Un tal Fern¨¢ndez
Alberto Fern¨¢ndez y Cristina Kirchner puntean ¡ªpor poco¡ª las encuestas, presiden actos multitudinarios y se agradecen la amistad una y otra vez. Pero no siempre fue todo tan arm¨®nico
Si hay algo de seguro con la suerte es que cambia. Tal vez eso habr¨¢ pensado Fern¨¢ndez, ese d¨ªa de mediados de mayo, cuando sali¨® del despacho de la expresidenta Cristina Kirchner y llam¨® a su novia para decirle: ¡°Suspende lo que tengas que hacer. Necesito verte¡±. Es que la noticia que hab¨ªa recibido Fern¨¢ndez era impresionante: ser¨ªa el candidato a presidente de Cristina, por ende del peronismo, y, entonces, dado el desprestigio de Mauricio Macri, podr¨ªa ser el futuro presidente de la Argentina. Justo ¨¦l, que meses antes era un paria pol¨ªtico. Justo ¨¦l, que hab¨ªa sido repudiado una y mil veces por la misma Cristina. Justo ¨¦l, que era desconocido para la gran parte de los argentinos.
Es que, creer o reventar: si hay algo de seguro con la suerte es que cambia.
Solo hay que estar en el momento oportuno en el lugar justo.
Y esta vez le toco a ¨¦l.
Fern¨¢ndez es un apellido, por si faltara decirlo, muy com¨²n en la Argentina. A tal punto que la f¨®rmula que encabeza Fern¨¢ndez ya empieza a ser conocida como Fern¨¢ndez-Fern¨¢ndez o FF. Porque la candidata a vicepresidenta se llama Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner. Y quien la encabeza es Alberto Fern¨¢ndez. Fern¨¢ndez & Fern¨¢ndez puntean ¡ªpor poco¡ª las encuestas, presiden actos multitudinarios, y se agradecen la amistad una y otra vez.
No siempre fue todo tan arm¨®nico.
Alberto Fern¨¢ndez es un cl¨¢sico pol¨ªtico del peronismo argentino. Eso significa que ha sido lo que deb¨ªa en cada momento. Cuando hubo un Gobierno peronista neoliberal, un hombre del peronismo ten¨ªa que estar ah¨ª. Y all¨ª estuvo Fern¨¢ndez en los noventa. Cuando otro Gobierno peronista cree en el activismo estatal para distribuir el ingreso, tambi¨¦n tiene que estar ah¨ª. ¡°Agarrarse fuerte de la rueda de la fortuna. No soltar. A veces toca estar arriba, a veces abajo. Lo importante es no soltarse¡±, dir¨ªa un personaje del novelista mexicano H¨¦ctor Aguilar Cam¨ªn.
En ese periplo, hace casi 20 a?os, Fern¨¢ndez se encontr¨® con Nestor Kirchner, por entonces un poco conocido gobernador de la Patagonia argentina. Cuando Kirchner lleg¨® a la presidencia, casi por casualidad, Fern¨¢ndez estaba ah¨ª, en el lugar justo y ocup¨® la oficina contigua a la de su jefe, la del jefe de Gabinete. All¨ª vivi¨® este hombre los a?os m¨¢s felices de su vida. La econom¨ªa crec¨ªa fuerte, el Gobierno impulsaba el juicio a los militares de la dictadura, se repart¨ªan millones de jubilaciones, la Argentina se recompon¨ªa con fuerza de una de sus crisis espantosas: todo iba a pedir de boca.
