Mal a?o para las buenas intenciones
El Gobierno mexicano tendr¨¢ que hacer un trabajo que no ten¨ªa pensado: convertirse en colaborador obligado de la pol¨ªtica antimigratoria estadounidense
El Gobierno mexicano inici¨® el sexenio con anuncios de altas miras pol¨ªticas. Entre ellos, de forma destacada, la adopci¨®n de un nuevo enfoque ante la corriente migratoria, principalmente centroamericana, que cruza nuestro pa¨ªs con rumbo a Estados Unidos. Se ofreci¨® una postura comprensiva y solidaria. Los antecedentes urg¨ªan a un cambio: la ola de violencia contra los migrantes a lo largo de la presidencia de Enrique Pe?a Nieto dej¨® episodios espeluznantes, como los de San Fernando, Tamaulipas, y tambi¨¦n miles de desaparecidos y una tonelada de reportes de maltratos, violaciones, secuestros, extorsiones... En enero pasado y de visita en Chiapas, la secretaria de Gobernaci¨®n, Olga S¨¢nchez Cordero, asegur¨® que el Gobierno ¡°ha extendido una mano generosa a esta emergencia y ha aceptado el ingreso ordenado, seguro y regular de miles de migrantes¡±. Se prometieron visas y apoyos econ¨®micos y se estableci¨® que la prioridad ser¨ªa la protecci¨®n de los derechos humanos. El gesto significaba una respuesta mesurada pero firme al Gobierno de Donald Trump, siempre obsesionado con criminizalizar a los migrantes. Y promet¨ªa dar una vuelta de tuerca ese racismo y xenofobia tantas veces instigados por las mismas instituciones mexicanas...
Pero la realidad le cay¨® encima al plan: Trump, cabeza visible de la corriente antimigratoria en este lado del mundo, decidi¨® dar un manotazo en la mesa y exigi¨® que el paso fuera cerrado de golpe. Pese a los tratados de libre comercio vigentes entre su pa¨ªs y el nuestro, amag¨® con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas si no se tomaban medidas radicales. Y as¨ª fue como, quiz¨¢ sin gusto pero con mucha prisa, el Gobierno mexicano no encontr¨® m¨¢s remedio que ceder. La ¡°mano generosa¡± se cerr¨®.
El pasado jueves, el canciller Marcelo Ebrard aprovech¨® la conmemoraci¨®n de los 80 a?os del exilio espa?ol en M¨¦xico para hacer una declaraciones que muestran el cambio de rumbo. ¡°El Gobierno decidi¨® empezar un proceso en donde te tienes que registrar, tienes que decir a qu¨¦ vienes y por qu¨¦ vienes; y si quieres atravesar nuestro territorio para llegar a otro pa¨ªs, pues probablemente lo que vas a encontrar es que te vamos a decir 'no queremos que atravieses nuestro territorio', si vas de paso, si tu objetivo es llegar a otro pa¨ªs. ?Por qu¨¦? Porque le vas a crear un problema a nuestro pa¨ªs¡±. El problema, desde luego, tiene nombre y apellido. Donald Trump. La amenaza se contuvo, la semana pasada, con un acuerdo in extremis, pero el problema de fondo sigue. Hay un plazo acordado de 45 d¨ªas para que las medidas de contenci¨®n den resultados¡ O Trump se reserva el derecho de tomar represalias. Una extorsi¨®n en toda regla, vaya. El s¨¢bado, el presidente L¨®pez Obrador quiso quitar hierro a las dur¨ªsimas palabras de Ebrard y pidi¨® a los mexicanos respetar y dar buen trato a los migrantes (y de paso, ¡°a todos los seres del Universo¡±). Pero la buena voluntad ret¨®rica no oculta que su Gobierno tendr¨¢ que hacen un trabajo que no ten¨ªa pensado: convertirse en colaborador obligado de la pol¨ªtica antimigratoria estadounidense.?
Esto representa un reto doble: por un lado, mantener la estabilidad econ¨®mica y eludir las sanciones. Y, para el gobierno, parece que el ¨²nico modo de lograrlo es d¨¢ndole gusto al extorsionador presidente vecino. Pero por otro lado, es evidente que una corriente migratoria no se detiene por decreto. El sur de M¨¦xico es ahora mismo un cuello de botella en el que miles de personas se encuentran atrapadas. ?Habr¨¢ trabajo y apoyo para todas? ?Con qu¨¦ presupuesto? ?O las deportaremos por miles? ?Se combatir¨¢, al fin, a las mafias que abusan de los migrantes? Y, sobre todo: ?qu¨¦ se hace con las buenas intenciones cuando la realidad te convierte en el cadenero que debe cerrar el paso a aquel al que prometiste echar una mano?
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