Lo que est¨¢ en juego en las negociaciones con Estados Unidos: la dignidad humana
La pol¨ªtica migratoria que M¨¦xico ha puesto en pr¨¢ctica est¨¢ muy lejos de los ideales planteados por L¨®pez Obrador
M¨¦xico siempre ha negociado con Estados Unidos desde una posici¨®n de debilidad por el simple hecho de que depende econ¨®mica y pol¨ªticamente mucho m¨¢s de ese pa¨ªs de lo que el territorio estadounidense depende de M¨¦xico. La amenaza de imponer aranceles para productos mexicanos sin duda es costosa para Washington, como lo han expresado empresarios y legisladores republicanos que se oponen a las medidas de Trump. Sin duda, esto implica un riesgo econ¨®mico mucho mayor para M¨¦xico.
Esta asimetr¨ªa ha determinado hist¨®ricamente la estrategia de M¨¦xico frente a Estados Unidos en el tema migratorio: desvincular la agenda migratoria de otros asuntos prioritarios en la relaci¨®n bilateral, principalmente el tema comercial. Ambos pa¨ªses han aceptado separar estos asuntos para evitar que se contaminen y as¨ª poder avanzar en la integraci¨®n econ¨®mica.
Por encima del nacionalismo en el que se enarbola el discurso de que el l¨ªmite de las negociaciones es la dignidad de M¨¦xico, debe estar la dignidad de las personas
La llegada de Trump al poder ha desestabilizado este acuerdo t¨¢cito al poner sobre la mesa la condici¨®n de que M¨¦xico controle sus fronteras a cambio de mantener el statu quo de la relaci¨®n comercial. Las amenazas de anular el?nuevo tratado comercial norteamericano (T-MEC), renegociarlo bajo t¨¦rminos costosos para M¨¦xico, cerrar la frontera y la imposici¨®n de aranceles, han sido una constante en la estrategia de Trump para presionar a M¨¦xico sobre la expansi¨®n del muro en la frontera norte, el control de la frontera sur y la contenci¨®n de los flujos migratorios desde Centroam¨¦rica.
A diferencia del Gobierno de Enrique Pe?a Nieto, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ha optado por una estrategia de minimizar la confrontaci¨®n. Esto implica concesiones como aceptar que Estados Unidos regrese a M¨¦xico a las personas que esperan una audiencia ante las cortes estadounidenses para determinar el resultado de sus peticiones de asilo. Aunque el ¡°Qu¨¦date en M¨¦xico¡± no es un acuerdo formal, ni llega hasta el extremo de establecer a M¨¦xico de facto como un tercer pa¨ªs seguro, es un intento de apaciguar a Trump y mantener un equilibrio fr¨¢gil en la relaci¨®n.
El anuncio del Plan de Desarrollo con Centroam¨¦rica planteado por la CEPAL y el Gobierno de M¨¦xico claramente tambi¨¦n ha sido parte de la estrategia para aplacar a Trump. Pero ha quedado muy claro que es limitada y que la respuesta a la migraci¨®n no puede estar solo enfocada en un proyecto de desarrollo cuyo financiamiento es incierto (sobre todo sin la participaci¨®n de Estados Unidos) y cuyos resultados solo se ver¨¢n en un par de a?os.
El Gobierno de L¨®pez Obrador no ha planteado un proyecto migratorio integral con la infraestructura necesaria para responder a las necesidades urgentes de las personas que cruzan por el pa¨ªs o solicitan asilo, ni a los mexicanos que enfrentan las consecuencias de las pol¨ªticas de control estadounidense, ya sea dentro de Estados Unidos o como personas retornadas o deportadas en M¨¦xico.
No es congruente presentar una estrategia que ofrece control de fronteras, seguridad, protecci¨®n y acogida a los solicitantes de asilo en M¨¦xico cuando el escaso presupuesto de la Comisi¨®n de Ayuda a Refugiados, se redujo 20%. No es congruente presentar como logro ante Estados Unidos los datos sobre el aumento de detenciones y deportaciones por parte del Gobierno de M¨¦xico en la frontera sur y a la vez prometer una pol¨ªtica ¡°humanista¡± sin que se inviertan los recursos para reformar el Instituto Nacional de Migraci¨®n, combatir la corrupci¨®n de sus autoridades y crear alternativas a la detenci¨®n y a la deportaci¨®n, incluyendo albergues, visas humanitarias y programas de trabajo temporal. Los representantes de estas instituciones ni siquiera son parte del equipo negociador de M¨¦xico en Washington, que va a proponer un acuerdo sobre los temas que les competen. Esto es un reflejo de la falta de coordinaci¨®n interinstitucional y la ausencia de una visi¨®n integral sobre el tema.
Abrumado por la coyuntura, el Gobierno de M¨¦xico tampoco ha puesto el ¨¦nfasis necesario en la protecci¨®n y el fortalecimiento de la participaci¨®n pol¨ªtica de las personas migrantes y sus organizaciones en Estados Unidos. Solo as¨ª podr¨¢n imponer costos pol¨ªticos a Trump y a los legisladores que tienen la capacidad de vetar sus iniciativas.
La pol¨ªtica exterior de M¨¦xico tambi¨¦n ha apostado por un fortalecimiento de los mecanismos multilaterales para compensar su debilidad frente a Estados Unidos. En el escenario internacional, M¨¦xico ha destacado por ser uno de los pa¨ªses m¨¢s activos en la promoci¨®n de acuerdos multilaterales para promover la cooperaci¨®n en temas migratorios, incluyendo los Pactos Mundiales sobre Migraci¨®n y Refugiados firmados el a?o pasado. Sin embargo, en el contexto actual no ha sabido aprovechar estos espacios para crear contrapesos para robustecer su postura frente a Trump o para apoyar sus pol¨ªticas internas (incluyendo la recepci¨®n de personas que necesitan protecci¨®n de ACNUR y los proyectos de desarrollo que se han planteado). Tampoco se han apoyado en aliados dentro del G20 o incluso en Canad¨¢¡ªel tercer socio comercial de la regi¨®n que siempre queda fuera de la discusi¨®n, a pesar de su participaci¨®n en proyectos extractivistas implicados en las causas de la emigraci¨®n y el desplazamiento interno en Centroam¨¦rica y M¨¦xico.?
La realidad de la pol¨ªtica migratoria que M¨¦xico ha puesto en pr¨¢ctica est¨¢ muy lejos de los ideales planteados por L¨®pez Obrador. En gran parte porque sigue respondiendo a la imposible ecuaci¨®n de contener a Trump sin afectar otros intereses.
Por encima del nacionalismo en el que se enarbola el discurso de que el l¨ªmite de las negociaciones es la dignidad de M¨¦xico, debe estar la dignidad de las personas. Una pol¨ªtica migratoria que siga dando prioridad al control migratorio y que est¨¦ determinada por los vaivenes del Gobierno de EE UU, no cumple con este principio b¨¢sico y mantiene a M¨¦xico en esa misma posici¨®n d¨¦bil y aislada desde la cual es imposible negociar acuerdos para la movilidad laboral, la protecci¨®n humanitaria y el desarrollo econ¨®mico.
Alexandra D¨¦lano es profesora asociada de Estudios Globales en The New School de Nueva York.
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