Los problemas empezaron en 2008, cuando Kirchner le cedi¨® el poder a Cristina, su se?ora. Cristina radicaliz¨® al Gobierno, propuso un camino donde el conflicto ocupaba el lugar central, se enfrent¨® en una batalla sinsentido con la prensa, los sectores agropecuarios, los peronistas disidentes, los pocos jueces d¨ªscolos y finalmente casi con cualquiera que discutiera un punto o una coma. Es decir, perdi¨® esa plasticidad tan peronista. En favor de Fern¨¢ndez, hay que decir que no estaba de acuerdo y se fue. Fern¨¢ndez no apoy¨® esas agresiones y la denunci¨® incluso en los medios de comunicaci¨®n que Cristina consideraba sus peores enemigos. En los momentos m¨¢s duros, lleg¨® a calificarla como ¡°psic¨®pata¡±. Se supon¨ªa que no habr¨ªa vuelta atr¨¢s.
En 2017, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner perdi¨® unas elecciones de mitad de t¨¦rmino contra un candidato muy d¨¦bil que apoyaba a Mauricio Macri. Terminada esa elecci¨®n Fern¨¢ndez la llam¨® y le propuso reunirse. Parece que se encontraron, que se dijeron todo lo que ten¨ªan para decirse, se perdonaron todos los insultos, los malentendidos, las sospechas. Y ¨¦l le propuso reconciliarla con el peronismo, con el cual ella tambi¨¦n se hab¨ªa peleado en sus momentos m¨¢s mesi¨¢nicos.
La crisis argentina hizo lo suyo. Mauricio Macri empez¨® a perder imagen. Cristina Kirchner a recuperarla. A principios de mayo, las encuestas reflejaban algo impensable: ella empezaba a posicionarse como la favorita para recuperar el poder. Y ah¨ª estaba, a su lado, para sorpresa de propios y extra?os, el tal Fern¨¢ndez. En ese contexto Cristina present¨® un libro autobiogr¨¢fico y gener¨® un in¨¦dito fervor editorial. Parec¨ªa imparable. Y una ma?ana, como si tal cosa, contra casi todos los pron¨®sticos, Cristina anunci¨® que no ser¨ªa Presidente y que designaba a Alberto Fern¨¢ndez para ese rol. Ella se reservaba el segundo lugar de la f¨®rmula.
El episodio caus¨® un terremoto del cual surgieron miles de preguntas. ?Por qu¨¦ lo hizo? ?Por razones personales? Muri¨® su marido, su madre, su hija tiene un serio problema de salud, est¨¢ cansada de tanta presi¨®n, tal vez no daba m¨¢s. ?Eso fue? ?O lo hizo porque cre¨ªa que no le alcanzaba para ganar debido al sostenido rechazo que la sociedad le manifiesta desde hace muchos a?os? ?Por qu¨¦ cre¨ªa que en estas condiciones una persona de sus caracter¨ªsticas no podr¨ªa gobernar el pa¨ªs, y tal vez nadie pueda hacerlo?
Luego: m¨¢s preguntas ?ganar¨¢n los Fern¨¢ndez? ?ser¨¢ capaz Fern¨¢ndez de transferirle los votos a Fern¨¢ndez? ?Ser¨¢ Fern¨¢ndez t¨ªtere de Fern¨¢ndez? ?Se independizar¨¢ Fern¨¢ndez de Fern¨¢ndez? ?Alguno de los Fern¨¢ndez tirar¨¢ por la ventana al otro? ?Sospechar¨¢ todo el tiempo Fern¨¢ndez que Fern¨¢ndez lo est¨¢ por traicionar? ?Se mimetizar¨¢ Fern¨¢ndez con Fern¨¢ndez de tal manera que todo ser¨¢ lo mismo? ?Ser¨¢n felices y comer¨¢n perdices los Fern¨¢ndez?
En todo caso, esta peque?a historia es un desaf¨ªo para quienes piensan la vida, o la pol¨ªtica, como algo previsible y coherente o para quienes piensan que la obediencia y la lealtad ciega son siempre un buen negocio.
Llegue o no al poder, gobierne bien o no si le tocaba hacerlo, la historia de ¡°un tal Fern¨¢ndez¡±, ya incluye una moraleja muy peque?a, que es el ¨²nico tama?o respetable para una moraleja.
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