes del partido ecologista, superaron sus expectativas. 20,5% de los votos y un segundo puesto.
Lilja Walliser no baila, pero observa con deleite la fiesta y comparte sus reflexiones. ¡°Es una cuesti¨®n de credibilidad. Puede que otros partidos hablen de medioambiente, pero sabemos que para ellos no es una prioridad, que no se lo toman en serio. Desde luego, con ellos al frente, no ha cambiado mucho¡±. Esta treinta?era, que milita en Los Verdes cree que los otros partidos alemanes tienen adem¨¢s un problema de imagen. ¡°Muchos son se?ores mayores, blancos, que no conectan con los j¨®venes¡±, piensa. En esta fiesta no se ven casi corbatas ni camisas planchadas.
Esta marea verde no surge de la nada. Ya el pasado octubre en las elecciones b¨¢varas, los Verdes dieron la sorpresa y para quien quisiera ver y o¨ªr, los gritos de decenas de miles de j¨®venes se escuchan cada viernes en las calles de cientos de ciudades alemanas. Son manifestantes que piden a sus mayores que act¨²en ya para frenar el cambio clim¨¢tico. Son la evidencia de que el medioambiente se ha convertido en una preocupaci¨®n de primer orden. Y para paliarla, qui¨¦n mejor que el partido que lleva d¨¦cadas defendiendo pol¨ªticas sostenibles, han concluido m¨¢s de siete millones de votos.
"Los de Fridays for Future le han hecho la campa?a gratis a los Verdes", cree Marcel Glockner, de 27 a?os, en alusi¨®n a estas marchas iniciadas por la activista sueca Greta Thunberg. En el partido las apoyan, pero tienen extremo cuidado de no monopolizarlas, tal como explicaba a este diario el col¨ªder verde, Robert Habeck. No son su iniciativa, pero cosechan el ¨¦xito.
En el jard¨ªn, en el centro de Berl¨ªn, tomando el aire, otro militante del partido desde hace nueve a?os expresa su sorpresa. ¡°Nunca hab¨ªamos visto estos resultados. Esto es nuevo¡±. Jasper, que prefiere que su apellido no se publique, no se deja llevar por el entusiasmo. ¡°Ahora el objetivo es hacer pol¨ªtica verde aqu¨ª y ser capaz de marcar la agenda en el Parlamento Europeo¡±, reflexiona este publicista de 33 a?os. A su alrededor, a j¨®venes envueltos en banderas verdes con estrellas amarillas y sudaderas azules y banderas de la UE no se les quita la sonrisa. Saben que la efervescencia pasar¨¢ y que probablemente el fango pol¨ªtico tambi¨¦n acabe por salpicar la aseada imagen pol¨ªtica de su partido. Pero eso ser¨¢ m¨¢s adelante. Hoy no.
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